Segunda ocasión que Valdebebas abría sus puertas, tercera si contamos el entrenamiento a campo entero entre Castilla y C con victoria para los primeros, para recibir al primer filial del Real Madrid en su camino para obtener la preparación idónea de cara a su aventura en Segunda B, y su intento de recuperar la categoría.
Los de Zidane, que venían con la vitola de invictos al partido, se enferntaban a un rival de categoría superior, el Alcorcón, que dada la cercanía el municipio madrileño había llevado a varios seguidores a las gradas de Valdebebas.
El que fuera jugador madridista optó por la continuidad en su once, dando entrada a hombres como Marcos Llorente, Medrán, Burgui o Benavente, llamados a encabezar la escuadra merengue de cara a la próxima temporada. El jugador peruano, que está siendo fundamental en la presente pretemporada blanca, repetía en la mediapunta, acompañado esta vez a un flanco por Belima, inédito en la campaña anterior.
De salida, con calma
Sin parecerse en exceso a lo mostrado en los anteriores compromisos de preparación, el Castilla saltó al campo con el ánimo de no perder el sitio. Dos líneas de cuatro, y con Benavente situándose a la altura de Markkanen en la presión, los madridistas aguardaban las acometidas de su rival, con mayor cuota de posesión del cuero, pero que no era capaz de utilizarla para poner en aprietos la portería de Yáñez.
Los minutos transcurrían con calma, hasta que el 'Chaval' empezó a entrar en juego. Con el peruano repartiendo juego desde la mediapunta, ganando en protagonismo, llegó la primera ocasión de peligro clara del encuentro. Benavente recogió un balón por parte de Medrán en una jugada que él mismo había iniciado, y cuando ya encaraba a Falcón, se cruzó providencial Ángel, para desestimar la opción castillista.
Entre Benavente y Markkanen monopolizaron el peligro del Castilla en la primera mitad
De nuevo Benavente, más allá del ecuador de la primera mitad, culminó estrellando en el lateral de los dominios de Falcón un contragolpe que había llevado desde campo propio Belima. Posteriormente, en otra jugada a la contra, Markkanen probó fortuna desde lejos, pero su duro golpeo se marchó desviado sobre la portería alfarera.
Estos minutos de ligero dominio madridista se tornaron en instantes en los que no sucedía nada, con el Alcorcón de nuevo tomando el mando del partido y pensando más en que transcurriesen los minutos que en buscar el arco rival. Únicamente los intentos de salida al contragolpe por parte castillista amenizaban los compases finales del primer acto.
En uno de esos contraataques, lo último reseñable antes del tiempo de asueto, tuvo Falcón su gran momento, sacándole una mano providencial a Markkanen, que desde la frontal del área pequeña, había probado fortuna con un disparo tras centro de Caballo desde banda izquierda.
Salir y besar el santo
El que estaba siendo mejor jugador castillista en el primer acto se quedó en vestuarios en la reanudación del encuentro, dejándole su lugar en el campo a Marcos Legaz, que se situó en paralelo con Markkanen en la punta del ataque. Y apenas sin darle tiempo para calentar, el punta de Buenos Aires introdujo el balón en la portería contraria por primera vez.
Primero golpeó Legaz, al que respondió rápido Bellvis para mantener la igualada
Inauguró el marcador Legaz, tras una cabalgada de Burgui al contragolpe por la izquierda, que le cedió el cuero al canterano, para que éste anotase a placer. Pero poco le duró la alegría al cuadro madridista. También desde la izquierda, aunque en esta ocasión en los dominios de Yáñez, Bellvis encontró un hueco para rematar a gol un servicio medido, y devolver la igualada al marcador.
Lo intentó instantes después Markkanen con un remate en una postura inverosímil, pero su disparo se marchó desviado. Aprovechó entonces Bordalás para empezar a introducir cambios, al igual que Zidane, viendo que la hora de partido ya se había superado.
El Alcorcón coge las riendas del partido
Eran momentos de incertidumbre para el Castilla, con el ritmo del partido decayendo por momentos, y de esa circunstancia salió vencedora la veteranía del Alcorcón. Un balón muerto en la frontal del área le llegó a Mayor, que no se lo pensó dos veces, y probó un disparo a bote pronto que se alojó en la portería de Yáñez rozando incluso el palo castillista.
Y no pararía ahí el cuadro alfarero, sino que pondrían tierra de por medio unos minutos después. Saque que ejecutan en corto, que después de colgar al área peina un atacante en el primer palo, y que recoge solo en el segundo David Rodríguez, que hace el tercero. Nuevamente el talón de aquiles del Castilla, el balón parado, le servía para verse por detrás en el luminoso.
Los focos del Di Stéfano amenazaban con apagarse, dada la cercanía al final del encuentro, y el Castilla se deshacía buscando un gol que les devolviera a la pelea por el partido. Los centros altos, buscando a Markkanen, no surtían efecto, con el finlandés perdido entre los centrales alfareros.
Sería, sin embargo, el Alcorcón el que encontraría la portería rival, tras aprovecharse Óscar Plano, ex de La Fábrica y justo antes del pitido final, de un error infantil de la zaga merengue, redondeando así la goleada alfarera, e infligiéndole al Castilla de Zidane su primera derrota.
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