El Tercer Tiempo: debacle colectiva defensiva del Madrid

El Madrid no comenzó mal el partido, pero lo hizo a un ritmo y a una intensidad muy bajas. Los hombres de Ancelotti creyeron que la eliminatoria estaba resuelta y no apretaron el acelerador hasta que se vieron por debajo en el marcador. Ese acelerador no fue colectivo, sino que fue Ronaldo que el lo activo, siendo el portugués el mejor jugador de los suyos. El 4-3-3 y el sistemas defensivo colectivo volvió a hacer aguas y cerca estuvo de convertirse en debacle. El Schalke del 5-3-2 y de Di Matteo casi logra la machada de remontar el 0-2 de la ida.

El Tercer Tiempo: debacle colectiva defensiva del Madrid
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Por Rafael Peinado

El comienzo del partido fue un augurio de lo que sucedería a la postre. Unos primeros minutos de escaso control por parte de ninguno de los dos equipos, un Schalke que llegaba muy fácilmente al área de Casillas y un Madrid que hacía lo propio por puro talento de sus hombres de ataque. Tras esos minutos de descontrol Kroos cogió el mando y empezó a tener el balón en sus pies. Ralentizando el juego en un principio para ordenar a los suyos y para que el Schalke juntara piezas y se replegara en su campo, con líneas juntas y en torno a un 5-3-2. Diez minutos de juego y el Madrid, con muy poco, ya había frenado el ímpetu inicial del conjunto alemán. Si Kroos ordenó al Madrid en el inicio de la jugada, Ronaldo provocó el desorden en tres cuartos de campo, y lo hizo en el Schalke. El luso comenzó el encuentro dando un recital de movimientos, de desmarques y de creación y ocupación de espacios. Ronaldo se ubicó a la espalda del trivote visitante tirando hacia arriba de su equipo y obligando a sus rivales a girarse. Benzema se escoraba a la izquierda para recibir en la zona del ‘10’, dejando la banda izquierda para que Coentrao e Isco se repartieran el terreno. El Madrid controlaba el partido y solo algunos tímidos ataques del Schalke lo increpaban.

Los minutos pasaban y tanto el Madrid como el Schalke estaban cómodos con la situación y el resultado. El dominio del Madrid dio paso a unos momentos en los que el conjunto alemán fue el dueño del balón. Los blancos habían dominado la posesión minutos atrás, pero las contras y las fáciles llegadas del Schalke a zona de peligro hicieron que el Madrid diera un paso hacia atrás y cediera por momentos el balón a su rival. Uno de los dos delanteros del Schalke tapaba a Kroos y esto hacía que el Madrid encontrara muchas dificultades para sacar el balón desde atrás. Sin el apoyo de ex del Bayern, tanto Coentrao como Arbeloa tenía solo dos opciones de pase: hacia atrás a un central o balón largo hacia los delanteros. Apenas hubo desmarques de apoyo de los delanteros, que en demasiadas ocasiones estuvieron estáticos y muy arriba.

Cristiano fue el mejor del Madrid y el único que trató de tirar del carro

Ronaldo había salvado los muebles para los suyos en la primera parte. Una primera parte con un nivel defensivo muy por debajo de lo mínimamente exigible para un club de primer nivel. Casillas falla en los dos goles del Schalke, pero con él todos y cada uno de sus compañeros, y además de individualmente como conjunto. La segunda parte empezó con empate en el marcador y con el Madrid con un paso y medio en cuartos, o eso es lo que la intensidad de los jugadores blancos hacía indicar. El gol de Benzema, en una jugada puntual e individual, acentuó esa sensación, la de que ya estaba todo hecho, y eso no hizo más que relajar aún más a los blancos. Mientras el Schalke seguía a lo suyo: equipo ordenado en defensa y en ataque, con los carrileros muy abiertos y con movilidad por la parte central, a la espalda de los tres centrocampistas blancos. El equipo alemán cada vez acaparaba más balón, llega más y mejor y el Madrid optó por replegarse un poco, pero sin la intensidad necesaria para evitar que el Schalke fuera ganando terrero poco a poco. Con balón los blancos imprimían ese bajo ritmo que los caracteriza. Algunas posesiones largas se turnaron con llegadas al área rival.

