Amaneció un domingo muy futbolero en Nazaret. El centro de las conversaciones, sin embargo, no giraban entorno a lo que está aconteciendo durante estos días en Brasil. Con todo un planeta poniendo sus ojos en el país sudamericano, en Valencia, un centenar de personas se dirigió al polideportivo del carismático barrio valenciano para presenciar la vuelta de las semifinales de la Copa de la Reina. El resultado de la ida, huérfano de goles, obligaba a escribir un desenlace final sobre el césped levantinista.
Comenzó el choque tal y como lo hizo siete días antes en Leioa: el Athletic tocaba y el Levante esperaba. Sin embargo, los goles amenazaban con subir al marcador desde bien temprano. Una doble ocasión de Murua terminaría encontrando el larguero de la meta de Sandra Paños. Las vascas parecían estar más despiertas, y las valencianas, pese a mantener muy fijas sus líneas, se vieron en apuros en varias ocasiones. Así, tras 124 minutos de eliminatoria sin ver un gol, Nekane estrenó el tanteo, no sin fortuna, pues su remate sólo encontró portería tras golpear en el poste.
Nuevo escenario para las muchachas de Antonio Contreras. Tenían que ser ellas las que reescribiesen el guión de las semifinales. Necesitaban dos tantos para dar la vuelta a la eliminatoria. Lo intentaron, pero Olga García fue una isla en el ataque valenciano. Retuvo fantásticamente el cuero, dando salida a su equipo en multitud de ocasiones, sin embargo, su esfuerzo no encontró recompensa alguna. El juego de bandas del Levante, con Nerea y Sheila como principales puntales, no fue tan decisivo como en ocasiones anteriores.
En la reanudación, Contreras dio entrada a Alharilla y Maria Pérez. Los acontecimientos siguieron el camino iniciado tras el primer tanto visitante. Las granotas se volcaron en busca de un gol que diese esperanza a los reunidos en Nazaret, pero un balón en largo a falta de un cuarto de hora iba a resultar fulminante para todos ellos. Erika recogió un pelotazo y encaró a la guardameta local para dar al traste con cualquier opción del Levante. Las azulgrana no bajaron los brazos, pero el ímpetu se vio considerablemente dañado y ya nada pudieron hacer por conseguir su billete a Ceuta, donde el Athletic Club jugará la final de la Copa de la Reina. Los aficionados rojiblancos que viajaron para animar a las suyas, estallaron de alegría junto a sus jugadoras tras el pitido final de Gil Coscolla.