Es obvio que los entrenadores son quienes manejan toda la información relativa a sus equipos, pues trabajan con ellos durante 5 días cada semana, a veces incluso en dobles sesiones de entrenamiento. Conocen perfectamente el estado físico de cada uno de ellos, su forma de trabajar y lo que pueden aportar técnica y tácticamente al equipo de cara al partido de cada jornada. Carlos Terrazas señalaba hace pocas semanas que: "El trabajo del entrenador a veces tiende a confundirse con el de alineador. La alineación apenas supone el 5% del trabajo semanal de un entrenador", aseveración compartida por algunos colegas del vizcaíno en las últimas fechas. Más importante aún que la alineación es la lectura del partido, interpretar las situaciones que van aconteciendo durante los 90 minutos y la capacidad de respuesta ante ellas buscando siempre la victoria y los 3 puntos en juego. En Los Pajaritos el Mirandés dejó escapar por cuarta vez esta temporada una ventaja de 2 goles para terminar en empate: Mallorca, Oviedo (en Copa del Rey), Ponferradina y Numancia. Es fácil pensar que se han perdido 6 puntos (con ellos los rojillos serían líderes de la Liga Adelante) en lugar de que se han conseguido 3 puntos importantes (salvo en el caso ante el Mallorca por jugarse en casa). Un análisis sereno nos llevaría a tener en cuenta que el Mirandés salió derrotado la temporada anterior tanto en Ponferrada como en Soria, ambos partidos por 1-0 y sin generar apenas ocasiones de gol. Encuentros insulsos en los que el equipo parecía más bien mantenerse vivo pero sin capacidad de reacción tras recibir sendos goles en los últimos minutos. En cambio este curso el Mirandés se lleva 2 puntos de 2 estadios complicados (aparte de la contundente victoria en Elche), que son números seguros de playoff por el ascenso si se ponen en valor asegurando los puntos en Anduva la semana siguiente. Si a ello se añade que el conjunto rojillo sigue siendo el máximo goleador de la categoría, la apuesta tiene sentido.

En el análisis puramente técnico - táctico se reabre en Miranda el debate acerca de la posición innegociable de Terrazas respecto al sistema de juego 1-3-4-3, que no ha modificado ni un solo minuto en 14 jornadas de Liga Adelante y 2 partidos de Copa del Rey. Es ahí donde entra en juego el factor antes mencionado sobre la lectura de los partidos. Pero Terrazas sigue estando totalmente convencido de que la única posibilidad de su equipo para sumar en estos campos es precisamente pecar de ambición. Y tal convencimiento lo refuerza cada semana cuando ve los jugadores suplentes que tienen casi todos los equipos de la categoría. Piensa que más vale tener una buena ventaja disponible cuando los entrenadores rivales se decidan a meterlos en campo y tampoco cree que sacrificar un delantero para reforzar la defensa sea la solución, pues el equipo se echaría atrás y seguramente no sería capaz ni de empatar porque también perdería de esta forma la posibilidad de generar algún contragolpe que mate el partido. Un ejemplo concreto y aplicable: el año pasado el Mirandés iba empatando a cero en Soria, jugando con 2 delanteros (Urko Vera y Pedro Martín) pero sin generar ocasiones. Minuto 64, Espín entra sustituyendo a Pedro. El desastre. A partir de entonces el Numancia tomaría la iniciativa del juego hasta que una falta lateral cometida precisamente por Espín terminó en el 1-0 definitivo obra de Julio Álvarez con un magistral lanzamiento. Vuelta de vacío y con la sensación de no haber generado fútbol suficiente. En esta ocasión Terrazas decidió mantener el esquema a pesar de que Arrasate ponía en juego todo su arsenal pensando que, al igual que en la jugada del 0-2, el equipo encontraría espacios para marcar un tercer gol. Ambos entrenadores se jugaron un órdago ofensivo que terminó en tablas. En el debe del Mirandés obviamente está lo que el propio entrenador señalaba en la previa de este encuentro: "No debemos pretender tener que ganar un partido marcando 4 goles, normalmente con 2 goles fuera de casa suele ser suficiente para traerte los 3 puntos. Tenemos que mejorar nuestro balance defensivo pero sin renunciar a marcar goles".

El Mirandés cierra exactamente el primer tercio de Liga Adelante (14 jornadas) con 21 puntos y por tanto un promedio aritmético de 63 puntos, 4 más que el año pasado y que muy probablemente aseguraría disputar el playoff de ascenso a la Liga BBVA. Y aunque la aritmética no suele ser demasiado aplicable al fútbol, si tenemos en cuenta que los rojillos llevan 10 puntos más que el curso anterior en los mismos partidos ante los "mismos" rivales (asimilando ascendidos y descendidos según su posición obtenida en Primera y Segunda B) y la prolífica capacidad goleadora del equipo, hay motivos más que suficientes para pensar en una gran temporada. Lo más importante ahora, sumar 3 nuevos puntos el próximo domingo (29 de noviembre, 17h, Anduva) en un partido propicio, que no fácil, ante el Nàstic de Tarragona.