Un 5-3-2 muy superior en ataque y en defensa al 4-3-3 de Ancelotti

Madrid y Schalke salieron al césped del Bernabéu con sus sistemas clásicos. Di Matteo ordenó a los suyos en torno a un 5-3-2 que en defensa fue a veces un 5-3-1-1 y en ataque un 3-5-2. Sin balón uno de los delanteros siempre trabajaba sobre Kroos, tratando de impedir que fuera el alemán el que sacara el balón. Ante esta tesitura el Madrid salió mucho por Coentrao y Arbeloa, pero estos contaron en muy pocas ocasiones con ayudas para poder pasar hacia delante y progresar. En ataque el Schalke desplegaba a Barnetta y Fuchs, los laterales-carrileros, y acumulaba mucha gente por el centro con las llegadas de los interiores y la movilidad y desmarques de apoyo de los delanteros.

El Madrid por su parte repitió el 4-3-3 que en ocasiones fue un 4-4-2 en defensa. Bale bajó en muchas jugadas, aunque no aportó demasiado, pues su presencia era casi puramente anecdótica. En ataque Ronaldo fue casi un sistema por separado. El portugués fue lo único salvable del equipo y no paró de desmarcarse, de apoyar, de crear y ocupar espacios. Cuando el luso se ubicaba como delantero centro Benzema salía de ahí y caía a la izquierda. Cuando el portugués se iba a la derecha era Bale el que buscaba acomodo en otra zona del campo. En la salida el Madrid encontró muchas dificultades. Uno de los delanteros del Schalke tapaba a Kroos y le impedía en muchas jugadas que él iniciara el juego. Con el germano tapado el Madrid salía por banda, pero no encontraba un segundo escalón sobre el que apoyarse y seguir saliendo. Cuando los laterales podían progresar, se daban dos circustancias que deberían de darse juntas pero se dieron por separado. Uno de los delanteros da línea de pase y el interior de ese lado hace lo propio. En algunas ocasiones los tres delanteros permanecían en línea, esperando un envío en largo o a saber qué. En otras era un delantero el que apoyaba y el interior el que no lo hacía por delante, sino por detrás y en la misma línea que el pivote y el otro interior, quedando el equipo muy rígido y con pocas soluciones colectivas ofensivas.

Tanto va el cántaro a la fuente…

El Schalke marcó cuatro goles en numerosas llegadas

El Schalke llegó mucho, fácil y bien durante todo el partido. Los hombres de Di Matteo realizaron un gran trabajo defensivo, a sabiendas de que lo más importante para seguir vivos en la eliminatoria era no conceder demasiados espacios al Madrid. Pero además de ello se desplegaron muy bien en ataque, ocupando los espacios, abriendo el campo con los carrileros y llegaron en numerosas ocasiones y con tremenda facilidad al área de Casillas. Barnetta le ganó la partida a Coentrao, que no encontró la ayuda de Ronaldo (que no bajó) ni la de Isco (más pendiente de ayudar a Kroos en el medio y de tapar a Hoger, interior derecho. El carrilero derecho minero fue la principal vía de escape para un Schalke que lo encontró con facilidad. La otra opción fue la del pase largo hacia Huntelaar, que si bien ganó pocas sí que tocó o propició el mal despeje de su marcaje en muchas ocasiones y tras esto siempre había un jugador azul bien posicionado para coger el rechace y uno blanco lejos de la caída de ese balón. El Schalke se instaló en campo contrario y acechó el área de Casillas tantas veces que marcó cuatro goles. En los tres primeros el fallo del sistema defensivo del Madrid fue muy evidente. Individualmente Casillas y su defensa fallan, pero también el fallo es colectivo, pues en los dos primeros goles dos jugadores del Schalke rematan a placer dentro del área y en el tercer Sané está totalmente libre de marca en el borde del área, con posibilidad para centrar o chutar.

Coladero colectivo

El Madrid, ante el Schalke, fue un caos defensivo. En algunas jugadas defendió con muy pocos jugadores, en otras con muchos pero mal distribuidos, en otras descuidó la zona contraria en la que estaba el balón, y en otras no tenía jugadores en las posibles zonas de caída de balón tras rechace o segunda jugada. El Schalke llegaba con muchos jugadores y fácilmente y el Madrid defendía mal las transiciones ataque-defensa y con muy pocos efectivos. Durante la primera hora de partido el Madrid recibió tres goles en tres fallos defensivos, pero bien pudieron ser más los tantos anotados, pues los errores se repitieron varias veces.

El Madrid descuidó mucho las caídas, los posibles rechaces y las segundas jugadas (Foto 1, 2 y 3).

El Madrid defendió en demasiadas ocasiones en igualdad numérica el área.