"Yo hablo aquí. Yo hablo en el campo". Ese es el mensaje que traslada insistentemente Cristiano Ronaldo cada vez que hace un gol (suceso que acontece con una asiduidad disparatada). Tras esta vehemente reivindicación se esconde la perseverancia del que nunca se da por vencido. Del que quiere seguir creciendo.

Hace mucho que el portugués viene saliendo ganador en su batalla diaria contra sí mismo. La frase "Cristiano Ronaldo está en el mejor momento de su carrera" es un hábito tantas veces repetido, que ha perdido su valor. Su mejor momento siempre está por llegar. Apoyado en esa superación diaria, hace tiempo que el astro dejó atrás aquel chico caprichoso y malencarado. Aquel malabarista que solo jugaba para él y para el videomarcador del estadio de turno. Todo aquello es pasado. En el presente, el de Madeira es futbolista. Con todas las letras. Con mayúsculas. Un fuera de serie empeñado en dejar su nombre en la historia de este deporte. El As de Bastos de la baraja blanca.

Eterno estigma

Pero por más que lo intente, por más que mejore, por más goles que haga y que hará, para muchos, Cristiano sigue siendo el mismo personaje que se han esforzado en crear. Antipático, prepotente e individualista. Despreciado. En cada partido que juega, Ronaldo es grabado por infinidad de cámaras y desde numerosos puntos de vista. Da igual que sea con la pelota en los pies, que acercándose a la banda a beber agua. Todo queda plasmado. Hace ya demasiado que los que buscan su error (tan humano como el de cualquier otro) en cada fotograma, se ven frustrados al terminar su búsqueda videográfica. El As de Bastos ha asumido de forma totalmente natural su liderazgo en el Madrid. Y como tal se comporta. Haciendo diferencias, ayudando, dirigiendo, goleando.

Para muchos, Cristiano sigue siendo el mismo personaje que han creado

Con el Bernabéu totalmente rendido a sus pies, al portugués le queda la asignatura pendiente del resto de estadios. Si bien es cierto que la agresividad inicial (aquella que le llevaba a ser insultado con la misma cantinela por todos los campos de España), el siete madridista sigue siendo blanco de las iras de numerosos aficionados. Una vez más el personaje creado por ciertas corrientes de opinión sigue incrustado en el imaginario colectivo. Odio.

¿Ningunear a Ronaldo? Muy fácil

Hace unas semanas aconteció un suceso ciertamente desagradable. El señor Joseph Blatter, presidente de la FIFA, ofreció una conferencia en la Universidad de Oxford. Tras una buena comida y una larga y espirituosa sobremesa, el máximo mandatario del fútbol institucional, habló sobre Messi y Cristiano Ronaldo. Hasta los grandes dirigentes tienen temas de conversación comunes al del resto de los mortales. Tras alabar constantemente al argentino con valores tan futbolísticos como que es "el buen chico que toda madre y todo padre querrían tener", se arrancó a describir al portugués, denominándole "comandante" y acompañando sus palabras con una supuesta imitación del madridista que se podría tildar como poco edificante (por no profundizar en escabrosos detalles con los muchos calificativos de la lengua castellana). Para seguir, habló sobre el Balón de Oro, comentando entre risas que él no tiene posibilidad de elegir pero que "le encanta ser el jefe de los que votan", en una sugerencia propia de Don Vito en la trilogía de El Padrino.

Aquel incidente se saldó con una de esas disculpas modernas que empiezan por "Nunca quise faltar al respeto. Si alguien se pudo sentir ofendido, etc. etc.". Perfectamente redactada y firmada por el señor Blatter, como uno más de los muchos documentos que firma a diario. La primera respuesta de Cristiano, tan ácida como educada, fue en su cuenta de Facebook. Las siguiente respuesta, devastadora, la sufrió el Sevilla, que recibió tres goles del portugués, en el siguiente partido tras el affaire.

La pregunta es: ¿qué habría pasado si en lugar de Ronaldo, el blanco de los desprecios fuese otro jugador? Más allá de una carta institucional del Real Madrid y el apoyo de sus aficionados, nadie en el fútbol español puso el grito en el cielo ante la actitud de Blatter. Se dijo que no era para tanto, incluso se tomó el asunto a broma. Todo es más fácil cuando se trata de Cristiano.

Fútbol de despachos

Tratándose de la FIFA, poco o nada sorprende ya. Señores trajeados, muchos de ellos que nunca se han calzado unas botas (empezando por el presidente), que no saben lo que es hacer una cobertura a un compañero, o celebrar con tu equipo un gol. Caballeros que no conocen el fútbol, dirigen el fútbol Señores que responden a los valores de solidaridad, trabajo en equipo y esfuerzo que fomenta el juego, con jugosos contratos y pingües beneficios en todos los torneos y eventos que organizan, así como con copiosas comidas (como la que disfrutó el señor Blatter en Oxford) junto a unos nada desdeñables honorarios cobrados por cada conferencia.

Sí. Caballeros que no conocen el fútbol, deciden sobre el fútbol: "Nosotros luchábamos a 40º en el césped, mientras ellos comían caviar y bebían champán en sus palcos con aire acondicionado". De esta forma explicaba Diego Armando Maradona lo que ocurrió en el Mundial de México 86, con partidos a las cuatro de la tarde.

El Balón de Oro (de la FIFA)

Mientras tanto, Ronaldo ha seguido a lo suyo. Pichichi en Liga y Champions con 16 y ocho tantos respectivamente. Tras superar a mitos como Butragueño o Hugo Sánchez, los 226 goles del As de Bastos solo tienen por delante a Puskas, Santillana, Di Stéfano y Raúl, como máximos realizadores de la historia del club. Leyendas. El portugués está completando un año con uno números devastadores (62 dianas) y, sobre todo, con una capacidad de ser decisivo sin comparación.

¿Donde está el techo de Cristiano Ronaldo?

¿Como se puede medir un premio individual en un juego colectivo? Goles, asistencias y victorias parecen un baremo. La capacidad de hacer diferencias debe ser otro. Cristiano Ronaldo ha demostrado ser el jugador más decisivo del mundo. Del que más depende su equipo. Sin embargo, a poco menos de dos meses para la entrega del Balón de Oro de la FIFA (que así se llama desde que fusionaran el galardón tradicional con el FIFA World Player), la sensación general es que el portugués podría volver a irse de vacío de la gala. Valorando conceptos como el rendimiento o la capacidad de desequilibrio, el madridista parece el gran favorito. No obstante, otras facetas tan importantes para el desarrollo del juego como ser simpático, ser humilde, tener valores o ser buen chico, son los que lastran al siete para la consecución de su segundo título del mejor jugador del mundo.

Para alguien tan ganador como Cristiano, alzar la pelota dorada será sin duda una gran satisfacción. Sin embargo, el portugués no transmite obsesión, ni siquiera necesidad, de ser valorado por la FIFA. Su proceso de crecimiento parece haberle llevado a estar por encima del asunto. Su verdadero premio está lejos de los despachos, sobre el verde. Cada partido que disputa es su final de Copa del Mundo particular. Cada gol, cada victoria y cada esfuerzo con los que se supera a diario, son sus balones de oro, recibidos con la enorme alegría del que disfruta al máximo del fútbol como juego y no como negocio.