La perspectiva de la Final de Copa y la posibilidad de que las molestias de Cristiano Ronaldo le impidan jugar dicho encuentro preocupan al cuerpo técnico blanco. En el choque de ida, el luso se tumbó en el suelo, pidiendo el cambio, a raíz de los dolores que sentía en su rodilla, y que le impedían desenvolverse con comodidad sobre el césped.
Se le recetó descanso, como único remedio conocido por los galenos del Real Madrid para que el tendón rotuliano le dejase de molestar, y se quedó en Madrid mientras que sus compañeros viajaban a San Sebastián. El portugués, en cambio, sí que formó parte de la expedición hacia Dortmund, y saltó al verde del Signal Iduna Park para completar la primera y única sesión que su equipo habría de tener en el feudo germano.
Apenas habían transcurrido unos minutos desde el inicio cuando en un giro algo brusco Ronaldo notó que las cosas no marchaban bien. En ese momento, y por precaución, el de Madeira enfiló el camino a vestuarios y abandonó el entrenamiento. Ya en la sala de prensa, Carlo Ancelotti había asegurado que el portugués sólo saldría a jugar "si se encontraba al 100%", apelando a una prueba anterior al encuentro para conocer la disponibilidad del luso para el choque.
Por su parte, el resto de compañeros de Cristiano completó la sesión que el técnico italiano había diseñado para el resto de jugadores de campo convocados, que realizaron ejercicios en los que el balón fue el protagonista. De otro lado, y a las órdenes de Villiam Vecchi, los tres cancerberos se ejercitaron de forma específica.
Habrá que esperar hasta las horas previas al encuentro para conocer si finalmente Cristiano es de la partida, empieza el encuentro desde el banquillo, o por el contrario, sus molestias le obligan a ver a sus compañeros desde la grada.