Gareth Bale, la leyenda del dragón

En la mitológica Camelot del fútbol, fortaleza buscada incesantemente por Florentino Pérez, el presidente madridista cree haber encontrado a su nuevo Rey Arturo. Por esa razón ha detenido su camino en Gales, donde pretende encontrar Camelot y firmar a Gareth Bale para dar un golpe de efecto en la mesa redonda del fútbol.

Gareth Bale, la leyenda del dragón
Foto: VAVEL
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Por Mariano Jesús Camacho

Desde lejos las historias son leyenda y desde cerca las noticias dibujan efectos futuros de acciones presentes. En lo lejano apreciamos el sabor de lo añejo y en lo cercano descubrimos el olor de lo nuevo, allá a lo lejos llueve ausencia en el olvido y acá en la cercanía de lo inmediato se hace presente la primicia. El pasado nos instruye, el presente construye y el futuro nos espera

Y allá, en la lejanía se fuga la historia abriendo paso a palabras que deslizan sobre hojas en blanco crónicas que constituyen cumbres del presente.  Noticias de tierras cercanas y lejanas que vuelven a situarme en la órbita temporal de una nueva estrella esférica. En esta ocasión en la vertical temporal de un fútbol que en la lejanía encuentra a sus más relevantes leyendas en John Charles, John Toshack, Mark Hughes, Ian Rush y Ryan Giggs. Todos caballeros de la mesa redonda del fútbol galés.

En el caso de Giggs “Dorian Gray” del fútbol, un druida natural de Cardiff que aún esconde en su zurda prodigiosa todo el poder de la magia celta. Un futbolista y una ciudad  para las que las palabras jamás consiguen estar a la altura de su grandeza. Giggs y Cardiff o viceversa, arquitectura de matices neogóticos, eduardianos y victorianos que nos imbuyen en leyendas artúricas y paisajes medievales que resaltan la historia de su pasado tradicional con la modernidad del presente y la ingeniería del futuro. Modernidad e ingeniería -presente y futuro- que en la cercanía del tiempo encuentran en el joven caballero del Dragón Rojo a su máximo exponente de talento. De nombre Gareth Bale, en su pierna izquierda porta la lanza artúrica Ron, con la que desequilibra la justa del fútbol, en su tren inferior la potencia de un caballo llamado Hengroen y en su cabeza la sabiduría de antiguos druidas, pues su escuela fue la de Ryan Giggs Lancelot, su alter ego y “The welsh wizard”.

En la mitológica Camelot del fútbol, fortaleza buscada incesantemente por Florentino Pérez, el presidente madridista cree haber encontrado a su nuevo Rey Arturo. Por ello ha emprendido esta aventura hacia la Leyenda artúrica, nombre colectivo que reciben una serie de leyendas sobre los celtas y la historia legendaria de las Islas Británicas. Y por esa razón ha detenido su camino en Gales, donde pretende encontrar Camelot y dar un golpe de efecto en la mesa redonda del fútbol. Por sus sueños artúricos de grandeza pasa la idea de que en Caerleon o el Castillo de Dinerth, ambos en Gales, podría ubicarse la mítica Camelot. Por tanto de sus murallas legendarias podría haber surgido Gareth Bale, caballero del dragón rojo de Cardiff,  que como el Rey Arturo fue elegido para extraer la mágica espada Excalibur de la roca que atrapa los reinos del fútbol. Pero Camelot que está en todas partes y en ninguna de Inglaterra, la mencionan diferentes poetas desde la edad media y su único gobernante es la leyenda. Y en aquella búsqueda de la leyenda identificamos al ‘Ciclón de Cardiff', uno de esos escasos futbolistas de la actualidad con los que podemos escribir una crónica de matices artúricos.

Matices legendarios de caballeros que vuelan en el aire que besa la alfombra verde de los campos británicos, todos identificados en un joven de noble cuna futbolística llamado Bale. Aquel que en la Eglwys Newydd Primary School de Whitchurch, comenzó sus primeros sueños vinculados al deporte y el fútbol. Su primer equipo el Cardiff Civil Service Football Club, en el que sus primarias carreras construyeron el envidiable futuro de un chico, que manifestó de forma exponencial su poderío físico. En la Whitchurch High School en Cardiff, escuela en la que Gwyn Morris -profesor de educación física que le hizo mejorar jugando a un solo toque sin usar su pierna izquierda- lo calificó como uno de los alumnos menos egoístas, más modestos y con más talento a los que había tenido el placer de formar. Un chico que se desprendía del halago con el clamor de su carrera. Deportista de sobresaliente, con grandes aptitudes para el hockey, el golf, el rugby y el atletismo, pero destinado a ser un gran futbolista.

