El Villarreal salía muy fuerte, presionando la salida del cuero del Real Madrid y dominando la posesión. El submarino deseaba dar una alegría a su afición en el partido de mayor atracción de la jornada. El primero en dar el susto era el conjunto blanco por mediación de Sergio Ramos, que anotaba tras un saque de esquina; el árbitro anuló el tanto por una mano clara previa al remate.

El Villarreal, muy intenso en los primeros compases del encuentro, fijaba la réplica con un disparo de Uche que ponía a prueba los reflejos de Casillas. El Real Madrid por su parte esperaba agazapado la oportunidad apropiada para sacar rendimiento a la velocidad de sus delanteros.

Notable inicio del "Submarino"

El peligro llegaba del lado amarillo. No se había cumplido el cuarto de hora y el conjunto de Marcelino ya había contado con cuatro ocasiones claras de adelantarse en el marcador. El equipo merengue lo intentaba por las bandas pero los centros eran repelidos por las torres amarillas, concediendo numerosos saques de esquina. Pasaban los minutos y el partido entraba en un punto muerto.

Los pelotazos eran constantes en ambos equipos y solo el Villarreal por la banda derecha se acercaba con cierto peligro a la portería de Iker Casillas. Rondaba la media hora de partido cuando Vietto casi adelanta al equipo amarillo. Un pase entre líneas de Cani y un regate de éste ponía en peligro la portería de Iker; el argentino buscó la escuadra pero erró en el remate.

Pólvora, precisión y potencia, las claves de la bomba blanca

El mago croata se sacó un disparo mágico de la chistera

El Real Madrid demostró una vez más que necesita muy poco para marcar. El equipo blanco no había hecho grandes méritos de cara a la portería de Asenjo pero se adelantaba el primero en el marcador: Una larga posesión del equipo blanco en la frontal del área pasaba por las botas de Modric; el mago croata amagó con el pase al hueco y disparó con el empeine al palo contrario de Asenjo que se había movido para tapar el otro lado.

El Villarreal buscaba la reacción; la posesión era de los locales pero los centros al área eran achicados por Varane y Ramos. Con el equipo castellonense volcado arriba, llegó la machada; James cabalgó unos metros para poner un pase lejano sobre Benzema. El francés aguantó escorado a la banda derecha la llegada de Cristiano para que éste anotase a placer tras un centro raso de Karim. Los merengues solo habían dispuesto de dos ocasiones peligrosas y las dos veces el cuero había acabado en las mallas.

Segunda parte para el olvido

La reanudación comenzaba como la primera mitad: mucha presión del Villarreal y el Real Madrid moviendo la pelota, consciente de la ventaja en el marcador. Un disparo de Vietto ponía nuevamente en alerta a Casillas, muy seguro todo el encuentro. Pasaban los minutos y los dos equipos estaban igualados en juego. El equipo blanco se replegaba muy bien, cediendo la posesión al Villarreal a la espera de una oportunidad que no llegaba para matar el resultado.

El submarino trazaba jugadas de tiralíneas pero la imprecisión en el último pase hacía eunucos los esfuerzos por acercarse en el marcador. Los dos entrenadores movían los banquillos, buscando refrescar el equipo ante el constatable cansancio reinante fruto del sobreesfuerzo de la primera parte. James, muy desaparecido excepto en la jugada de la asistencia a Benzema, dejaba su lugar a Illarra para dar mayor espesura al cuero.

El Villarreal lo intentó una y otra vez pero sin mucha convicción; la derrota entraba en sus planes pero no así la goleada, por lo que ambos equipos se conformaban con el resultado. El equipo blanco, consciente de que tenía el partido en sus manos, lo intentó muy tímidamente en algunos contragolpes pero sin ningún éxito. Al final, los tres puntos vuelan a Madrid en un partido sin apenas emoción y con escaso fútbol.