La agonía del Sporting de Gijón no toca a su fin. Tras tres encuentros consecutivos perdidos, los rojiblancos lograron detener la sangría de derrotas pero consiguiendo apenas un discreo empate a cero con el Murcia, que viajó a orillas del Cantábrico a no perder y poco más, y es el equipo que se irá más contento con el marcador final, que a los locales no les sirve absolutamente para nada.

La primera parte fue totalmente para olvidar, de aquellas en las que el espectador termina tentado a preguntar si le devolverán el dinero. Y eso que el Sporting, consciente de la importancia de los puntos en juego, salió presionando más arriba de lo habitual y con la defensa adelantada, pero este planteamiento se pegaba de bruces con los componentes de la sala de máquinas. Optando Sandoval por reforzar la medular, Mandi apenas ofreció nada más que un rosario de faltas -cometidas y recibidas-, con Sergio muy solo y Barrera, como siempre, más adelantado de lo debido.

La ocasión de Barrera, excepción en un primer tiempo patético

Fue precisamente este último, Barrera, quien poco después del minuto diez pudo abrir el marcador tras recibir un pase desde la derecha del 'pichichi' Scepovic, pero tras un buen control y el posterior regate, terminó liándose y pese a tener todo a su favor estrelló un disparo a quemarropa con la zurda en el cuerpo de Casto. Única acción ofensiva a destacar en todo el primer tiempo, que transcurrió entre centros sin rematador, interrupciones y errores de unos y otros por igual.

Más ocasiones en la continuación

La segunda mitad comenzó con otro ritmo, lo cual por otra parte no era nada difícil. Todo cambió a raíz del disparo, en el 51, de Malonga al travesaño, que despertó a los locales. El balón retumbó al pegar en la madera y el sonido del golpeo pronto quedó aplacado por los abucheos generalizados de El Molinón, con los cuales los suyos despertaron. Se vinieron más arriba y empezaron a vivir en campo rival, aunque sin crear peligro.

Sandoval reaccionó pronto con la entrada de Guerrero por Isma y Lekic por Barrera, pitada la sustitución del canterano, y fue el punta serbio quien rozó el gol en la primera que tocó, rematando bien de cabeza pero pillando colocado a un segurísimo Casto. Fue la primera y la más clara de las que vinieron a continuación, con muchas llegadas por banda pero remates tímidos y sin peligro, como los de su compatriota Scepovic y Guerrero, que no encontraron el gol.

El colegiado no vio nada punible en una mano que impidió una clara ocasión de Carmona

También hubo lugar para la polémica, con un gol bien anulado a Lekic por mano al interceptar el despeje desesperado de Casto tras una pésima cesión atrás, y otra mano en el área del Murcia en el minuto 81 que no vio, cuando un defensa pimentonero rebañó un balón a Carmona, lentísimo en el control cuando se encontraba solo frente al portero. Si bien es cierto que el esférico le impacta de rebote a Álex Martínez, que corta primero con el cuerpo, no lo es menos que su movimiento del brazo fue, como mínimo, sospechoso.

Quedaban más de diez minutos por delante, pero poco más se volvió a saber de un Sporting que, con mucha garra y escaso fútbol, fue incapaz de generar más ocasiones, ante una defensa visitante muy adelantada pero seria, con las ideas claras. De hecho, fue el Murcia el único que en el tramo final inquietó la meta rival, en una gran acción de Saúl sobre Lora que terminó con un disparo cruzado en exceso.

Así terminó un encuentro sin demasiada historia, donde primó inicialmente el ímpetu de ambos entrenadores por resguardar sus porterías, sin que la voluntariosa reacción de Sandoval en el segundo tiempo fuese suficiente, apelando demasiado a la gallardía y el balón largo y muy poco al balón.