El tercer tiempo. Presión arriba, velocidad y trabajo en equipo y a Lisboa

Ganó, barrió y goleó el Madrid al Bayern. Los hombres de Ancelotti jugaron un gran partido y sellaron su pase a la final de la Champions de forma contundente. El técnico italiano sorprendió a Guardiola con su planteamiento, que no supo reaccionar ni meter a los suyos en el partido. Dos goles de Ramos y dos de Ronaldo llevan al conjunto blanco a Lisboa. Partidazo del Madrid como colectivo, en el que destacaron Ramos, Pepe, Modric y Xabi.

El tercer tiempo. Presión arriba, velocidad y trabajo en equipo y a Lisboa
Jaime del Campo (Fotomontaje: Jaime del Campo).
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Por Rafael Peinado

Ancelotti, con todo su plantel disponible, sacó todo su arsenal, el mejor equipo posible para intentar llegar a una final 12 años después, incluyendo a sus tres delanteros. El italiano mantuvo el 4-4-2 que tan buen resultado le dio en la final de Copa y en la ida ante el conjunto bávaro. La única variación con respecto a la ida fue la inclusión de Bale en banda, en detrimento de Isco, cambio que se trasladó también a Di María, que se cambió de banda con respecto al partido de ida, dejando a Bale la derecha.

Guardiola, aleccionado en la ida, cambió algunas piezas para el envite de Múnich. Lahm volvió al lateral derecho para defender a Ronaldo y para sumar un efectivo más efectivo, valga la redundancia, en ataque. También metió de inicio a Muller, detrás de Mandzukic, para atacar las espaldas de Xabi y Modric.

Presión arriba para evitar la salida de balón del Bayern

Ancelotti sorprendió a Guardiola con su planteamiento

Se preveía un inicio de partido similar al de la ida, o al menos eso esperaba Guardiola, que ya contaba con el apoyo de la grada antes del pitido inicial. Pero Ancelotti, mejor “pizarrista” de lo que puede parecer, también había estudiado al Bayern, quizás más que Pep al Madrid. Los jugadores blancos salieron apretando muy arriba, no una presión asfixiante ni con muchos hombres, pero sí con los suficientes para incomodar la salida en corto del Bayern. Ronaldo y Benzema, los dos delanteros, tapaban a centrales y laterales. A ellos se sumaba un extremo y Modric, que se soltaba de la mano de Xabi para ir en busca de Kroos, que se acercaba a los centrales para recibir. Así el Madrid impidió que los bávaros tuvieran una circulación amena tanto en campo propio como en el blanco. Primer asalto, primera batalla ganada por Ancelotti.

Presión inicial superada: repliegue con 4-4-2

El Madrid apretó arriba, pero replegaba cuando su primera línea era superada

Ancelotti intentó que el Bayern no dominara el partido mediante la posesión, para poco a poco llegar al área de Casillas. El italiano sabía cómo hacerle daño al conjunto alemán: dificultando su circulación de balón presionando la salida. El 4-4-2 que se dibujaba en la pizarra se deshacía cuando Carletto ordenaba que varios de sus hombres se salieran de caza, para volver a quedar perfectamente diseñado cuando esa presión era superada, replegando y juntando a sus hombres en esas dos líneas de cuatro, cuyas basculaciones, ayudas, coberturas y trabajo en equipo hicieron que el Bayern no creara ni una sola ocasión de peligro.

El Bayern pasa la presión, sube filas y se queda muy expuesto

Cuando el Madrid robaba encontraba mucho espacio para correr

La siguiente secuencia se repitió varias veces: el Madrid presiona arriba tratando de incomodar la salida de balón del Bayern. Los blancos presionan con pocos hombres y la superioridad alemana en esa zona de creación hace que superen esa primera línea blanca. Tras esto, el Madrid repliega y se dibuja con un 4-4-2, con las dos líneas de cuatro muy juntas y los dos delanteros más descolgados. El Bayern tiene el balón en zona ofensiva y lo tiene porque sube a muchos hombres y logra superioridad en la zona central. Cuando pierde el balón, presiona rápidamente, incomodando mucho la salida del Madrid, pero cuando esa primera línea de presión es superada, los hombres de Ancelotti tienen mucho espacio para correr y dos perfiles de futbolistas perfectos ante esa situación: velocistas y lanzadores. Bale, Ronaldo y Di María integran el primer grupo, Modric y Xabi principalmente el segundo y Benzema hace de todo, y todo bien.

4-4-2 como sistema, solidaridad y trabajo en equipo como modelo

Ayudas, coberturas, apoyos....el Madrid fue un equipo

Había dudas en torno a si Bale iba a repetir la brillante actuación de Isco en el partido de vuelta. El malagueño aprovechó los problemas físicos del galés para salir de inicio, tal y como ya hizo ante el Barça en la final de Copa. El andaluz cuajó un gran partido, tanto en ataque como en defensa, donde no paró de ayudar a Coentrao y donde se fajó en una faceta a la que no estaba acostumbrado. Bale repitió despliegue físico y terminó el partido con seis balones recuperados. Echó una mano a Carvajal en defensa y ayudó en la presión blanca sobre la salida rival. A él hay que sumar el partido de Modric y Xabi, más que partido, partidazo. Ambos forman la mejor pareja de mediocentros de la actualidad. Su trabajo para el equipo ha sido brutal en toda la eliminatoria. Xabi se pega a los centrales, ligeramente escorado a la izquierda para de esa manera echar una mano a Coentrao y su duelo con Robben, pues el holandés tiene tendencia a irse hacia el centro, y ahí se topó con Alonso. Modric por su parte jugó un poco más suelto, a sabiendas que detrás tenía un escudero de primer nivel. El croata rozó la perfección, en defensa y en ataque, donde fue capital su salida de balón mediante conducción, superando líneas enemigas y dejando atrás enemigos para a la postre lanzar a los delanteros. El cuarteto del centro lo completa Di María, que desde el anonimato también ha rayado a un gran nivel en la eliminatoria.

Modric y Benzema: la lanzadera de los ‘velocistas’

Luka y Karim fueron el enlace perfecto entre defensa y ataque

Siempre que el Madrid recuperaba tenía a dos jugadores dispuestos tener el balón, a estar en su posesión pese a que ese era el bien más preciado de los jugadores alemanes. El balón no les quemaba en los pies y por eso no dudaban en ir a buscarlo. Benzema y Modric fueron los arquitectos del buen juego blanco. Los blancos recuperaban, levantaban la cabeza y tenían a Modric y Xabi en primera instancia  y a Benzema unos metros por delante, en otra línea, a la espalda de los centrocampistas bávaros. Cuando ellos recibían solo tenían que esperar unos segundos, tiempo que tardaban Di María, Bale y Ronaldo en salir como cohetes hacia el área de Neuer. Entre Alonso, Luka y Karim se las apañaban para escalonarse, superar líneas enemigas en pocos toques y lanzar a los delanteros, que se encargaban del resto.

Benzema(Benzema, a pesar de no disparar a puerta ni pisar mucho el área jugó un gran partido)