Mientras su imponente carrera abrumaba, su pierna diestra hacía balance acompañando a una zurda sutil que escribía sonetos sobre la banda. Exponencial talento valorado en alta estima por los técnicos del Southampton, que lo reclutaron para su prolífica academia de talentos de Bath, ciudad ubicada en el condado de Somerset, en el sudoeste de Inglaterra. Enclave geográfico en el que este joven, por entonces considerado como attacking full-back -defensa lateral ofensivo-, completó su formación futbolística y paseó el poder de un gran dragón rojo galés por Inglaterra. Un 17 de abril de 2006, en la victoria 2 a 0 sobre el Milwall en la Championship, el por entonces paje y escudero, aspirante a caballero, se convirtió en el segundo jugador más joven de la historia -tras Theo Walcott- en debutar con los 'saints', tres meses antes de cumplir los diecisiete años. Un mes más tarde hacía su primera aparición con la selección absoluta de Gales, en la victoria 2 a 1 sobre Trinidad y Tobago. Poco después -en octubre de aquel año- comenzó a dejar claro que las palabras de Toshack -que le definió como un futbolista muy especial- estaban cargadas de fundamento. Un lanzamiento de libre directo de su prodigiosa zurda ante Eslovaquia en el Millennium Stadium de Cardiff, le convirtió en el futbolista más joven en anotar un gol con la casaca de la selección del Dragón rojo.

En diciembre de aquel año Bale recibió el Premio Carwyn James, que la BBC galesa otorga al más destacado deportista joven del año. Para entonces Bale ya había mostrado la precocidad de su magnífica zurda, sus precisos golpeos a pelota parada y la velocidad de un tipo de 183 cms que entraba en el túnel del viento en cada arrancada. La energía cinética de una carrera huracanada, trazada por la afilada magia de una pierna izquierda que atravesaba defensas con el poderío de Ron ( lanza del Rey Arturo), aquella con la que comenzó a generar disturbios atmosféricos sobre la línea de cal del estadio St. Mary. Era por tanto solo cuestión de tiempo que su talento le llevara a protagonizar el primer traspaso de su carrera, circunstancia que aconteció en mayo de 2007, cuando el Tottenham Hotspur pagó por el joven jugador galés la cantidad de siete millones de libras -más tres por incentivos-

Debutó en partido oficial con los ‘spurs’ un 26 de agosto de 2007, en el campo del Manchester United y anotó su primer gol unos días más tarde, en el empate a tres ante el Fulham FC. La noble cuna de su zurda le integró prematuramente en la mesa redonda del fútbol británico, en la que los más excelsos caballeros rinden culto a una leyenda. Pero Bale tuvo que trabajar duro para portar la heráldica del dragón rojo en su armadura 'spurs', Gareth experimentó cierto estancamiento hasta que Harry Redknapp se cruzó en su camino. Gary luchaba por un puesto en la zaga, donde lo hacía bien pero sin llegar a la cotas de excelencia con las que se exhibió con posterioridad. Redknapp le encontró la ubicación idónea para explotar al máximo sus cualidades, el astuto técnico consciente de sus aptitudes ofensivas lo adelantó a la posición de winger izquierdo, y aún a sabiendas de que era capaz de cubrir toda su banda, le cubrió las espaldas y liberó su imponente fuerza cinética.

El resto es historia, un dragón rojo volando por la banda de White Hart Lane y Vilas Boas entregándole caballo, lanza, y espada artúrica, al borde de los misterios, libertad en la mediapunta, donde el velo es cada vez más y más delgado para atravesar la armadura defensiva. Combatientes, que ponen en juego honor y victoria ante una leyenda presente y futura, con mucho de pasado, pues en su fútbol se puede intuir el sabor de lo lejano, el de aquellos ‘extremos encaradores’ que pasaron de moda y nos hicieron disfrutar rompiendo zagueros y atravesando corazones sobre el hilo blanco de la cal. Allá donde cuentan que la hierba sagrada de Camelot aparece segada por el arrasador paso de un ‘ciclón galés’, capaz de mandar un centro medido en carrera o irrumpir en el área con la fuerza del viento huracanado y la sutilidad de la brisa.

Por todo ello empiezo a sospechar que lo de su apellido no es fruto de la casualidad, sino más bien del destino. Esta bala galesa tiene el mundo a sus pies y a su espalda la posibilidad de medir su carrera con el Hombre de Vitruvio “Ronaldo”. “El Ciclón de Cardiff”, la mejor representación de lo nuevo, lo cercano, con albores de un fútbol lejano y el enorme reto de suceder a un druida galés llamado Giggs, que convirtió la banda izquierda en escenario de la Tierra del misterio. Esa tierra que Florentino persigue, la Camelot del fútbol, donde ha identificado el sueño inmortal y la leyenda del Caballero del Dragón Rojo. Y como Gales es una de las ubicaciones geográficas posibles para la citada leyenda, cree haber encontrado las llaves de esa mítica ciudad que anda buscando desde que accedió a la presidencia.

No sabemos cuánto vale, ni lo que costará, pero la mesa redonda, Camelot y el reino del fútbol, bien valen su peso en oro. 

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Sobre el autor
Mariano Jesús Camacho
Diez años escribiendo para medios digitales. Documentalista de la desaparecida web Fútbol Factory. Colaboré en la web deportiva italiana Sportvintage. Autor en El Enganche durante casi cuatro años y en el Blog Cartas Esféricas Vavel. Actualmente me puedes leer en el Blog Mariano Jesús Camacho, VAVEL y Olympo Deportivo. Escritor y autor de la novela gráfica ZORN. Escritor y autor del libro Sonetos del Fútbol, el libro Sonetos de Pasión y el libro Paseando por Gades. Simplemente un trovador, un contador de historias y recuerdos que permanecen vivos en el paradójico olvido de la memoria.