El primer duelo oficial entre dos de los conjuntos más grandes de la vieja Europa, Real Madrid y Juventus, tuvo lugar en la temporada 1961/62 y ya fue una clara demostración de la igualdad histórica que existiría entre ambas escuadras a lo largo de la competición. Y es que un duelo entre los dos no ha visto jamás certificarse un empate, saldándose los 14 encuentros que han disputado con 7 triunfos para los blancos y otros 7 para los integrantes de la 'Vecchia Signora'. Una equidad tal que la primera vez que el destino cruzó sus caminos en la búsqueda de la gloria europea -la sexta para el Madrid y la primera para los juventinos- necesitó hasta de tres asaltos para decidirse, rompiendo con el tercer y último partido el sempiterno empate que caracterizaría el trazado entre los dos equipos.

Arranque blanco en Italia

La leyenda histórica que acompañaba al Real Madrid Imperial de los 50 se vio claramente reflejada en las gradas del Estadio Comunale, donde por aquel entonces ejercía la condición de local la Juventus de Turin. Era la primera visita de los Di Stéfano, Puskas, Gento, Pachín y compañía y las 70.000 localidades del estadio se vieron desbordadas, ocupando los asistentes el menor hueco desde el que su privilegiada visión les permitiese atestiguar las galopadas de los caballeros de blanco en pugna con los suyos, un equipo llamado también a escribir algo grande en la máxima competición continental. No era de extrañar, pues, la enorme expectación generada por la visita de un equipo al que las crónicas de la época calificaban como "equipo-máquina" cuando de la Copa de Europa se trataba; o como se lo conocía en territorio 'Juve': Caro Real.

Foto: fir-vst.livejournal.com- Real Madrid 1962
Sobre el tapete del Comunale, las cartas profesban el mismo respesto hacia el rival pero aparcando la admiración en favor de la autoconfianza. Las premisas eran claras en uno y otro bando y pasaban por secar a las estrellas rivales, algo que bordó rozando la perfección el Real Madrid. No hacía presagiar el rumbo que tomaría el partido, el inicio del mismo, cuando ni habiéndose cumplido si quiera el minuto uno, Stacchini remataba un balón con el que se haría el guardameta madridista, Araquistain. La respuesta, sin embargo, llegaría cuatro minutos después en botas de -quién si no-, Alfredo Di Stéfano, que remataba excesivamente alto la que era la primera intentona del conjunto blanco -de azul aquella tarde-. Puskas confirmaba las que serían las credenciales del Real Madrid para hacerse con el dominio del encuentro en un territorio consabidamente complicado. De esta guisa rubricó el equipo entrenado por Miguel Muñoz el dominio de la situación con un cuarto de hora en el que los blancos llevaron la batuta del juego.
El marcaje de Pachín a Sivori fue magistral, anulándole por completo y llegando a desquiciar al argentino Pero Stachini había sido el primero en rematar y también sería el primero en tratar de generar la reacción de los suyos, que sucumbían merced de la superioridad 'merengue'. El disparo del 'bianconero', sin embargo, sólo se convertiría en el prolegómono al bombardeo madridista, que disparó todo y desde todas partes con escasa fortuna. Puskas y Di Stéfano amenazaban con convertirse en las peores pesadillas de Anzolin y para colmo de males, la gran estrella del equipo juventino, Sivori, sucumbía impontente ante al férreo y excelente marcaje que Pachín puso en liza sobre él. Desquiciado terminaría el jugador 'bianconero', asestándole un cabezazo al propio Pachín que hizo temer por que se hubiera roto la mandíbula, algo que finalmente no fue así, para tranquilidad de todos. El papel del jugador madridista fue el más destacado de las crónicas, no ya sólo por su labor anulando a Sivori, sino también por su aportación en otras facetas del juego, llegando incluso a sacar un balón a puerta vacía.
Un remate a falta de tres minutos para que el colegiado señalase el descanso fue lo más parecido a una reacción que la Juve experimentó en los primeros 45 minutos pero el nuevo remate de Stachini acabaría marchándose por encima del travesaño de la portería vikinga. Ocasión que se iba al limbo, como al limbo se iba también la doble falta que Mazzia y Castano cometieron de forma simultánea sobre Di Stéfano en el interior del área transalpina. No lo señaló el colegiado alemán Hertz Dusch y entre las reclamaciones de los blancos, enfilaron los jugadores el túnel de vestuarios.
*Foto de Pachín.

La Juve trató de reaccionar; los blancos golpearon

Si bien la primera parte había exhibido un claro dominio madridista, lo cierto era que las ocasiones no habían sido demasiado claras ni para uno ni para otro. Además, las intentonas de los visitantes no habían dado sus frutos en el marcador y la 'Vecchia Signora' quería trata de aprovechar esa circunstancia en la segunda parte, en cuyos primeros compases pudo verse un juego más igualado, con constantes llegada de un área a otra e idéntica mala fortuna en los metros finales. Hasta que los blancos dieron su particular golpe sobre la mesa para recuperar el dominio de la primera mitad y tratar de darle mayor claridad a las ocasiones de gol, como la que protagonizaría Del Sol para que Charles desbaratase la intentona. Pero no habría más probaturas sin recompensa y en el minuto 24, el hombre-gol del Real Madrid lograba al fin abrir la lata, tras una serie de rechaces entre Del Sol, Puskas y la zaga italiana. El balón le caía al jugador búlgaro del Madrid y este se la cedía a Di Stéfano para que se colase entre los defensores locales y se sacase un chutazo que batía por primera vez a Antolin.

