'O bom companheiro'

De vivir en pretemporada con el Cruzeiro a estar inmerso en la recta más importante de la temporada del Real Madrid solo ha pasado un mes. La vida futbolística de Lucas Silva ha dado un giro radical, y sin apenas tiempo para adaptarse tuvo que ser el socio de Kroos en una noche de Champions en Gelsenkirchen. Queda mucho camino por recorrer, pero el centrocampista brasileño dejó ver que no es simplemente un fichaje invernal para tapar huecos. Llega al club madrileño para aprender el tacto de su timón, tomarlo cuando haga falta y ser ese compañero que añora el director de orquesta alemán.

'O bom companheiro'
Foto: Patrik Stollarz (AFP)
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Por Nacho González Rueda

De Belo Horizonte a Gelsenkirchen. Más de 9.000 kilómetros de distancia separan las ciudades de Brasil y Alemania respectivamente. Dos naciones que hacen del fútbol un arte unidas por el vertiginoso camino que ha tomado la carrera de Lucas Silva. La vida puede dar un giro de 180 grados en cuestión de días, y si se trata de un futbolista como él, esa afirmación pasa a ser innegable. Lo que a mediados de enero era un jugador del Cruzeiro en pretemporada ha pasado a ser en un mes titular del Real Madrid en el país que no hace mucho protagonizaba las pesadillas blancas, con la majestuoso himno de la Champions League como banda sonora.

Con confianza, personalidad y seguridad, Lucas Silva hizo que sus recién cumplidos 22 años no pecaran de inexperiencia y cuajó una buena actuación frente al Schalke 04. Acompañando a los mandos a un general de la talla de Toni Kroos y acostumbrándose al tacto del timón madridista, el centrocampista brasileño mostró sus credenciales de cara al presente y el futuro. Con el tramo más importante de la temporada por jugar, Ancelotti sabe que tiene en Lucas Silva a un elemento interesante entre tantos dibujos en su pizarra que intentan encontrar la clave del equilibrio futbolístico.

La tensión de las grandes noches

Quizás por falta de preparación física de un cuerpo que estaba viviendo la pretemporada, quizás por la necesidad de aclimatarse a la exigencia inicial del Real Madrid. Posibles razones aparte, Lucas Silva pasó los dos primeros partidos tras su fichaje sin debutar. Ni Sevilla ni Atlético de Madrid fueron los rivales elegidos por Ancelotti para dar paso a su nuevo inquilino en la medular, hasta que contra el Deportivo de la Coruña tuvo sus deseados tiempo de estreno. Esbozó algunos trazos de su juego, pero 20 minutos fueron insuficientes. Gelsenkirchen y su Veltins Arena sería finalmente la prueba de fuego.

Las noches de Champions se sienten con los cinco sentidos. Olor, tacto, oído, vista y hasta gusto señalan al futbolista que una noche europea es distinta a las demás. La adrenalina propia de la máxima competición pudo ser lo que, en el calentamiento inicial, hizo que Lucas Silva quedara por unos segundos ensimismado hasta que Cristiano Ronaldo le animó asumiendo galones de líder.

Atrás quedaban unas semanas en las que había tenido que cambiar la mentalidad de pretemporada a competición pura, con solo 20 minutos de experiencia con los blancos y en la competición por excelencia del Real Madrid.

Un socio perfecto

Tras el pitido inicial, la consigna de Lucas Silva fue clara: ser el acompañante de Toni Kroos en la medular. Se colocó a la derecha del centrocampista alemán, y ocupó con disciplina su lugar en el campo tal y como Ancelotti pretendía.

Carletto optó por Lucas Silva antes que Illarramendi y Khedira para estar al lado de Kroos, y se pudo comprobar que el centrocampista brasileño puede ser una alternativa muy útil. No se escondió y jugó con personalidad, pidiendo el balón y ofreciendo siempre su bota para ayudar a su compañero en la medular a hacer circular el esférico. Buscó y generó espacios, sin complejos.

Sin embargo, un aspecto en el que flaqueó Lucas Silva fue su verticalidad. Sus pases, por lo general, no fueron demasiado arriesgados, y fue más un conector en la mitad de campo que un asistente de los delanteros. Acertó el 86 % de sus entregas, pero sin demasiados alardes. A cambio, fue remarcable su actitud sobre el césped: siempre observador, mirando constantemente a sus compañeros para no perder la noción del juego, y aunque sin demasiada verticalidad, jugando la mayoría de las veces hacia delante. Rechazó en numerosas ocasiones el pase fácil atrás al defensa y optó por dar continuidad al juego manteniendo la vista al frente.

Lagunas tácticas en defensa

Probablemente el mayor problema de Lucas Silva en su estreno fue su colocación a la hora de proteger la portería de Iker Casillas. El centrocampista se lanzó con decisión al territorio rival en varias ocasiones, y al replegar dejó muchos metros desprotegidos con su ausencia. De esta forma, hubo momentos en los que aparecieron peligrosas rupturas entre la línea de la defensa y la del centro del campo.

Imagen cedida por Rafa Peinado (Garrincha Magazine)

Respecto a uno de sus teóricos competidores en el centro del campo, Khedira, el brasileño no se mostró tan contundente en el cruce y el cuerpo a cuerpo. Realizó un total de seis entradas, de las cuales solo dos tuvieron éxito y devolvieron la posesión a los vikingos. Dos acabaron en falta, y las dos restantes no consiguieron interceptar el balón y el rival se escapó. Como acompañante de Kroos, la tarea defensiva también adquiere una importancia capital en él, y quedan aspectos por pulir para ser solvente en la recta final del curso.

El futuro y la competencia

El panorama es propicio para que Lucas Silva brille en el Real Madrid. Modrić y James sigue recuperándose de sus lesiones, y sus ausencias siguen dejando las puertas abiertas a alternativas. Isco fue en su día el primero en aprovechar esta situación, pero Ancelotti sigue buscando un centrocampista puro que le dé el equilibrio que ansía.

La convincente primera prueba de nivel del brasileño es una sentencia futbolística, al menos de momento, para Khedira e Illarramendi. El primero parece estar con pie y medio fuera del equipo, pendiente de cambiar de aires el próximo verano. En el caso del segundo, el Real Madrid apostó fuerte por él, pero ha pecado de falta de personalidad y verticalidad en su juego. La valentía de Lucas Silva y un progresivo desarrollo de su desparpajo sobre el verde puede hacer que Illarramendi pase a ser totalmente olvidado por un Ancelotti que siempre se ha mostrado reacio a entregarle los mandos de la nave.

Dicen que los fichajes en el mercado invernal están destinados a tapar fugas que no se preveían cuando la temporada arrancó en verano, pero Lucas Silva ha llegado a la capital para ser mucho más que eso. Kroos necesita un socio con el que compartir el manejo de la pesada maquinaria blanca. Por lo pronto, parece que el madridismo puede confiar en la progresión y las aptitudes de su bom companheiro.

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Sobre el autor
Nacho González Rueda
Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. Coordinador de NBA. Redactor de Real Madrid y Premier League. Creo en el ´where amazing happens´ del baloncesto americano, en la eternidad de los vikingos y en la magia de un campo de fútbol inglés. También fui redactor del Mundial de Fútbol Brasil 2014 y Mundial de Baloncesto España 2014. Contacto: [email protected] ¡Nos leemos!