Salió Ancelotti con el mejor equipo que tenía, con los jugadores de mayor calidad, los más ofensivos, los más determinantes, y la jugada le salió bien, pues esos jugones brillaron con balón, pero también sin él. A pesar de comentar previamente que sin Ronaldo no cambiaría el esquema, los blancos cambiaron el 4-3-3 por el 4-4-2. Un esquema similar al del Atlético, y un planteamiento parecido en algunos aspectos. El Madrid combinó fases de apretar arriba con algunas en las que replegaba nada más perder, y también con una presión mixta, presionando tras pérdida y replegando cuando el Barça superaba la línea de presión. Modric y Xabi se bastaron para sujetar al equipo, eso sí, ayudados por los dos jugadores de banda: Isco y Di María. Arriba, con mucha libertad de movimientos y poca exigencia defensiva, Ancelotti puso a Bale y Benzema. Ambos se complementaron muy bien y fueron una pesadilla para la defensa culé.

Ancelotti acierta cambiando el 4-3-3 por el 4-4-2

Gran planteamiento de Ancelotti que cambió con acierto el esquema

El Madrid se había asentado, tras muchos cambios, en torno a un 4-3-3 que parecía a medida de los jugadores merengues. Sin embargo, ante el Barça, Ancelotti optó por modificarlo y disponer a sus jugadores con dos líneas de cuatro y dos delanteros. El plan fue buen, y salió bien. Xabi y Modric encontraban siempre ayudas tanto en ataque como en defensa. La línea de cuatro del medio campo basculaba ante la circulación culé y el Madrid pocas veces tuvo inferioridad en la zona central. En ataque Xabi bajaba a recibir y encontraba el apoyo de un inseparable, Luka Modric. Al otro lado y alejándose de la banda aparecía Isco, que estuvo fantástico entre líneas y dando apoyos para mantener la posesión. Di María, menos asociativo que el malagueño, también aparecía entre líneas, pero buscaba más verticalidad .Si los cuatro centrocampistas brillaron, los dos delanteros no se quedaron atrás. Pese a no trabajar mucho defensivamente, siempre fueron una solución cuando sus compañeros tenían el balón. Benzema abandonaba la delantera para bajar a recibir, moviéndose por la zona del mediapunta. Bale, por el contrario, buscaba el desmarque a banda, o desde la banda hacia el centro, siempre vertical y esperando un pase que le pusiera en ventaja.

El 4-4-2 se mantenía en defensa, pero se desdibujaba un poco en ataque

Con balón, el Madrid tenía libertad de movimientos; sin él, dos líneas de cuatro juntas

Cuando el Barça tenía el balón ser veían muy claramente dos línea de cuatro por delante de Casillas y dos hombres más adelantados. Sin embargo, cuando el conjunto blanco estaba en posesión del balón había más libertad de movimientos y dos tipos de jugadores. Por un lado estaban los que buscaban la verticalidad, recibir el pase en carrera y encarar el marco contrario. Estos eran Bale y Di María. Por otro lado Isco y Benzema eran la pausa, pero la pausa “mentirosa”. En muchas ocasiones el francés o el malagueño parecía que iban a dormir el balón en sus botas, cuando de pronto lanzaban precisos pases a Di María o Bale. Isco y Benzema, realizaban desmarques en apoyo, buscándose el uno al otro a la vez que dejaban rivales atrás, buscando el momento justo para lanzar hacia los dos cohetes.

Muy buena sincronización entre la presión y el repliegue

El Madrid presionó muy bien en la primera parte tras perder el balón

El Madrid salió al partido como si de una final se tratase. Quizás ella estuviera en juego y los blancos comenzaron el partido con actitud e intensidad. Los primeros minutos (hasta el gol prácticamente) los blancos estuvieron mejor. Tuvieron mucho el balón, lo movieron con criterio y velocidad y superaron a los hombres del Tata. Cuando perdían el balón apretaban, tratando de recuperarlo rápidamente y volver a iniciar otra jugada de ataque. Si no lo lograban la presión continuaba, replegando solo en algunas ocasiones. Xabi y Modric hicieron un gran trabajo sobre Cesc y Xavi, Benzema o Bale sobre Busquets y los hombres de banda sobre los laterales. Así, Ancelotti consiguió que el Barça tuviera dificultades en el inicio de sus jugadas.

