Dicen que los filiales están para formar jugadores, para hacerles futbolistas, para ir absorviendo el verdadero fútbol más allá de la falsa realidad del fútbol base. Y hoy, en Fuenlabrada, sin duda alguna esto se dio con los jóvenes de Ramis, que salieron del Fernando Torres con una lección muy clara: el fútbol es orgullo, es garra, es pasión. No solo es calidad. El fútbol es lo que hoy fueron los hombres de Visnjic.

El 'Fuenla' propone y Mariano golpea

El partido comenzaba con un Fuenlabrada muy insistente ofensivamente hablando. Con Ortiz como estandarte -algo que sería la tónica general de todo el encuentro- llegaron las primeras acometidas a la portería de Carlos Abad. Sin embargo, no sería el madrileño quien daría con la tecla primero, sino un dominicano que siempre aparece: Mariano recogía un balón suelto tras un tiro de Llorente para fusilar a Isma Gil y abrir un partido que parecía ponerse muy de cara para los blancos.

Mariano rompía la racha de imbatibilidad de Isma Gil (355')

Poco después, de nuevo Mariano aparecía en jugada individual y casi sentencian el choque. La diferencia fue que esta vez Isma Gil pudo detener el disparo de Cedrés a pase del dominicano. Y a partir de entonces, sorprendentemente, el filial blanco se echó a dormir. Quizás fue un acto de autosuficiencia, de complacencia, pero la realidad es que poco más apareció en todo el primer tiempo. Un par de detalles de Mariano y poco más, el Fuenlabrada ya había cogido la batuta del partido y no iba a soltarla hasta conseguir su objetivo.

El juego por bandas fuenlabreño desarboló la débil defensa visitante. Las arrancadas de Ortiz, los caracoleos de Noguera y las incorporaciones de Guillén hicieron mucho daño. Precisamente, de las botas de este último se inició el gol de la justicia. El lateral azulón servía un centro raso desde el perfil izquierdo y Tito hacía el empate con un sutil zurdazo. No fue más que el premio al empuje, o mismamente, el premio por seguir en el partido.

Al descanso se llegó con la igualada y con unas sensaciones muy positivas para las pobladas gradas del Fernando Torres. Tras la reanudación, no se permutaron los papeles, ni mucho menos. Es más, hasta se permitió el 'Fuenla' el lujo de mandar un aviso a los chavales de blanco: el omnipresente Ortiz mandaba al palo un chut que olía a gol desde su salida.

Si no peleas, te 'Matas'

El partido con el paso de los minutos se fue enfriando. Los de Visnjic no daban con la tecla para dañar a un Castilla muy plano. Entonces, el serbio decidió retirar del campo a Pachón para dar entrada al 'actor' definitivo del encuentro: Antonio Matas.

Corría el minuto 73 de partido cuando a don Antonio Matas, pichichi fuenlabreño, le dio por cortar en seco tal entramado. Sacó el fusil, apuntó a la escuadra derecha de la meta de un espectador con guantes llamado Carlos Abad y la reventó sin piedad alguna (1-2). Un obus de esos que son para verlo repetido, una y otra vez. 

Momento del imparable obus de Matas.
Momento del imparable obus de Matas.

El Fuenlabrada aguantó sin problemas a pesar de la expulsión

Pero no todo iba a ser un camino de rosas para los de Visnjic desde el notición del segundo gol. En plena reacción blanca, y a falta de 10 minutos para el sonido del pitido final, la espectacular labor de Rovirola en la medular se enturbiaba con una segunda amarilla que dejaba a su equipo con diez. 

Tres puntos menos, cuatro partidos más

Sin sufrimiento, sin sudar más de lo normal y prácticamente sin mirar el reloj, el CF Fuenlabrada aguantó su resultado hasta el 94'. Los de Ramis no llegaron ni a inquietar a la impenetrable pareja San José - Carrasco y se dejaron tres puntos y las opciones al liderato en el sur de Madrid. Desde Barakaldo sonreían -y desde las gradas, donde se encontraba Movilla, entrenador gualdinegro-, el liderato ya es cosa suya. Una derrota que suma cuatro partidos más (tres eliminatorias de playoffs) al objetivo de ascenso del filial. En cambio, el Fuenlabrada sellaba su permanencia un año más en el fútbol de bronce.

En definitiva, el encuentro fue eso. Un clínic azulón de 90 minutos de duración de cómo superar una situación adversa, de cómo no bajar los brazos y batallar hasta el final, de cómo optimizar tus recursos al máximo y, sobre todo, de cómo lo colectivo -casi siempre- gana a lo individual. Hoy, Mariano fue a remolque con el espectacular marcaje de Carrasco, Llorente en ningún momento fue el 'amo' de la medular y Febas, ofuscado en reprimendas y lamentos, no pudo brillar con luz propia. Las bajas -Odegaard, Mayoral, Enzo, Lienhart- se notaron cuantiosamente, pero lo que verdaderamente notorio fue que este Castilla necesita más de muchos y no tanto de unos pocos si de verdad quieren subir un escalón en el fútbol patrio para la temporada que viene.