En un partido transcendental en las aspiraciones del Alcorcón para salir del descenso, y volver a reencontrarse con una victoria en su estadio tras más de cinco meses sin conseguirlo, los alfareros se enfrentaban al peor rival posible en estos momentos, el líder, el Eibar. Con cuatro partidos consecutivos sin perder ni encajar ni un solo gol, y un equipo muy difícil de superar en todos los aspectos de juego.

En su quinto partido como entrenador del Alcorcón en su vuelta al conjunto madrileño, José Bordalás confiaba en su once tipo para dar la vuelta a la complicada situación que vive el equipo alfarero, en descenso y con un claro problema en su estadio. Con Rubén Sanz y Sergio Mora, la vieja guardia, controlando el centro del campo, y con tres hombres rápidos como Sales, Juli y Martínez por detrás del delantero, Óscar Plano, el técnico amarillo quería plantear un choque muy favorable a los suyos, que debían presionar desde el primer minuto para imponer su juego al de su rival.

El 'Alcor' perdona

Dicho y hecho. Desde el pitido inicial, el encuentro perteneció a un solo equipo, que buscaba con ansiedad hacer rápido el primer tanto para dominar a su antojo a un rival que venía con la vitola de favorito. El dominio alfarero en los primeros quince minutos fue total, con dos ocasiones muy claras para Plano y Sales que se encontraron primero con el lateral de la red, y después con un Xabi que estaba en estado de gracia con cada acercamiento del equipo local.

Los guipuzcoanos querían sacudirse de ese dominio al que estaban siendo sometidos por los locales, y durante diez minutos volvieron a ser ese equipo que manda en la Liga Adelante, con varias internadas por banda y con alguna ocasión que detuvo sin problema Dani Giménez. Sin embargo, la lesión de Morales en una pugna por banda, que obligó a entrar a Mainz en su lugar, pareció dar un bajón físico y moral a los suyos, que cayeron de nuevo en las garras de un Alcorcón que buscaba hacer el primero sin suerte.

A partir del minuto treinta, los alfareros se lanzaron en bloque a buscar el tanto inicial del partido, algo que tuvieron en sus botas en un par de ocasiones, pero que por fortuna y por aciertos del rival no consiguieron. Primero, Camille fallo cuando lo tenía toda a su favor para cruzar el esférico ante la salida tímida de Xabi, y después, el guardameta vasco sacó un mano impresionante tras un despeje en su propia puerta de Albentosa, demostrando unos reflejos felinos y evitando que los locales se marcharán al descanso con ventaja en el luminoso.

Los palos evitan el tanto local

La segunda mitad comenzó de la misma manera que acabaron los cuarenta y cinco primeros minutos, pareciendo que no hubiera habido descanso entre medias. Los locales seguían achuchando y encerrando en su área al Eibar, que sólo buscaba balones en largo para pillar desprevenida a la defensa alfarera. Sales por banda y Juli a la salida de un córner estuvieron a punto de marcar el primero ante un Xabi que se mostraba muy seguro.

Al filo del minuto sesenta, y con el Alcorcón volcado, llegaron las mejores ocasiones para los amarillos, que veían como la fortuna no estaba de su lado en la tarde de hoy, sobre todo en un disparo de Sales un poco escorado que tras cruzar el balón ante la salida del portero, vio como la madera evitaba el tanto local.

El acoso al que estaba sometiendo el Alcorcón al Eibar no conseguía derribar el muro de la portería visitante, que contaba con Xabi Irureta cual cerrojo indestructible en beneficio d elos suyos. La diosa fortuna parecía abandonar una vez más a los jugadores alfareros, enfriando un partido que parecía de claro dominio local.

La suerte abandona la Alcorcón

Los últimos quince minutos del encuentro iban a determinar el vencedor del choque que tras el dominio aplastante que tenía el Alcorcón, llegaba a los instantes decisivos con el choque igualado. Primero avisaba el Eibar con un disparo de Jota lejano que salió desviado por poco y después la madera volvió a escupir un taconazo precioso de Rubén Sanz a la salida de un córner que estuvo a punto de llevar el delirio a las gradas del municipal de Santo domingo.

Espoleados por su afición, los jugadores alfareros  buscaron sin cesar el gol una y otra vez en los instantes finales ante un equipo que daba por bueno la igualdad tras sufrir las acometidas de su rival sin parar. Sin embargo, y como si de una pelicula de miedo se tratará, los aficionados locales veían como una y otra vez el eférico no quería entrar en la portería visitante, incluso viendo como Dani Giménez salvaba a los suyos en el último instante con un paradón que sentenció el empate a cero entre ambos equipos.