Foto: myglyw.org.uk - Juventus 1961/62
El gol, además, sirvió para animar aún más a un Madrid que, en los momentos más complicados -no hubo demasiados- hizo acopio de una admirable frialdad y tranquilidad, no ya sólo para evitar el peligro 'bianconero', sino también para echarle paciencia a la búsqueda del gol. Desde la sobria línea defensiva, comandada por un Santamaría colosal, pasando por la gran labor del centro del campo, con papel destacado a la cobertura de Pachín sobre Sivori y la aplicada delantera, que no se excedió en florituras y sí en un juego más pragmático y directo el Madrid logró sellar un importantísimo triunfo, cuyo marcador se antojaba corto para lo visto sobre el terreno de juego. Ni los intentos de Mora y Sivori -en las escasas treguas que Pachín le otorgó- le sirvieron a la Juve para evitar la victoria del Madrid, que cerró su gran actuación en el Comunale con el postrero disparo de Del Sol, balón que se perdía por el lateral de la red. 0-1 pero aún quedaban 90 largos minutos para que el Madrid pudiera certificar su pase a las semifinales de la Copa de Europa en el Santiago Bernabéu.

La Juventus se la devuelve al Madrid

La trabajada victoria en Turín había disparado el optimismo en el seno del Real Madrid a pesar de lo ajustado del marcador pero las lesiones que dejó tras de sí el duelo liguero ante el Oviedo condicionaron de forma inevitable el duelo de vuelta ante la Juventus, con la ausncia del que había sido uno de los nombres destacados en el partido de ida, Pachín. Quien sí pudo estar finalmente pese a las dudas fue Del Sol, que sin embargo, sorprendió a todos con su alineación en el centro del campo, acompañando a Antonio Ruiz. La misión que se le encomendó además, fue la nada sencilla tarea de suplir a Pachín como sombra de Sivori. Modificaciones, también, en filas italianas con un planteamiento sorprendentemente ofensivo en un equipo que se lo jugaba todo a una carta: Leoncini retrasó su posición convirtiéndose en el cuarto defensa y del mismo modo, a Mazzia se le otorgó la misión de marcar a Di Stéfano.
No empezó mal el partido para los hombres de Miguel Muñoz, cuya delantera supo moverse cn precisión y criterio, ensalzando ahí las figuras de Puskas y Gento, que hicieron de la banda izquierda un autopista de constante peligro, que sin embargo no logró conectar ningún balón con Félix Ruiz, que falló lo indecible de cara a puerta. La banda diestra, por su parte, se notó algo más coja con excepción de Del Sol, que no obstante parecía más preocupado de ser la sombra de Sivori que de desarrollar su juego. Sin embargo, la labor del soriano no pudo gozar de la misma fortuna que Pachín en tierras transalpinas y el en el minuto 38, Sivori abría la lata en el Bernabéu, igualando la particular balanza de la eliminatoria. Centro de Stacchini, el único que lo había intentado en Italia y el cabezazo de Charles se la dejaba muerta al argentino para que remtase a placer.
El Madrid lo intentó por activa y por pasiva pero no logró contrarrestar el gol de Sivori Los nervios empezaban a planear en el Santiago Bernabéu, lleno hasta la bandera con 100.000 espectadores, una situación que se acentuó con el inicio de la segunda mitad, en la que el juego entró en una fase de locura y dureza permitida por parte del colegiado, que no supo detenerlo. Di Stéfano, Puskas, Gento y Félix Ruiz lo intentaron por activa y por pasiva, buscando ese tanto definitivo que les concediera el ansiado billete a semifinales pero la mala suerte y la solidez defensiva de un equipo volcado en esas lides evitó el tanto 'merengue'. Durante el período de juego bronco, Antonio Ruiz se lesionaba y adelantaba su posición sobre el terreno de juego, haciendo que Di Stéfano retrasase la suya junto a Puskas. El hispano-argentino desarrolló en este tramo del encuentro su mejor fase en la labor de pasador, enviando constantes balones a sus compañeros, al igual que el húngaro.
Por parte de la Juventus, los únicos que lo intentaban de medio campo en adelante eran Sivori y Mora con algunos remates que pusieron a prueba los reflejos de Araquistain con fortuna para el guardameta 'merengue'. Un último disparo de Puskas, que se estrellaba en la cruceta pondría el punto y final al partido y sentenciaba la necesidad de disputar un empate que se llevaría a cabo en el Parc des Princes de París.
*Foto de Omar Sivori.

