Rafa Benítez le dio un claro cometido a Kroos antes del partido ante el PSG. Su premisa era clara: Kroos debía presionar arriba. Debía ser la punta de lanza de presión del Real Madrid. Debía ser junto a Cristiano Ronaldo, el jugador que iniciase la presión adelantada.

Sin embargo, Kroos estuvo gris. Cómo todo el Madrid. Una presión no se puede hacer de forma individual en el fútbol moderno. Ese niño mayor que juega contra los pequeños, y que recupera todas las pelotas en el recreo él solo, no existe en el fútbol de élite. No hay jugador que sea capaz de robar el balón él solo con una presión individual. El Real Madrid ante el PSG careció de presión colectiva. Los jugadores perseguían sombras. Da igual todo lo que corrieran, no estaban situados de forma correcta en el campo y en consecuencias el PSG formaba triángulos ante los que el Real Madrid no podía hacer nada a la hora de robar el balón.

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El germano era el primero en iniciar la presión

La posición de Toni Kroos fue muy llamativa en fase defensiva durante todo el partido. Lejos de permanecer junto a Casemiro y Modric y formar un trivote a la hora de defender, el germano adelantaba su posición y actuaba prácticamente de delantero a la hora de presionar. Benítez había apostado por un 4-4-2 con Cristiano y Kroos como puntas de lanza. Cristiano no adelantaba su posición. Kroos en cambio sí. En más de una ocasión durante todo el partido, el mediocentro alemán llegaba a presionar hasta al meta Trapp, siendo el jugador que más distancia recorría tanto de ida y vuelta.

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Kroos se mostraba impotente en muchas acciones de presión durante el partido. Él iniciaba la presión, Cristiano lo acompañaba de forma tímida, y el resto de compañeros no la seguía. Como consecuencia de esta mala presión colectiva, el PSG saltaba la primera línea de presión del Real Madrid con suma facilidad. David Luiz y Thiago Silva campaban a sus anchas ante una presión con tan poca pasión e ímpetu como la del club blanco. Al saltarse a Kroos en la presión, Rabiot, Matuidi y Motta creaban una superioridad numérica ante Casemiro y Modric en el mediocampo, lo que provocaba que robarle el balón al PSG fuese prácticamente imposible.

Sin embargo, también hay que destacar y analizar el partido del alemán en fase ofensiva. Se le vio algo lento tanto en pensamientos como a la hora de ejecutar el pase. Los tres mediocentros del PSG ahogaban al germano con su presión asfixiante. La nota positiva del partido, es que al jugar en una posición más adelantada pudo llegar con más peligro al área rival. Gracias al rechace de un tiro suyo, llegó el gol de Nacho en la primera parte. En la segunda si no llega a ser por Trapp, Kroos pudo haber hecho el gol de la sentencia en los últimos minutos del partido, tras un disparo cruzado desde la esquina del área parisina.

Un partido de altibajos por parte del alemán

La sensación que deja el partido del alemán es agridulce. En la fase defensiva, sufrió. En ocasiones, corrió como un pollo sin cabeza. Su ímpetu en la presión no le sirvió, ya que sus compañeros no le acompañaban de forma ordenada. En la parcela ofensiva, la historia cambia. Tuvo mucha llegada al área, y no falló demasiados pases. Conclusión, el alemán debe mejorar. El Kroos del parque de los príncipes es el que los madridistas quieren ver partido tras partido como hacían la temporada pasada.