El Real Sporting se ha reconciliado con su parroquia al olvidar de la mejor manera posible la derrota del pasado domingo ante el Alavés. Liderado por un Scepovic colosal, autor de los tres tantos de los suyos, el conjunto de Sandoval no firmó un buen partido pero fue certero en los momentos clave, aunque la relajación de los últimos minutos trajo consigo más sustos de los esperados. El 3-2 final fue, al menos, suficiente para llevarse los tres puntos y seguir en el grupo cabecero de la tabla.

5 minutos tardó Scepovic en empezar su recitalEl partido no pudo empezar mejor para los rojiblancos. Su salida en tromba generó pronto la primera ocasión del encuentro, que tuvo el mejor final posible: el gol. El encargado de materializarlo fue el de casi siempre, Stefan Scepovic. El 'pichichi' serbio celebró su reciente convocatoria con la selección serbia cabeceando cruzado, en el segundo palo, un envío medido de Isma López tras una buena combinación de este con Barrera. Scepovic se impuso bien a los dos centrales armeros, y no encontró además demasiada oposición por parte de Irureta, que se batió pronto por el testarazo a contrapié.

Con el empujón del tanto, se esperaba que el Sporting asumiera el mando y tratase de apretar en busca de ampliar la diferencia en el marcador, pero para nada fue así. Contribuyó a ello la paciencia de los de Ander Garitano, que lejos de impacientarse por el resultado adverso mantuvieron la dinámica de contemporizar, bien pertrechados atrás. Cediendo prácticamente al completo la iniciativa a los rojiblancos, continuaron agazapados en torno a su portería esperando para salir al contragolpe.

Disponiendo del esférico casi a su antojo, el Sporting no terminaba de sentirse cómodo. Le costaba sacar la pelota desde atrás, y cuando superaban la medular con el balón controlado los atacantes mostraron demasiada precipitación. Hubo mucho movimiento de posiciones, con Hugo Fraile, Barrera e Isma López muy activos y dinámicos, pero fallones en el momento decisivo, incapaces de encontrar en las zonas peligrosas a Scepovic. Tanto como lo era Garai, desaparecido, de conectar con la línea más adelantada.

El balón merodeaba el área visitante, pero sin que se llegara a crear peligro con claridad. Lo intentaron sobre todo los citados Fraile y Barrera, sobre todo con disparos lejanos, así como un entonado Roberto Canella, que llegaba con asiduidad a posiciones adelantadas pero sin que ninguno de sus centros encontrara rematador.

Y cuando el primer tiempo languidecía, sin que el Sporting hubiera sufrido apenas apuros, llegó el tanto del empate visitante. Apenas faltaba un minuto para el descanso cuando una rápida galopada de Yuri por la izquierda no fue interceptada ni por Isma López, que le seguía de cerca, ni por Lora, confiados quizás en exceso por encontrarse la jugada aún lejos del área. Ante la escasa oposición, el lateral 'armero' tuvo tiempo de poner un centro largo y medido más allá del segundo palo, por donde apareció totalmente solo Capa. Ganándole la espalda a un despistado Canella, se plantó ante Cuéllar que no pudo hacer nada por detener su cabezazo, bien picado, haciendo botar el balón lejos del alcance del meta extremeño. Jarro de agua fría cuando más plácido estaba el encuentro para los intereses de los rojiblancos.

Otro penalti reactivó al Sporting

La segunda parte comenzó sin la esperada reacción de la escuadra rojiblanca. Lejos de ello fue el Eibar quien, espoleado por el empate, se vino arriba en el comienzo del acto final. Lillo y Yuri, muy profundos, lo intentaron con sendos centros, hasta que llegó un grave error de la zaga visitante que marcaría el devenir del encuentro. El propio Yuri agarró livianamente a Alex Barrera en una internada aparentemente sin peligro, y el sportinguista puso de su parte para irse al suelo, decretando Jaime Latre la pena máxima. Scepovic no tembló desde los once metros, clavando el esférico en la escuadra derecha de la portería de Irureta en el minuto 51. Se repetía así la película del último encuentro en casa ante el Deportivo, donde otro penalti ayudó al Sporting a encarrilar un partido muy trabado.

Esta vez adelantarse en el luminoso sentó mejor al Sporting que en la primera mitad, y al fin comenzó a llevar las riendas del partido. Con un Bustos omnipresente en la tarea defensiva, se permitió el lujo de jugar más arriba y vivió sus mejores minutos. Tanto que, apenas siete después de hacer el 2-1, encontró el tercero. Un gran pase de Barrera permitió a Isma López quedarse en una posición franca, desde la que cedió atras para que, quién si no, Scepovic completara su hat-trick y dejara el encuentro visto para sentencia.

El juego directo y la ausencia de control en la medular asustaron al SportingSin embargo, nuevamente el Sporting volvió a transformarse y a mostrar su peor versión. Los cambios del Eibar, que además empezó a buscar un juego más directo especialmente con la salida de Urko Vera, dieron su resultado retrasando a los locales. Pese a ello tuvieron los de Sandoval la sentencia en una contra en los pies de Carmona, pero el canterano culé la cruzó en exceso cuando pudo sentenciar. El error a punto estuvo de costar caro, pues desde ese momento el Eibar protagonizó durante el cuarto de hora final un asedio total. La sustitución de Scepovic, sacando al único jugador capaz de aguantar la pelota y bajar el ritmo, fue decisiva y terminó de acorralar a los suyos, apostados con nervios en torno a su portería.

Así, la cobardía local terminó provocando el gol que recortó distancias. Cuéllar falló por partida doble en un córner botado por Jota, primero al despejar temeroso y después estando lento de reflejos ante el disparo de Urko Vera, que anotó el tanto que acercó a los suyos. Corría el minuto 83 y quedan 7 más el añadido para sufrimiento de los sportinguistas. Tuvo que emplearse a fondo Cuéllar en ese intervalo, despejando un remate en escorzo del propio Urko Vera que estuvo a punto de hacer el gol de la jornada. Y cuando entraba el descuento volvió a tenerla el Eibar, pero Bustos fue clave al cortar un balón peinado en la frontal que hubiera dejado a dos atacantes eibarreses solos ante el meta local.

Finalmente, y pese a que la precipitación de Fraile y Guerrero en dos contraataques que no supieron dormir pudo costar cara, el Sporting sacó los tres puntos con muchos apuros y poco fútbol, encomendado a los destellos de calidad de los cuatro hombres de ataque, comandados por el increíble Scepovic, y perfectamente cubiertos por un Cristian Bustos que se desquitó del mal trago de Mendizorroza firmando su mejor partido con la camiseta rojiblanca. Así, se olvida toda la polémica de la semana con mejor resultado que juego ante un Eibar rocoso que lo intentó hasta el final.