París vivió el desempate en un duelo de titanes

Por la cabeza de ambos contendientes no pasaba en absoluto la posibilidad de caer en el tercer y definitivo envite. Llegar hasta él con vida y posibilidades había costado demasiado como para renunciar a una parada tan cercana a la gran final como lo es una semifinal. Pero es en estos duelos a vida o muerte cuando los grandes equipos sacan sus mejores armas: la velocidad y resistencia de una sorprendente Juventus ante la experiencia y veteranía del Real Madrid de siempre. Cada uno de ellos hizo valer sus credenciales y sus recursos hasta que las fuerzas, la fortuna o el rival así lo quisieron.
Ya los primeros compases de partido dejaron claro que los cimientos del Parc des Princes iban a temblar de principio a fin en lo que se presumía como una colosal batalla, que vio una pronta recompensa en filas blancas. Una milimétrica jugada de los blancos acababa en Felo, para que de forma suave este enviase el balón al fondo de la malla juventina en el minuto uno de partido. Jarro de agua fría para los italianos, que lejos de achicarse, se aferraron a lo que ya habían logrado antes, empatar en la eliminatoria ante el Madrid. Los transalpinos movieron las fichas de su particular ajedrez y Charles, que había ocupado la línea del medio centro, pasó a una situación más ofensiva con la vanguardia 'bianconera', cubriendo la zona del motor juventno Nicole. Sin embargo, el movimiento que trataba de conferirle un mayor apoyo a Sivori en la búsqueda del necesario gol, acabó derivando en una mayor exposición de Charles para ser marcado.
Pero la Juve era plenamente consciente de la situación en la que se encontraba y de que de pronto, el tiempo se había convertido en su mayor enemigo, así que, trazadas las pinturas de guerra, los Mora, Sivori, Nicole y Stacchini se lanzaron en volandas de un gran dinamismo y resistencia física a por el anhleado empate. Apoyados por el gran trabajo de Leoncini y la solidez de la zaga italiana, la Juventus se hizo dominadora de un amplio período de partido hasta que la recompensa llegó. Era el minuto 35 y Puskas había visto como la línea defensiva rival desbarataba una tras otra sus numerosas intentonas, culminando esta especial pesadilla en un error del húngaro, que acabó derivando en el gol de Sivori, 10 minutos antes del descanso. El tanto, además, dio alas a los 'bianconeros', que llegaron a poner en serios problemas a los blancos; sensaciones negativas en el conjunto de Chamartín que se acentuaban con los dos fallos consecutivos de Del Sol antes del descanso, que a punto estuvo de adelantar de nuevo a los suyos pero que sucumbía, en esta ocasión, ante la mala fortuna.
*Foto: Di Stéfano y Sivori

Y llegó el Madrid de Europa

La eliminatoria encaraba su recta final y el momento de la verdad se aproximaba. La resistencia física de la Juve, cuyo derroche sorprendió a propios y extraños amenazaba con llegar hasta el minuto 90 y aprovechar su superioridad en esa faceta para darle la estocada final al conjunto blanco pero este no estaba por la labor de deshonrar a su particular leyenda y tirando precisamente de la experiencia que esta le había otorgado se bastó el conjunto de Miguel Muñoz para devolver la mejor versión del equipo madridista. Destacado papel de Alfredo Di Stéfano, maestro en estas lides, que como ya sucediera en el segundo partido de la eliminatoria, retrasó su posición, volcándose en su aportación ofensiva y ayudando hasta la extenuación en defensa, línea en la que Santamaría seguía mostrándose imperial. Flanqueaban al veterano zaguero, además, los jóvenes Casado y Felo, cuya actuación fue más que correcta.
El tanto de Del Sol hundió a la Juve; el de Tejada, la sentenció El engranaje 'merengue' empezó a funcionar y con 20 minutos de tiempo transcurrido, los blancos dijeron 'basta' a la sucesión de ocasiones que la Juve seguía generando. En el 21 se producía una falta sobre 'la Saeta' que lanzaría magistralmente Puskas y que desviaría vivamente Del Sol para establecer el 2-1 en el marcador. Nuevo jarro de agua fría para los italianos y, esta vez, con la extenuación física mermando sus fuerzas, la reacción se presumía complicada. Los de Carlo Parola se habían dejado el alma hasta ese momento y de nuevo volvían a verse a remolque de los blancos, que otra vez supieron templar los ánimos y mantener la calma aun cuando la Juve atosigó y amenazó de forma seria la continuidad del Madrid en 'su' competición. Y esto derivó en el derrumbamiento definitivo de la Juventus, que ya no pudo más. Puskas, Di Stéfano y Tejada hurgaron en la herida transalpina y este último les daba el golpe de gracia con el tercer y definitivo tanto de la noche, marcado en el minuto 83 de partido.
Tras 180 minutos de lucha sin tregua, entrega y sacrificio por parte de ambos conjuntos, el Madrid se plantaba en semifinales y las dos escuadras escribían lo que sería su sino en la máxima competición del fútbol europeo: una sempiterna igualdad, un colosal equilibrio que se perpetúa hasta el día de hoy.