El Madrid volvió a mostrar solidez, mucha solidez. Los blancos realizaron un gran partido ante un Inter que se vio tremendamente desbordado. El cuadro merengue llegó una y otra vez, creó mucho peligro y solo Handanovic evitó una goleada mayor. El Madrid no sufrió atrás, mientras que el sufrimiento del Inter no se detuvo en todo el partido. El cuadro italiano pareció totalmente reformado, formó con un once de mucho nivel, pero tácticamente fue un desastre. La superioridad numérica que tuvieron los interistas por dentro (gracias a su 4-4-2 en rombo) no se vio reflejada en el campo, donde Kroos y Casemiro –con la ayuda de Bale e Isco- reinaron con tremenda autoridad.

El Madrid fue muy superior al Inter

Los hombres de Benítez controlaron el partido, y lo hicieron mezclando control y descontrol. Control en sus líneas defensivas, un 4-4-2 que fue un muro para un Inter que apenas se acercó a la meta de Navas. El descontrol –controlado- del Madrid se daba en transición ofensiva. Si el Inter avanzaba el Madrid replegaba, con las líneas juntas, recuperaba y lanzaba rápidos contraataques. Ahí emergía la figura de Bale, más lanzador que conductor, llegador o finalizador. Si el Madrid recuperaba balón en el centro del campo y el Inter no se había descubierto emergía la figura de Isco, quien daba más pausa y control. El malagueño –que partía desde la banda- ocupaba un hueco interior cerca de Kroos para conectar con él, escalonado con Casemiro –que tenía más vuelo- y Bale, quien por sus condiciones no tiende a acercarse al inicio de la jugada. Ahí Kroos iniciaba y tenía a Danilo y Marcelo abiertos y en línea de pase exterior, y también a Casemiro, Isco y Bale en distintas alturas. Una vez llevado el balón hacia la zona de tres cuartos aparecía Ronaldo, que cayó mucho a zona central aprovechando los espacios creados por un hiperactivo Jesé. El canario fue uno de los últimos escalones, ya fuera en posiciones abiertas –caía a ambas bandas- o cerradas –zona de la mediapunta y el ‘9’-. El Madrid fue muy superior durante la primera parte, y lo fue sobre todo sin balón. Muy sólido atrás y con mucha verticalidad y peligro en las transiciones ofensivas.

La segunda parte cambió de jugadores, pero no de guión. Lucas Vázquez y Denis Cheryshev entraron por Ronaldo y Bale. El Madrid creció en orden defensivo y en amplitud, pero no perdió ni un ápice de peligro en ataque. Lucas, y sobre todo Denis, fueron dos puñales por sus costados. Dieron más amplitud y trabajaron más que los dos jugadores que suplieron, por lo que el Madrid siguió sin recibir ocasiones de gol mientras volaba tras recuperar. Verticalidad y velocidad en las transiciones ofensivas, el trabajo de Benítez siguió viéndose reflejado en el campo.

El segundo gol llegó tras una recuperación tras pérdida mientras el Inter salía. Lucas, que dio mucha amplitud por la banda derecha, centró para que Varane rematara. El Madrid recuperó tan rápido el balón que al central francés no le dio tiempo a recuperar su posición. James, que jugó unos minutos, redondeó la cuenta con un golazo de falta.

Movilidad de los hombres de arriba

El Madrid defiende con mucho orden, y ataca desde un desorden organizado. Jesé parte como punta, Ronaldo por la izquierda, Bale por detrás del delantero e Isco por derecha. Pero estas son solo posiciones de partida. Cristiano está apareciendo mucho por dentro, en la zona de la mediapunta, pero también en el área. Una zona desde la que parte Jesé, pero el canterano cae mucho a ambas bandas, creando muchos espacios para la llegada desde atrás de Ronaldo o Bale. El galés por su parte tiende a caer a la derecha, pero no como extremo, sino como mediapunta derecho. Isco viene a recibir por dentro y crea ese espacio que ocupa el galés. El malagueño es el que más baja a recibir de la línea de los tres mediapuntas. Isco abandona la banda y se acerca a la zona de cocción de la jugada, donde puede recibir, girarse y enlazar con Bale, Ronaldo o Jesé.

Verticalidad y orden

El Madrid de Benítez empieza a edificarse bajo esas dos premisas. Verticalidad y orden. Dominio de las dos áreas y de las dos transiciones, la ofensiva y la defensiva. Con balón el Madrid sufre un poco en ataque estático, pero vuela a la contra. Bale lanza, acompaña y llega, Ronaldo y Jesé corren al espacio e Isco es un escalón más. El Madrid empieza apretando arriba tras pérdida, pero cuando superan su primera línea repliega en un 4-4-2, con las líneas muy juntas y se prepara para correr.

Sin balón primero aprieta, pero sin riesgo. El mediapunta hace las veces de delantero formando con un 4-4-2 en un principio, pero con dos líneas de cuatro por detrás que equilibran. Cuando se supera esa primera línea el equipo continúa replegando, formando aún más junto, mostrando el trabajo que está realizando Benítez. Los blancos se están mostrando muy sólidos atrás, donde solo han encajado un gol en tres partidos –de penalti-, y recibido pocas ocasiones de gol.

Jesé vuelve a derribar la puerta

El canario, que ha pasado un año muy duro por su lesión y posterior vuelta, está contando con muchos minutos. Benítez lo está usando como delantero centro, y con la ausencia de Benzema por precaución jugó el partido completo. El canario comenzó como delantero centro dentro del 4-2-3-1 en transición ofensiva con el que formó el Madrid. En defensa formó como pareja de delanteros  junto a Bale durante los primeros minutos, para posteriormente pasar a defender la banda izquierda. Ya pasó frente a la Roma, donde el canario fue el delantero centro del equipo. Con el paso de los minutos intercambió posición defensiva con Ronaldo, pasando este a la punta del ataque y Jesé a la izquierda, donde continuó trabajando. Es ahí donde el canterano blanco puede ganar enteros para ser un jugador muy importante y competir de tú a tú con Benzema. Jesé aporta mucha movilidad en la punta del ataque, pero también mucho trabajo, y sobre todo la posibilidad de, en defensa, jugar por la izquierda, liberando a Ronaldo de tareas defensivas.

Casemiro, capacidad de robo y un depósito de gasolina muy grande

El brasileño volvió a ser titular y compartió el doble pivote con Toni Kroos. El alemán volvió a ser el pivote en ataque, apoyando en corto y dando salida desde atrás. Mientras tanto Casemiro tenía más vuelo y llegada, creando un espacio interior que ocupaban Bale y sobre todo Isco. El centrocampista carioca se vació en ataque, llegando y creando espacios, mientras que en defensa acaparó mucho campo. Defendió la parte derecha del campo, mientras que Kroos estuvo del medio hacia la izquierda.