1-0 y gracias. El resultado con el que terminó el choque entre Málaga y Levante no es en absoluto fiel reflejo de lo que se vio en el campo; un partido soporífero que sólo se animó en la segunda parte y, en parte, por motivos extradeportivos.
Ninguno de los dos equipos se jugaba nada en esta cita, aunque quizá quien menos interés tenía, a priori, fue quien acabó poniendo más. El conjunto granota dependía de sí mismo para acabar la temporada por encima de su archirival, el Valencia, en la clasificación. Sólo tenía que vencer en La Rosaleda ante un Málaga que el único objetivo que se había marcado para el enfrentamiento era el de ofrecer una buena imagen ante su afición en la despedida del curso.
Sin embargo, los dos equipos salieron a pasearse. O esa fue al menos la impresión que dio su juego en la primera mitad del partido, en la que lo más destacable fue el hecho de que nadie se durmiera. La cosa se animó en el segundo tiempo, cuando el Málaga se concienció de su condición de local y comenzó a buscar con más ahínco el gol. También el cambio de Barral por Ángel imprimió a la delantera levantinista una marcha más alta. El conjunto boquerón azuzó más y al final se salió con la suya. Un tanto de Portillo en el minuto 59 fue suficiente para finiquitar un partido en el que al cuadro valenciano le hubieran podido caer más, pero que se olvidará pronto por su falta de emoción.
Las estadísticas no mienten. El Málaga botó hasta 10 córners, mientras que el Levante no tuvo ninguno a lo largo de los 93 minutos disputados, algo sumamente extraño de ver. Once veces tiró a puerta el bloque dirigido por Bernd Schuster cuando los de Joaquín Caparrós no lo hicieron ni una sola vez.
Más trabajo tuvo Keylor Navas, que intervino en 24 ocasiones, evitando diez goles cantados y teniéndose que enfrentar a un penalti en contra, casi al final del encuentro que, por fortuna para él, acabaría fallando Casado. Willy Caballero, por su parte, fue un espectador privilegiado del encuentro, puesto que los de Orriols sólo llegaron dos veces con claridad, aunque ambas acabaron curiosamente en gol, eso sí, anulado. Una por fuera de juego de Ángel, el anotador del primero de los tantos que no subió al marcador, y la otra por falta de Vyntra sobre un defensor en una falta que cabeceó a la red David Navarro.
La riña que provocó un feo gesto de Amrabat, que se puso a hacer toques como si estuviera en el calentamiento, y las expulsiones de Pape Diop y Bernd Schuster añadieron una nota negativa más, por si no había bastante, a un partido insulso y decepcionante sobre todo de cara el nuevo objetivo que esperaba cumplir la afición granota, quedando por delante del Valencia, y que hasta este sábado a medianoche no quedará resuelto.