Barça y Madrid se dieron cita en el Camp Nou en un duelo perteneciente a la jornada número 28 del campeonato doméstico. Tras el 3-1 de la ida Luis Enrique y sus hombres tenían una buena oportunidad para vengarse y de paso poner más tierra de por medio en la clasificación liguera. Ancelotti dio con la tecla y su Madrid fue superior al Barça durante casi todo el partido, pero el gol de Suárez supuso un jarro de agua fría que dejó helado a los blancos. A Luis Enrique le funcionó la estrategia y pudo matar el partido a la contra pero el resultado no se movería tras el 2-1 de Luis.

El 4-3-3 y 4-4-2 de Ancelotti frente al 4-3-3 de Luis Enrique

El Madrid defendió con dos líneas de cuatro, dejando arriba a Benzema y Ronaldo

El Madrid se ordenó en torno a sus dos sistemas clásicos. Con balón los blancos formaron con el habitual 4-3-3 con Casillas en la portería, Carvajal, Pepe, Ramos y Marcelo en línea defensiva, Kroos como pivote, Modric e Isco como interiores, Bale y Ronaldo como extremos y Benzema como delantera. Los blancos se ordenaron mediante ese dibujo, un dibujo que permaneció más fijo que en otras ocasiones y en el que solo permutaron las piezas de Marcelo e Isco y Ronaldo y Benzema. En ataque el Madrid inició jugada desde atrás, pero se instaló en campo contrario con relativa facilidad, adelantando la línea defensiva hasta el centro del campo o incluso campo azulgrana.

En defensa el cuadro blanco formó con un 4-4-2. A la línea defensiva se sumó otra de cuatro jugadores por delante. El trivote basculó ligeramente hacia la izquierda haciendo hueco a Bale en el puesto de volante derecho. Arriba quedaban Ronaldo y Benzema. El repliegue del Madrid fue medio casi siempre, con líneas muy juntas y basculadas hacia la zona del balón.

El cuadro azulgrana formó con su habitual sistema. Bravo estuvo en portería y escoltado por Dani Alves, Piqué, Mathieu y Jordi Alba. Mascherano fue el pivote con Rakitic formando a su derecha e Iniesta a su izquierda como interiores. Messi partió como extremo derecho, Neymar por el izquierdo y Luis Suárez fue el delantero centro. Este fue el dibujo que tuvieron los azulgranas tanto en defensa como en ataque. Con balón Messi volvió a actuar por libre, apareciendo por la zona del interior derecho y la mediapunta, con Rakitic yendo hacia el espacio libre y Suarez cayendo a banda o tirando y fijando a los centrales.

Colapso culé

Al Barça le costó crear peligro con el Madrid replegado

El Barça, fiel a su estilo, iniciaba en corto ya que los blancos no ponían muchas pegas. Mientras Piqué, Mathieu o Mascherano tenían el balón el Madrid trataba de ajustarse y de posicionarse bien sobre el campo, esperando a robar y no intentando robar. Los blancos, con su 4-4-2 defensivo se posicionaron con un repliegue medio, con Bale-Carvajal e Isco-Marcelo taponando las bandas y actuando sobre Messi y Neymar, que permanecían muy abiertos ya que los espacios interiores estaban tapados. De esta manera Rakitic, Iniesta y Mascherano tuvieron mucho el balón, y lo tuvieron de forma casi cómoda. El Madrid solo apretaba, por medio de Kroos (hacia Rakitic o Mascherano) y Modric (hacia Iniesta) cuando estos recibían de espaldas. Cuando los interiores o el pivote culé se orientaban hacia la portería contraria la medular blanca se limitaba a bascular y encimar, tratando de cerrar vías de pase vertical y esperando a recuperar el balón. El Barça buscó y encontró a Iniesta, su interior de más posesión, pero este no encontró la vía de salida hacia Rakitic ni Messi (alternaban posiciones interiores de mediapunta con posiciones abiertas) ni tampoco hacia Neymar, o al menos un vía con la que los tres delanteros o Rakitic recibieran en posiciones ventajosas.

Violines blancos

El Madrid atacó con 10 hombres en campo contrario varias veces

Los homrbes de Ancelotti sacaron el balón jugado desde atrás y maduró la jugada en los pies de sus tres centrocampistas hasta conseguir afinar al máximo la partitura. Tanto en zona uno como en zona dos los blancos estuvieron tímidamente presionados por los jugadores del Barça. Neymar, Suarez, Rakitic o Iniesta intentaban robar arriba o entorpecer la salida de balón blanca sin mucho éxito. Modric estuvo inmenso en el papel de ‘mejor amigo’. El croata siempre se posicionaba bien para poder recibir y darle una salida al poseedor del balón, ya fuera Pepe, Carvajal o Kroos. Los culés presionaban pero Modric con su posicionamiento primero y su giro y cambio de sentido después salía airoso de esa tímida presión y tenía el horizonte despejado. Ese horizonte se dibujaba en más o menos pases, pero siempre pases tensos, bien dirigidos y buscando progresar. Kroos, Ramos, Isco y Marcelo cogían el testigo que iniciaba Modric, ya con el violín afinado y la liaban en su particular concierto por el sector izquierdo.

