20 partidos. Ahí dejó el Sporting su marca de imbatibilidad frente a un Betis que demostró tener una pegada digna de Primera división. Los asturianos plantaron cara en todo momento, pero el acierto en los momentos decisivos decantó el encuentro del lado verdiblanco.

El Molinón registró una de las mejores entradas de la temporada, con más de 20.000 localidades ocupadas. Como ya es costumbre, un nutrido grupo de seguidores verdiblancos se dejó ver por el municipal gijonés, haciendo patente una vez más que la relación entre ambas aficiones es óptima.      

Una primera parte de alto voltaje

Tras el breve tanteo inicial los dos equipos dejaron claras sus estrategias. Si bien los andaluces apostaron por madurar las jugadas, buscando huecos y tratando de encontrar a Jorge Molina y Rubén Castro; el Sporting apeló a la solidez defensiva y a los eléctricos contraataques de sus hombres de arriba.

Los primeros en golpear fueron los asturianos. Ceballos, con un flojo pase horizontal en su campo, perdió un esférico que Jony no tardó en convertir en jugada de gol. El cangués, letal cuando tiene espacio para correr, desbordó por la derecha y apuró línea de fondo antes de ofrecer el balón en bandeja a Muñiz, que sólo tuvo que desviar con el pie para poner el 1-0 en el luminoso.

El Betis intentó reponerse del golpe con pausa y buen fútbol. Piccini se mostró incisivo y peligroso por la banda derecha. Varias oportunidades de peligro llevaron su firma, pero una solidaria defensa sportinguista las desvarató. Durante todo el primer tiempo los verdiblancos pisaron el área de Cuéllar haciendo uso de la innegable calidad técnica de sus hombres de arriba, pero las ocasiones más claras llegaron del bando gijonés. Cases y Muñiz estrellaron  dos balones en el palo, el segundo de lejana falta directa que por poco sorprende a un adelantado Adán.

Arreón bético y cambio de guión

La segunda mitad comenzó con un Betis que buscó desde el primer momento la igualada. En el minuto 6, una falta botada por Pacheco desde la derecha fue cabeceada de manera impecable por Bruno, haciendo  inútil la estirada de Cuéllar y suponiendo el empate.

El cansancio se hacía así evidente en los hombres de Abelardo, que desde el inicio habían realizado un desgaste físico notable. Ndi y Cases mantuvieron la cabeza fría tratando de dar criterio a las posesiones sportinguistas, pero el segundo tanto de los béticos llegaría poco después del empate. Después de un córner botado desde la derecha y tras algún rechace, Xavi Torres la empalmó con la izquierda desde fuera del área. El balón cogió efecto y acabó entrando tas golpear en el palo derecho de la portería de un Cuéllar sólo pudo mirar.

El partido se le ponía cuesta arriba a los gijoneses. Pablo Pérez, Jara y Castro entraron en el terreno de juego para intentar aclarar las ideas en la franja de ataque, algo que se consiguió de manera parcial. Se notó una presión renovada, pero todas las intentonas fueron imprecisas, fruto del corazón más que de la cabeza.

Con el paso de los minutos, el Sporting se tiró arriba tirando de orgullo. Pérez y Castro tuvieron las más claras, pero ambos pecaron de ansiedad y no definieron bien ante Adán. Con el partido roto, las grietas en el área sportinguista fueron haciéndose cada vez más evidentes, algo que Rubén Castro y Portillo —ilusionante cesión procedente del Málaga— explotaron sin piedad.

Acabó el Sporting volcado sobre la portería de Adán, algo que la afición agradeció cuando el colegiado dio por finalizado el choque. Esta ovación, que pone fin a una racha de 20 partidos sin perder, mostró la convicción que la parroquia rojiblanca tiene en su equipo. El Betis por su parte se afianza como uno de los candidatos más serios, sino el que más junto a Las Palmas, para ascender de manera directa. Sin embargo, todavía queda una vuelta por disputar y si algo ha demostrado la Liga Adelante es que cualquier cosa puede ocurrir.