23 de Agosto de 2014. Soria. Alberto Lora (Móstoles, Madrid, 25 de Marzo de 1987) salta al campo de Los Pajaritos portando el brazalete de capitán del Sporting. Es el comienzo de su sexta temporada en el primer equipo. Al filo de la hora de partido, Sergi Enrich cumple los pronósticos y adelanta al Numancia. Todo parece seguir su curso hasta que 29 minutos más tarde, el toledano Miguel Ángel Guerrero logra el empate. En el descuento, es Juan Muñiz el que, a puerta vacía, remata la faena: 1-2. Tres puntos, estreno perfecto y primera piedra de una casa que nueve meses después se ha convertido en un lujoso edificio. Durante todo este periodo, Lora no se ha bajado del andamio ni una sola vez.

Madrileño de nacimiento, rojiblanco de corazón

El mostoleño, formado en las categorías inferiores del Real Madrid, ha disputado un total de 3099 minutos, partiendo siempre en el equipo inicial y siendo sustituido únicamente en dos ocasiones: Valladolid y, hace un par de semanas, ante el Álaves merced de una dura entrada en la que su tobillo se llevó la peor parte. Atrás quedan aquellos goles en Brunete, su debut como centrocampista ante el Celta de Vigo, en Segunda División, su ascenso a Segunda B ante el Zamudio o su primer partido en la máxima categoría en San Mamés.

Entre tantos recuerdos, no faltará, a buen seguro, aquel partido ante el Almería en el que Preciado decidió colocarle como lateral derecho para contrarrestar la velocidad endiablada de Albert Crusat. ‘La Cobrita’, apodo que se ganó en infantiles al celebrar un gol como el rumano Ilie, comenzó a ganarse un hueco no solo en el once, sino también en el alma de todo el sportinguismo. Buena muestra de ella fue la concesión del Molinón de Plata, trofeo que conceden las peñas al mejor jugador del año, en la temporada 2010/2011. Alegre, cercano y siempre sonriente, tuvo que vivir el lado más amargo de todo deportista: las lesiones. Las fibras se convirtieron en su peor enemigo cuando se encontraba en su mejor momento. Innumerables fantasmas aparecían en cada recaída, pero Lora consiguió ver la luz al final del túnel.

Final mágico a pesar del descenso

Foto: LFP

La discutida llegada de Javier Clemente en el último tramo de la temporada 2011/2012 significó un antes y un después para el polivalente jugador madrileño. El técnico vasco decidió colocarle en una posición que le era familiar, el mediocentro. Con menos de tres meses para el final del campeonato y con el equipo en barrena, Lora asumió el papel de líder y lo ejerció a la perfección. Corría, distribuía, robaba y goleaba. Athletic, Levante y Villarreal, memorable su zurdazo al palo derecho de Diego López, sufrieron en su carnes la calidad y la ambición de un jugador que, a pesar de las circunstancias existentes, se dejó hasta la última gota de sudor por lograr mantener al Sporting en la máxima categoría cuatro años después de su ascenso.

Finalmente, fue la derrota por 2-3 ante el Villarreal en El Molinón la que terminó por dilapidar las esperanzas rojiblancas. Con el pitido final, Lora estalló y un sinfín de lágrimas brotaron de sus ojos a pesar de que compañeros y rivales trataban de consolarle. Era inútil, el daño estaba hecho y Lora se acercaba triste e impotente a la bocana de vestuarios mientras El Molinón coreaba al unísono ‘Lora quédate’. Y es que en ese momento, pocos o ninguno confiaban, viendo su rendimiento y las circunstancias, en la continuidad de un jugador que honestamente merecía optar a cotas mayores o continuar, como mínimo, en la máxima categoría del fútbol, en España o fuera de ella.

Permanencia y renovación hasta 2018

Comenzó la temporada y, para sorpresa de muchos, Alberto continuó en el Sporting. Las lesiones volvieron a aparecer y no le permitieron rendir al máximo de sus posibilidades, como el mismo ha reconocido. Con Sandoval, volvió a hacer buena su polivalencia y alternó la posición de mediocentro con la de lateral. En enero del pasado año, Lora dio un paso más y reforzó aún más su compromiso con el Sporting prolongando su vínculo a orillas del Piles hasta junio de 2018; dejando así en saco roto las informaciones que aseguraban que firmaría por el Getafe.

Temporada inmaculada

A las órdenes de Abelardo, Lora se ha instalado, parece que ya de forma definitiva, en el lateral derecho. El capitán sportinguista ha vuelto a ser ese jugador rápido, rocoso y muy difícil de desbordar. A sus indiscutibles prestaciones defensivas hay que añadirle sus peligrosas incursiones al ataque.

El domingo, a las 17 horas, y por primera vez en la temporada, el capitán se verá obligado a supervisar a su plantilla sin el arnés, en un encuentro en el que compañeros, técnico y afición le echarán mucho, muchísimo, de menos.