Con pleno de victorias y goleadas en el Santiago Bernabéu desde la llegada de Zidane, el conjunto blanco marchaba nuevamente a tierras andaluzas para enfrentarse a un Granada en una situación delicada, instalado en el descensco en la penúltima posición de la tabla. Tras una nueva goleada al Espanyol, la tercera como local consecutiva, el Real Madrid ejercía su condición de visitante como si el empate ante el Real Betis hubiese sido un mal sueño. La necesidad de no perder comba con los dos primeros obligaba a la victoria, aunque el ultramotivado equipo de Ramón Sandoval no se lo iba a poner nada fácil al madridismo.

Un Granada sin complejos

El equipo nazarí sacaba desde el inicio la artillería pesada, poniendo de inicio a los recién llegados en el mercado invernal. Así, con Ricardo Costa otorgando jerarquía y orden a la zaga y David Barral calidad y veteranía en la delantera, el Granada se plantaba en el verde del Estadio de los Cármenes muy bien posicionado, con las líneas muy juntas para no dejar huecos al Madrid y con el cuchillo del contragolpe en la faldriquera como única arma para perforar la defensa blanca. Isaac Sucess y Peñaranda pusieron el espectáculo em cada balón que tocaban, con excelsas paredes que les permitía introducirse entre los defensas blancos. Sin embargo, la defensa adelantada del Real Madrid, casi en línea con el centro del campo, suponía un inconveniente para los delanteros nazaríes, que veían muchos metros de campo libre hasta alcanzar la portería de Keylor Navas.

El Granada nunca bajó los brazos

El gol del Madrid iba a llegar por la banda de Carvajal tras varios acercamientos fallidos. Benzema en una ocasión y Lombán en otra habían desmantelado los centros de Carvajal, quien alcanzaba la línea de fondo con asiduidad.Carvajal abrió la poblada defensa granadina con sus llegadas Benzema anotaba a la media hora poniendo de cara el choque, que se le iba a complicar a Zidane, en una reescritura del guión pensado. Los contragolpes se sucedían tanto de un lado como del otro, visto que era la única manera de alcanzar la portería rival. Pero ni el Granada, que se gustaba por momentos, ni Cristiano Ronaldo en una clara ocasión, conseguían mover el marcador.

Foto: realmadrid.com
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El Granada creía en el empate y en la segunda parte salía con las líneas mucho más adelantadas, asfixiando la salida del esférico blanco. Precisamente de una pérdida en el centro del campo iba a llegar el gol nazarí; Rubén Pérez le robaba la cartera a Modric con la inestimable ayuda de Gil Manzano para que El Arabi anotase el empate que tanto iba a complicar la vida al Madrid.

El Madrid, sin pegada ni reacción

Zidane introdujo varios cambios para dotar de frescura al equipo. Sin embargo, Jesé no tuvo una participación determinante en el devenir del encuentro, al igual que Kovacic, incómodo en un mediocampo superpoblado. El técnico galo no agotó los cambios hasta el gol de Modric, dejando en el banquillo a Lucas Vázquez y Casemiro. Zizou demostró que no confía más que en un número finito de jugadores y que el resto son meras comparsas, máxime cuando se vio a Kroos desbordado y agotado en la medular.

El partido tocaba a su fin y sobre Los Cármenes planeaba el fantasma del Benito Villamarín, que podía descolgar definitivamente al Madrid en la lucha por la liga, cuando iba a llegar el gol de Modric. Sólo un golazo de Modric en el 86 salvó de un nuevo tropezón al MadridEl croata tiró del pundonor que faltaba a la delantera, especialmente a Karim Benzema, quien hasta en tres ocasiones alcanzó una posición escorada dentro del área y prefirió centrar en lugar de chutar. Así que, con los papeles invertidos y el Granada plantado como un muro, Modric se puso el traje de artillero para disparar un obús que se colaba por la escuadra. El equipo vencía el encuentro, pero dejaba muchas dudas en el apartado ofensivo, donde se mantiene una circulación constante del esférico pero no llegan las ocasiones.

Elogios unánimes para Modric

Los compañeros del centrocampista croata coincidieron en que el partido hubiese tenido un fatídico desarrollo de no emerger la figura de Luka. Es el caso de Carvajal, quien reconocía que "el gol de Modric nos permite seguir enganchados a la Liga y luchar hasta el final”. En la misma línea se expresaba Butragueño, Director de Relaciones Institucionales, catalogando el gol del croata como "salvador" para lograr los tres puntos.

El último en hablar para los medios de comunicación fue el propio Modric, quien reconoció que Zidane le pedía "tirar más desde la frontal". Sin hacer demasiada autocrítica, con un partido dominado por los blancos pero con mucha falta de frescura y ocasiones, el croata prefirió ampararse en los números para respaldar la actuación blanca: "No podemos esperar que cada partido podamos ganar cinco o seis a cero".

Foto: realmadrid.com
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Problemas ofensivos como visitante

A pesar de que las palabras del croata estaban cargadas de razón, lo cierto es que si analizamos individualmente la actuación ofensiva de los blancos encontramos argumentos objetivos para explicar el porqué de la falta de gol. Es cierto que el Granada mantuvo las líneas defensivas muy cerradas, cortando el grifo de las ocasiones, pero también lo es que Cristiano estuvo muy desaparecido durante todo el encuentro. El luso tuvo una ocasión clarísima que no consiguió materializar, y ahí se acabó su partido. Cristiano Ronaldo una vez más se ofuscó, se vio impotente de cara a gol y bajó su rendimiento. Es cierto que siguió luchando, pero sin ese brillo en la mirada del goleador que no se rinde. La imagen con los brazos en jarra del portugués comienza a ser habitual, y no sólo propia de las grandes citas en que no salen las cosas bien.

Lo mismo sucedió con James Rodríguez, quien aparece en los encuentros cuando el resultado es favorable pero que en esta ocasión apenas pisó el área rival. Tuvieron que ser Isco y Carvajal los que rompiesen la tirantez defensiva nazarí por su banda para que llegase el gol de Benzema. Ante el Athletic, en el Bernabéu, veremos resurgir a la delantera blanca.

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