Tras el gol el Madrid cambió un poco el chip. La presión tras pérdida continuaba, aunque se hacía a menos intensidad y con menos hombres. Una vez que el equipo culé superaba esa presión, los jugadores blancos replegaban, juntaban líneas y se limitaban a bascular y tapar huecos, aumentando la intensidad en la zona donde estaba el balón tratando de recuperar y salir rápido. 

Modric, Xabi, Isco y Di María bailan al mismo compás

Xabi fue el faro; Modric, su primer apoyo y los interiores, el penúltimo escalón

Como un engranaje con movimientos perfectos, así se movieron los cuatro centrocampistas que puso Ancelotti sobre Mestalla. Brillantes en defensa donde corrieron, bascularon, hicieron ayudas y se dejaron la piel y con libertad en ataque. Cuando el Madrid tenía el balón Xabi siempre era el primero en tener o en ir a buscarlo, dando continuamente líneas de pase, sobre todo como faro del equipo. Modric se soltaba un poco del doble pivote y buscaba recibir, si era posible, unos metros por delante del tolosarra, salvando así una línea rival.  Los dos jugadores de banda y Benzema se escalonaban con Alonso y Luka buscando superar otra línea adversaria más, intentando recibir detrás de Busquets y por delante de los centrales. Los movimientos hacia dentro de Isco y Di María permitían a Carvajal y Coentrao dar amplitud al campo.

Buena defensa, robo, verticalidad y gol

En las posesiones largas del Barça el Madrid replegaba, con las dos líneas de cuatro juntos y con Bale y Benzema un poco más sueltos. En una de esas posesiones, el conjunto de Martino circulaba y el Madrid basculaba. El balón cayó a la banda izquierda, ahí Isco recuperó el balón, esta vez era Bale el que estaba por el centro, que recibió. Mientras Benzema ocupaba el carril izquierdo y Di María salía como un galgo por el derecho. La jugada, la contra, fue perfecta. Bale recibió de Isco, abrió a Benzema y este a Di María, que gana en velocidad a Jordi Alba y bate a Pinto. Jugada muy rápida, contraataque perfecto. Intervienen cuatro jugadores, se ocupan los tres carriles (los dos laterales y el central) y se lleva el balón hacia la portería contrario en el menor número de toques posibles, en este caso solo tres, todos al primer toque hacen que Di María se plante solo ante el portero cuando solo unos segundos antes el Barça tenía el balón.

La espalda de Alves, autopista hacia Pinto

El Madrid hizo mucho daño al Barça por la banda de Dani Alves

La pizarra de Ancelotti tenía un punto señalado en rojo. No era una de las virtudes del Barça, sino un defecto. El técnico italiano sabía que la banda derecha del conjunto azulgrana era débil. En el reciente partido de liga el Madrid hizo mucho daño por ese costado, y en la final de Copa volvió a repetir ataques por ahí. La debilidad de esa banda reside en el bajo nivel defensivo de Alves, sumado  a que le cuesta mucho recuperar la posición tras subir. También hay que añadir que Neymar, extremo derecho, no ayuda ni hace coberturas y que Xavi, interior de ese lado, no colabora en tareas defensivas. La banda derecha se convirtió en una zona muy apetitosa para atacar por el conjunto blanco. Ahí cayó mucho Bale y destrozó al Barça. También hizo daño Coentrao, no subiendo, pero sí creando superioridades junto con Isco y la movilidad de los dos delanteros.