El empate a uno de la ida le valía al Levante, y se notó desde el principio. Los de Lucas Alcaraz salieron con la tranquilidad de la ligera ventaja cosechada en el Carlos Belmonte y el punto a favor del factor campo. Así, se adivinaba su voluntad por ofrecer una alegría al público local, pero quedaba patente que los azulgrana no iban a especular mientras el resultado se lo permitiese. El Albacete, por su parte, sabía que la eliminatoria aún estaba abierta y por ello se mantuvo firme en su posición, a la espera de su momento.

Dominio levantinista

Tras los minutos de tanteo, se empezó a escenificar el que iba a ser el patrón del primer tiempo. El Levante dominaba por posesión y por extensión en el terreno de juego, pero no en el partido, que estaba equilibrado, puesto que tenía en frente a un Albacete muy serio, con las ideas muy claras y muy bien posicionado. Sólo subió la tensión cuando una incursión de El Zhar por banda derecha, pegado a la línea de fondo, a punto estuvo de convertirse en el primer tanto del encuentro. El franco-marroquí la ponía para Rubén García y éste la estrelló contra el poste izquierdo de la portería defendida por Domínguez.

Estos dos azulgrana, El Zhar y Rubén García, fueron sin duda los jugadores más destacados de los primeros 45 minutos por parte local. Con sus constantes escapadas por la banda y posteriores combinaciones ponían en jaque una y otra vez a la zaga manchega y hacían temblar a la nutrida representación albaceteña que se había desplazado hasta la Grada Visitante de Orriols.

Pasaban los minutos y el Albacete empezaba a salir más; incluso logró asustar en un par de ocasiones tras robar algunos balones. Ese tipo de errores levantinistas eran lo que los de César Sampedro estaban esperando, pero no lograban acercarse con peligro a la meta de Jesús Fernández. Aunque ya no se jugaba tanto en campo de los manchegos, el argumento seguía siendo prácticamente el mismo. Los granota también avisarían un par de veces más y en los minutos finales del primer tiempo ambos equipos buscarían la portería rival con mayor decisión. No obstante, el colegiado señaló el camino de los vestuarios con el resultado inicial.

Giro inesperado

Empezó tocando mucho la pelota el Levante tras la reanudación. Los de Alcaraz movían el esférico de un lado a otro en busca de los mínimos huecos que dejaban los visitantes. Pero el patrón iba a cambiar drásticamente. Retomaron el choque los de Sampedro con ánimos renovados y avisaron un par de veces por banda derecha. Los flancos iban a ser un quebradero de cabeza para los valencianos y a medida que fue avanzando el tiempo flaqueaban por momentos los de Orriols. Parecían estar faltos de ideas y la afición se lo recriminaba. El Alba aprovechó para crear peligro.

Se vino arriba el conjunto blanco, que en el último cuarto de hora puso en serios compromisos a la defensa granota. Edu Ramos disparaba con potencia desde la frontal del área levantinista; el balón iba muy bien dirigido y no entró por poco. A partir de aquí, el Albacete empezó a disputarle el control del partido al Levante, que ya no se encontraba tan a gusto. Los visitantes probarían varias veces más, la más clara del partido saldría de las botas de un jugador de la escuadra blanca. Moutinho, escorado en banda izquierda, chutaba desde tres cuartos; Keko peinaba el balón y éste se estrellaba contra el poste izquierdo de Jesús Fernández.

Sufrido final

Los locales reaccionaban sobre la bocina en una jugada embarullada en la que el toque in extremis de Xumtera golpeó en el pecho del guardameta albaceteño y Barral no llegaba al rebote para probar suerte. Tendría alguna más el Albacete en unos últimos minutos de infarto en los que la afición levantinista empezó a desesperar al ver a los manchegos apretando y a su equipo achicando con dificultades. Se oyeron silbidos. Cuando Iglesias Villanueva dio por finalizada la eliminatoria con el marcador sin estrenar, los futbolistas de un Alba que mereció más salieron ovacionados por el público local; habían caído con dignidad.