Fatih Terim: el Napoleón del Bósforo

El factor psicológico es una de las claves en el mundo deportivo y el técnico del Galatasaray, icono en Turquía, disfruta exprimiéndolo a sus jugadores. De su despacho cuelga un retrato de Napoleón, como antesala de sus aspiraciones de conquistar el Bernabéu. Es la figura otomana que representa los éxitos del Galatasaray de finales de los noventa o de la épica que la selección de Turquía firmó en la Eurocopa de 2008.

Fatih Terim: el Napoleón del Bósforo
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Por Víctor Molina Pozo

Lo más increíble de los milagros, es que ocurren. A la máxima que pronunció Gilbert Keith Chesterton, un escritor británico de inicios del siglo XX, se acoge Fatih Terim (septiembre, 1953). Las arengas forman parte del estilo de un entrenador que sangra pasión. No entiende de casualidades, de charlas técnicas al uso. Su método pasa por mezclar el sentimiento que produce el deporte rey con la identidad nacional de Turquía. No es de extrañar cuando una de las primeras cosas que te preguntan en el país del Bósforo es a qué equipo alientas. Existen tres opciones: Fenerbahce, Galatasaray o Besiktas. En función de tu respuesta, recibirás un trato diferente, mejor o peor.

Las arengas forman parte del estilo técnico de Terim. Mezcla el nacionalismo turco con la euforia que desata el fútbol en Turquía

No tiene el arquetipo físico que cualquier europeo se imagina de un turco. De piel bronceadísima destacada por el contraste de su pulcra camisa blanca abierta. Siempre con una sonrisa; perpetuamente feliz. Su rostro desdibuja el gesto cuando la situación lo exige. Terim cambia de registro cuando toca apelar a la épica, una constante en su carrera en los banquillos. Aprieta los dientes, una presión que los propios jugadores intuyen en sus cabezas. “Fatih es un ganador nato. Él es el secreto por el que nunca nos rendimos en un campo”, llegó a afirmar Nihat Kahveci [exjugador de la Real Sociedad y Villarreal] durante la Eurocopa de 2008.

De su persona han nacido millones de leyendas. Quién sabe si reales o ficticias, pero sin duda alguna, casan con la identidad que demuestra sobre el campo. Dicen que en su despacho cuelga un retrato de Napoleón, con motivo de su capacidad de liderazgo, de ganar adeptos a su causa. No es para menos. Fatih Terim es conocido como “El Emperador”. Los que más lo conocen aseguran que idolatra la estrategia militar. No ha nacido con la concepción de librar una batalla para perderla. Mucho menos una guerra.

Terim es único en su país. No hay nadie como él. Es un líder, un icono para los otomanos, un ídolo para la hinchada del Galatasaray. En su segunda etapa como seleccionador turco fue discutido por el alto sueldo que cobraba, cercano a los 66.000 euros mensuales. Aireando soberbia, producto de haber alcanzado las semifinales de la Eurocopa contra Portugal, Terim se concedió una licencia: "Se habla mucho de mi sueldo. Incluso en el Parlamento. ¿Les pregunto yo cuánto cobran? En Turquía hay 550 diputados, pero sólo hay un Fatih Terim”.

Exportó Turquía por Europa

El espíritu de Terim se forjó desde la infancia. Procedente de una familia de origen muy humilde, “El Emperador” desarrolló su carrera profesional como futbolista en el Demirspor Adana. Era el único futbolista que recibía un sueldo, un permiso que el club otorgó a Terim, a escondidas del resto de sus compañeros. Su carácter guerrero tuvo como recompensa el brazalete de capitán. Siempre adelantado al resto de futbolistas. “Animé a mis compañeros antes del partido. Como un capitán debe hacer. Salí el primero corriendo hacia el campo. Miré hacia atrás y no vi a nadie. Era tan rápido y jugaba con tanta excitación que nadie podía seguirme", recuerda Terim de su primer partido como capitán.

Fue la primera persona en exigir a los turcos a romper el hermetismo que existía. Predicó con el ejemplo y emigró a Italia a hacer carrera

Terim llega a forjar una simbiosis entre técnico y jugadores. Es un ejemplo para sus futbolistas, que le toman como referencia, como apóstol de una causa por la que deben dar el todo por el todo. Fue precursor en Turquía. En 1993 alcanzó el banquillo del combinado absoluto, con la única experiencia de haber servido al MKE Ankaragücü, Göztepe y tres años en la sub21 de Turquía. Terim prescindió de la experiencia y optó por la garra y el sacrificio para hacer historia tres años más tarde, al conseguir que Turquía jugase por primera vez una Eurocopa. Una actuación para el olvido, pues no ganó ningún partido ni anotó un gol en los 3 partidos jugados.

Por esta razón, fue la primera persona que instó, casi obligó, a los jugadores turcos a probar fortuna en el extranjero. Quiso romper el hermetismo que había, destruir las barreras, dar a conocer el producto que fraguaba a orillas del Bósforo. Como consecuencia, predicó con el ejemplo. Después de conquistar la Copa de la UEFA en el año 2000 contra el Arsenal, Terim puso rumbo a Italia, para fichar por la AC Fiorentina. Su única temporada en la región de la Toscana fue suficiente para llamar la atención de un Silvio Berlusconi que hablaba maravillas de él incluso antes de anunciar su contratación. "Me gusta su fútbol, su sentido del espectáculo, su valentía", dijo después de recibir cuatro goles de la ‘Viola’.

Su etapa en el AC Milan no fueron días de rosas y vino. Más bien, al contrario. Ni siquiera el beneplácito de haber convertido a la ‘Fiore’ en uno de los equipos más atractivos de Italia fue suficiente para la paciencia de Berlusconi, que tardó nueve jornadas en despedir a Terim, ante el rechazo de la grada rossonera y de un símbolo como Paolo Maldini.

Busca dar guerra

“El Emperador” quiere gobernar. A priori, el Galatasaray apuntaba a ser la Cenicienta del sorteo en la Champions League. Si algo ha demostrado Terim es que a Turquía nunca se la debe dar por muerta. "No hay miedo al Bernabéu. El Real Madrid es el mejor equipo del mundo y le respetamos, pero nosotros hemos hecho cosas que también merecen ser respetadas. Tenemos que confiar en nosotros mismos", declaró Terim antes de aterrizar en Madrid.

Para Fatih Terim, la palabra rendición o sumisión no existe en su vocabulario. “Las horas oscuras vienen justo antes del alba, por eso no nos rendimos”, pronunció por aquel entonces el seleccionador turco cuando obró el milagro en la Eurocopa 2008 contra República Checa. Con un Sneijder irreconocible pero con sed de venganza; con un Drogba al que los años no le conceden una tregua; con un Hamit Altintop con galones y volviéndose a sentir importante y con un Burak Yilmaz, máximo goleador de la actual edición de la Champions League junto a Cristiano Ronaldo, el Galatasaray presenta sus credenciales en los cuartos de final de la mejor competición europea. El ejército de “Napoleón” Terim, a la conquista del Santiago Bernabéu.