El máster de Illarramendi

Su llegada el pasado verano levantó mucha expectación. De titular indiscutible con la Real Sociedad y con la selección sub-21, a ser cambio habitual en el Madrid de Ancelotti. Los papeles han cambiado. Un largo proceso envuelve el fichaje del canterano realista, un proceso necesario para conseguir un objetivo claro, ser el relevo del maestro Xabi Alonso.

El máster de Illarramendi
Rueda de Prensa de la Presentación de Illarramendi como jugador del Real Madrid | Foto: Dani Mullor - VAVEL.com
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Por Víctor Rabanal

Fichaje de relumbrón dentro de la españolización que se ha llevado a cabo este verano desde las oficinas del Santiago Bernabéu. Su precio pesa. Los 40 millones de euros que Florentino Pérez pagó por el de Mutriku ponen nervioso a cualquiera y más al protagonista de esta historia. Tras unas ‘prácticas’ realizadas con nota en la Real Sociedad y tras convertirse en uno de los puntales y piezas imprescindibles de la selección sub-21 campeona de Europa, toca pasar al siguiente nivel. Para ello Asier necesita prepararse, éste es el máster de Illarramendi.

El parche de Carletto

Su rol ha cambiado, su importancia ya no es la que era. La competencia en este club es voraz y más en un centro del campo con inquilinos inesperados (véase al Fideo). En la búsqueda de Ancelotti por encontrar el perfecto “equilibrio”, la obsesión del italiano, el Real Madrid ha pasado por varios esquemas diferentes donde se han ido acoplando multitud de futbolistas.

El ‘árbol de Navidad’ no funcionó, tampoco un 4-4-2 utilizado con asiduidad en el PSG. La opción que quedaba era la de volver a una vieja costumbre, el 4-2-3-1. Sin Xabi Alonso (aún en el dique seco) la pareja fija del centro del campo era el hoy lesionado Sami Khedira y la incombustible cabellera croata, Luka Modric.

Illarramendi nunca se presentó como un titular indiscutible, pero sí como una solución perfecta a la hora de ofrecer descanso a cualquiera de estos dos futbolistas y como solución provisional a la ausencia del ‘14’ blanco. Un hombre con pausa y criterio a la hora de distribuir, con una visión distinta al resto. Cada participación del ex – realista trasmitía un aroma agradable, suave, exquisito, sólo apto para paladares finos, aunque lo bueno si es breve, dos veces bueno dicen. De ahí que Carlo permitiese que la parroquia blanca saborease en contadas ocasiones este vino joven.

La solución al ‘dilema de Ancelotti’ apareció, fue la que menos se esperaba. Un esquema que a priori favorece que un equipo como el Real Madrid se parta en dos a las primeras de cambio, el 4-3-3. Alonso estaba de vuelta, Khedira le dabarelevo en la enfermería. Isco salía del once, la figura del enganche desaparecía. Di María pasaba al centro del campo (como ya hemos dicho) e Illarra seguía en el banco. ‘¿Error en el fichaje?’ pensarían algunos. Para nada.

Adaptarse o morir

Es un calco ‘made in Zubieta’ del gran Xabi Alonso, características tremendamente similares. Un grandísimo trato de balón, excepcional pase en corto capaz de romper varias líneas o zonas de presión, extraordinario sentido táctico, solidaridad. Es un diamante en bruto que aún necesita pulir el trabajo y la agresividad defensiva y el pase en largo, aunque eso es marca registrada por el tolosarra con quien además de compartir cualidades comparte demarcación. En plena búsqueda del ‘cáliz del buen juego’ (cómo así le acabo de bautizar) jugó como compañero de Alonso o Luka Modric en aquel olvidado 4-2-3-1.

Pero este 4-3-3 le dejaba fuera, para jugar Illarra comprendió que debía diversificar sus funciones para así tener más opciones de entrar en el once y poder gozar de una mayor cantidad de minutos, que al final es lo que cuenta en este máster.

Tenía un duro hueso por delante, la reconversión, ¿reconversión a qué? A interior. Esta mutación, inesperada por una parte y necesaria por otra, era la principal y fundamental en el máster de Illarramendi. La más difícil de este primer cuatrimestre y se ha adaptado a la perfección. Su rol permanece, sigue siendo el jugador usado para dar descanso a Modric o a Alonso, e incluso a Di María.

El técnico madridista busca un centro del campo que libere de presión a los de arriba, con la entrada de Di María, la solidez de Alonso y el todoterreno en el que se ha convertido Luka Modric lo ha encontrado. Illarramendi ahora debe adaptarse a lo que el equipo necesite en cada momento y en función del futbolista por el que entre y a quienes acompañe. Un duro aprendizaje con el objetivo de formar un futbolista más completo para el futuro, nada de cerrarse en banda. Ha asimilado el mensaje y sus actuaciones lo han demostrado.

Rodaje en 'altos vuelos'

Este primer año de madridista supone un auténtico máster, la primera parte está casi completada. Su evolución como futbolista se está produciendo y a la vez el aprendizaje al lado de su maestro. Illarra debe asumir que está llamado a ser su sucesor, por ello se ha pagado lo que se ha pagado. Intentando además encontrar incluso una versión mejorada capaz de ofrecer diferentes situaciones y ocupar distintas demarcaciones si el encuentro o las necesidades del equipo lo merecen.

En una segunda parte veríamos el rodaje, la inmersión en el auténtico mercado laboral. Probarse y responder en situaciones de máxima exigencia. Y febrero es sinónimo de esto que decimos. El segundo cuatrimestre comienza ahora, es el momento de la verdad y la hora en la que sin abandonar su papel, el de Mutriku debe asumir responsabilidades cuando se le exija y comenzar a forjarse como el futbolista que debe ser.

Es un gran alumno, un gran fichaje y una gran enseñanza la que está recibiendo. Paciencia, que la pinta es muy buena.