El partido comenzó a un ritmo trepidante, con ambos conjuntos muy enchufados y en busca del gol que los colocara por delante en el electrónico. El Lugo dominaba con el balón, y así llegaron las primeras ocasiones mediante centros laterales que nadie acertó a introducir en la portería.

Los armeros, por su parte, establecieron una defensa muy sólida, y sin complicarse con el balón en los pies, buscaban un fútbol práctico y muy rápido que pusiese en jaque a una adelantada defensa rojiblanca.

Arruabarrena tuvo el gol en sus botas

Mediado el primer tiempo llegó la ocasión más clara de todo el encuentro. Un centro raso de Ander Capa dejaba solo al capitán Arruabarrena delante de la portería, pero en una estirada estratosférica, Dani Mallo salvava los muebles gallegos.

Llegábamos así al descanso, con dos equipos que habían planteado una primera mitad muy dinámica, pero sin obtener el premio del gol. El dominador era el Lugo, al que se le estaba notando demasiado la necesidad de volver a la senda victoriosa.

Bajón tras el descanso

Tras el paso por los vestuarios, ambos saltaron al césped agarrotados. Un fútbol sin profundidad fue la tónica general, pues ni los cambios ni el paso de los minutos sacó del letargo a Lugo y Eibar.

Únicamente el colegiado Valdés Aller fue capaz de despertar al público congregado en el Ángel Carro. Una mano flagrante de Raúl Navas en el interior del área no era señalada, y perjudicaba así al cuadro lucense en el terreno arbitral un día más.

A partir de aquí, los armeros se dedicaron a perder tiempo descaradamente. Faltas para cortar el juego y demasiados dolores físicos rompieron el ritmo de un Lugo que acabó atacando a la desesperada, pero no fue capaz de llevarse el partido al saco. 

Se quedan así los de Setién con un punto que sabe a poco, y que aumenta a 6 el número de partidos consecutivos sin conocer la victoria, mientras que los pupilos de Gaizka Garitano sacan un empate de un estadio en el que no es nada sencillo puntuar.