El Mirandés sumó tres puntos que le convierten en equipo de Segunda División un año más. Lo hizo en un campo donde jugaba por segunda vez en su historia, y contra un rival al que no había ganado hasta la fecha. Se trata de un triunfo histórico, que permite a la entidad rojilla sumar su cuarta temporada consecutiva en la categoría de plata, para alegría de los suyos.

En frente, había un Real Zaragoza que se jugaba mucho en el envite. Los maños, tras una temporada muy convulsa extradeportivamente al inicio, y muy complicada en su transcurso, siguen con opciones de poder regresar a Primera División, encaramados con uñas y dientes a la sexta plaza que ocupan, pero son un equipo que sufre cuando les toca llevar la iniciativa de los partidos.

Los futbolistas de Ranko Popovic llevaron el control del partido desde el minuto uno, sabedores de que era el momento de dar un paso al frente y aprovechar los tropiezos de los rivales. Afianzarse en la sexta plaza antes de jugar contra el Valladolid en el Nuevo Zorrilla y contra Las Palmas en casa era importante para unos blanquillos que no tuvieron el día de cara a gol.

El conjunto zaragozano acosó al Mirandés y le embotelló cerca de su área, donde los rojillos se encontraron bien pertrechados y cómodos ante la falta de profundidad aragonesa. Los locales empujaban y apretaban, pero no finalizaban. El Mirandés se sentía encerrado, pero no era el mayor de sus agobios. Menos cuando en el minuto 19 Urko Vera hacía la diferencia en el partido con un remate de cabeza potente en el saque de una falta lejana de Fran Carnicer en su primera oportunidad de gol.

Los maños asumieron la situación con tranquilidad, tratando de seguir en la misma línea de acoso y derribo a los mirandesistas. Borja, en un remate cruzado que solventaron entre Razak y la defensa; y Diego Rico, con un disparo de falta que salió cerca del poste de la meta visitante, pusieron las primeras oportunidades blanquillas. 

Un Zaragoza sin puntería

No fueron sus únicas ocasiones de gol. Ya en la segunda mitad, un disparo desde fuera del área de Albert Dorca y un remate ligeramente alto en una posición muy complicada de Borja dieron los primeros avisos en la reanudación del conjunto local, volcado sobre el marco de Razak Brimah.

Sin embargo, el trabajo que tuvo el ghanés fue poco. La mayoría de disparos eran fáciles de detener o se marchaban desviados de la portería. El Mirandés no tenía que hacer una defensa heróica. Le bastaba con ser inteligente, estar bien colocado, y esperar que la cierta lentitud con la que el equipo local movía la pelota y su falta de profundidad hiciera el resto.

El Zaragoza no tenía fluidez con la pelota, y sus llegadas eran a trompicones. Y cuando lograba pisar área, no era con brillantez la mayoría de las ocasiones. El equipo maño pudo empatar a falta de quince minutos, cuando Javi Álamo controlaba la pelota en la frontal del área pequeña y en una gran situación para el gol, remataba el balón mansamente, facilitando la parada de Razak.

Se le agotaba el tiempo al conjunto de Popovic, que no lograba virar el rumbo del partido con los cambios introducidos. Apenas había noticias en ataque del Mirandés, pero tampoco las necesitaban los rojillos. Hubo una última ocasión mano a mano de Eldin Hadzic, que había entrado nada más empezar la segunda mitad por Galarreta, en la que el bosnio remató mal con la derecha. Razak sacó la pelota con una mano y el rechace terminaría golpeando en un jugador local para acabar saliendo por la línea de fondo.

Finalmente, los tres puntos viajaron a Miranda de Ebro, ganados de una forma paciente, efectiva y con una defensa inteligente, que no permitió grandes ocasiones al equipo local, y las que tuvo el Zaragoza no las aprovechó para ampliar su diferencia en la sexta posición. Miranda de Ebro se viste de plata por cuarto año consecutivo y su equipo alcanza los 50 puntos marcados en rojo.