El Madrid encontró el camino hacia la portería de Bravo por la banda izquierda. Marcelo, Isco, Ronaldo y Benzema merodearon ese sector con mucha frecuencia. Marcelo entró por dentro y por fuera, como interior y como extremo. Sus apoyos y conducciones fueron un peligro constante para la defensa azulgrana. Compenetrado con él estuvo Isco, que aceptó un rol más de guardaespaldas, dejando que Marcelo anduviera delante de él en muchos compases. El malagueño fue casi siempre interior, ya que Ronaldo, Benzema y el propio Marcelo ocuparon con más frecuencia las posiciones de extremo, delantero izquierdo y delantero centro.

Modric, Isco y Kroos sobre Messi, Rakitic e Iniesta

El trabajo colectivo del Madrid secó a Messi en ataque estático

El posicionamiento defensivo del trivote blanco superó en los duelos directos a los hombres creativos culés. A Isco y Modric le tocaron bailar con la más fea, pero lo hicieron juntos. Cuando Messi recibía abierto, antes de otear el horizonte ya tenía a Isco delante. El malagueño no mordió como un perro de presa, pero sí perturbó las conducciones interiores del argentino, y lo hizo con la ayuda de un socio muy fiable, Toni Kroos. El pivote blanco se escalonaba con Isco, colocándose unos metros por detrás, en diagonal con respecto a él, de forma que si Leo se deshacía de Isco tendría delante a otra pieza blanca. El alemán además se encargó de tapar  a Messi cuando este partía desde la posición de interior, al igual que lo hizo con Rakitic.

Muy cerca del germano y el de Málaga estaba Modric, quien tuvo que lidiar con Iniesta. El Barça buscó y encontró a su capitán en numerosas ocasiones, pero siempre que este se giraba para tratar de verticalizar el juego se encontraba con Luka. El croata hacía el típico ‘vaivén’ de los jugadores de balonmano con Kroos y entre ambos cerraron la medular blanca durante gran parte del partido.

Suárez mató al Madrid que se partió y dejó muchos espacios

Neymar y Messi tuvieron varias ocasiones claras al final del partido

El Madrid acabó la primera parte jugando un fútbol de muchos quilates. Marcelo aparecía por todos lados, Modric y Kroos se hincharon a jugar y a hacer jugar a los suyos, Benzema danzaba por el campo y Ronaldo mordía. Solo el gol se le resistió al Madrid que tuvo noqueado al Barça. Los azulgrana no supieron defender el torrente de fútbol que creaba el Madrid. Rakitic no podía con Marcelo ni Isco, Messi no ayudaba y Mascherano no daba abasto buscando a Benzema. Alves se vio superado una y otra vez y solo Piqué aguantó el tipo. El central español dominó su área y Suarez las inmediaciones de la del Madrid. Ramos y Pepe tuvieron una intensa lucha con el atacante uruguayo, que perdió muchas batallas ante la pareja de centrales blanca, pero ganó la guerra. El ex del Liverpool era una de las pocas vías de salida en largo que tenían los culés, pues un balón largo hacía él era un claro desahogo, hasta que ese desahogo se convirtió en el gol decisivo. El Barça se puso por delante y al Madrid le entraron las prisas. A los jugadores blancos les sobró fútbol, pero le faltó frescura y sobre todo lucidez en la cabeza. La mente se les había enturbiado con el gol de Suárez que supuso un jarro de agua fría para los blancos, que pese a ello lo siguieron intentando imprimiendo más velocidad al juego, perdiendo precisión, rompiéndose y permitiendo al Barça dominar el partido con constantes llegadas a la espalda de la defensa y largas posesiones de balón que fundían y hundían a los blancos.

Benzema y Marcelo fueron la luz, Bale la oscuridad

El atacante francés fue uno de los futbolistas más destacados del partido. Karim comenzó el partido como delantero centro, pero dio un auténtico recital de movimientos, apoyos, caídas a bandas y ayudas a sus compañeros. Benzema apareció por la posición de extremo y delantero izquierdo, así como la de delantero derecho, delantero centro y mediapunta. El francés estuvo en todas, fue un gran socio para que el poseedor del balón no solo pudiera pasarle, sino también verticalizar el juego. Al delantero galo lo acompañó como actor principal Marcelo. El brasileño partió de la posición de lateral izquierdo, una posición que apenas pisó durante el dominio blanco. El ‘12’ blanco actuó como carrilero haciendo el campo ancho y largo, pero sobre todo como interior, volando y flotando por la zona central izquierda del ataque merengue. Marcelo fue un peligro constante con sus conducciones hacia dentro, sus apoyos y sus combinaciones. Messi no lo siguió, Rakitic no lo vio y el brasileño fue un incordio para la defensa azulgrana.

Modric, Kroos y Ronaldo fueron los actores secundarios de su equipo. Con Marcelo y Benzema en el papel estelar y más vistoso, Luka, Toni y Cristiano se unieron a la función y completaron un gran partido. Modric estuvo muy bien en defensa y muy bien en ataque, siendo un apoyo y una salida permanente para los suyos. Kroos fue el faro del equipo y tuvo un papel muy importante para lograr que Messi no brillara. Ronaldo por su parte fue un agitador, apareció por todo el frente del ataque y creó mucho peligro. Marcó un gol y estrelló un disparo en el larguero.

La cruz del partido fue la actuación de Bale. El galés pasó inadvertido en un partido que era trascendental para su equipo. Se implicó en defensa, donde estuvo bien colocado pero poco intenso. Con balón fue un jugador azulgrana más. Falló muchos pases, perdió muchos balones y nunca fue ni un peligro para la portería rival ni una ayuda para un jugador blanco.