Oriol Alsina ya lo dijo al final del partido en zona mixta: "hemos empezado a perder el encuentro en el sorteo de campos". Y tenía razón. La fuerte Tramontana que sopló ayer en Palamós, condicionó el partido. Normalmente el viento o las condiciones climatológicas, afectan igual a los dos equipos y ésto no sirve de excusa, pero en honor a la verdad, hay que decir que ayer el viento sopló a favor del Albacete Balompié. Durante toda la primera mitad, el conjunto manchego jugó con el viento a favor, que favorecía que cada rechace, cada mal control o cada saque del portero, inclinara el campo de manera que incomprensiblemente, el balón fuera casi solo hacia el área del Llagostera.

Ésta circunstancia, la aprovechó muy bien el Albacete, un equipo muy rápido y que bailaba al son que marcaba Keko, imperial ayer. Manejó el ataque de su equipo a su antojo, incluso parecía que manejaba el viento. El conjunto local sólo podía intentar despejar el esférico lo más lejos posible de la meta de René, y cuando lo conseguía, el balón volvía empujado por Eólo.

René, muy bien ayer, como siempre, ya había realizado un par de paradas de mérito en sendas ocasiones claras de los manchegos, cuando en el minuto 22, una serie de paredes entre Keko, Rubén Cruz y la ayuda del viento, propiciaron un fantástico pase al área, que remató César Díaz a bocajarro marcando el primero.

Sólo dos minutos después, Keko se sacó de la chistera un disparo desde la frontal, seco, raso y ajustado al palo. Nada pudo hacer René y el Albacete parecía sentenciar el choque.

Sin embargo, el conjunto local pareció rebelarse ante ésta situación. Con el viento y el factor psicológico en contra, comenzaron a sacar del campo al muy bien colocado Albacete, y comenzaron a achuchar la meta de Dorronsoro. Fruto de éste dominio, llegó el golazo de Enric Pí, desde fuera del área a los 37 minutos. Un disparo violento y muy ajustado también al poste. Sólo quedaba aguantar un póco más para aprovechar la Tramontana en el segundo tiempo.

Los elementos, contra el Llagostera

En la segunda parte, con viento a favor y a toda vela, la UE Llagostera toco a arrebato. Con la entrada de Pitu y Juanjo, se tomaban riesgos defensivos pero con el mensaje de la remontada entre ceja y ceja. Sin embargo, eran mucho más vistosos los rapidísimos contragolpes del equipo visitante, ahora con espacios, que el ímpetu de los locales, a veces con ataques alocados y con mucho corazón. 

Keko tuvo la sentencia definitiva en una de éstas contras al quedarse mano a mano con René, pero su disparo con la pierna menos buena, lo detuvo el meta entre el respiro y alivio de los muy despeinados hinchas del Llagostera.

Poco después y en plena locura de idas y venidas, el colegiado decidió no señalar un clarísimo penalti sobre el ex canterano de Albacete, ahora en Llagostera, Perea. Y poco después, Sergio León remató de cabeza una falta que lanzó Ríos, y que supuso el gol del empate. Lo más difícil ya estaba hecho. remontada conseguida.

Pero las ganas de ganar  a veces son contraproducentes, y más aún, si se pierde la cabeza. Eso le pasó al Llagostera. Con viento a favor, después de remontar un 0-2 y con el Albacete necesitado de puntos, los catalanes no tuvieron la sangre fría necesaria para matar el partido. No huvo calma. No hubo paz. Y así, el más listo de la clase, Keko, le robó el bocadillo en el recreo al Llagostera. Era ya el minuto 84. Ya no tuvieron fuerzas para más los locales, que con todo en su contra, dejaron una imagen de esas épicas. Nunca baja los brazos. Aún sin suerte, volvieron a demostrar por qué han estado 15 partidos invictos y por qué siguen luchando por un sueño que está igual de cerca que al empezar el partido.

Y el Albacete Balompié, virtualmente salvado, pasará a la historia de la Liga Adelante, como el equipo capaz de vencer a los invencibles. Un gran premio, seguramente merecido, que tendrán en parte que agradecer al Dios del Viento y a su buen fútbol.