Gijón es una ciudad que respira y vive fútbol, que se vuelca con su equipo y lo acompaña allí donde va. Una afición que se niega a que sus jugadores viajen solos, una “Mareona” que clava bandera incluso en los rincones más alejados del Principado, una pasión que poco entiende de festividades o de rachas. Es el Sporting, un sentimiento nómada que hace que cualquier estadio se convierta en un pequeño Molinón.

Por eso no es de extrañar que los casi 430 kilómetros que separan el templo sportinguista de El Sadar desaparezca al oír una gaita de fondo o al ver como un rincón se tiñe de rojiblanco. De los 14.508 espectadores que se reunieron el domingo en el estadio navarro un millar eran sportinguistas. Y es que los gijoneses siguen, jornada tras jornada, apoyando a un equipo con el que se sienten totalmente identificados,  el "Pitu" y los "guajes” han conseguido ilusionar a una afición que ya sueña con un final de temporada redondo.

Con el objetivo fijo de llevar a su equipo en volandas La Mareona no se detiene. De hecho, poco importó que el Osasuna dejará en vilo durante unos días a los aficionados sportinguistas a causa de una promoción local que bien podría haberles dejado sin entradas y por tanto, sin desplazamiento. Pero, por suerte, el Sporting logró acompañar sin problemas a su equipo como viene siendo habitual en casi toda la campaña.

De esta manera los aficionados pudieron animar a su equipo desde el primer minuto hasta el último, reclamando cada acción dudosa, intentado parar entre todos los peligrosos disparos que se colaban en el área de Alberto o sufriendo con cada resbalón de los que, en esta ocasión, vestían de verde. En definitiva, intentado arañar entre todos algo más el punto finalmente conseguido.

Un punto que supo a poco pero con el que se tuvieron que conformarse ese millar de aficionados que ya encuentra al Sporting afincado en la segunda plaza de la Liga Adelante. Esta semana toca que sea El Molinón quien vuelva a recobrar el protagonismo el domingo a las 5 contra el Barcelona B. Otro encuentro para el que se espera una gran entrada.