SuperCristiano

El astro portugués hizo uno de sus mejores partidos y más completos con la camiseta blanca. Tres goles y el máximo líder del equipo madridista sobre el terreno de juego. El Real Madrid y Cristiano sonríen más que nunca. La afición blanca tiene a su héroe particular.

SuperCristiano
Foto: Dani Mullor VAVEL
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Por Juanfran Moreno Marcelo

Los héroes siempre le dan un final feliz a la historias. Lo que instantes antes es irremediable, un superhéroe lo transforma en factible. Cristiano se disfrazó, ante el Wolfsburgo en la vuelta de los cuartos de final de la Champions League, de Batman, Superman, Capitán América, en definitiva, de héroe. No solo con sus goles, sino que con su liderazgo y su pasión transmitió al Bernabéu y a sus compañeros una fuerza y un pundonor que hicieron que la eliminatoria se decantase del lado blanco. Nunca se ha visto en Chamartín a un Cristiano tan comunicativo con el público y sus compañeros. La sintonía entre el pueblo blanco y el héroe madridista era perfecta.

Dos goles en el 17' y 18'

Parecía que el Wolfsburgo había conseguido superar el primer cuarto de hora agónico que habían planteado los hombres de Zidane. Sin embargo, en el 17' y en el 18', Cristiano escribía un capítulo más en su gloriosa carrera, y anotaba dos goles que igualaban la eliminatoria de forma vertiginosa. El Real Madrid respiraba más tranquilo pero los deberes no estaban del todo hechos.  

Y como pasa en todas las historias, no siempre el villano se rinde a las primeras de cambio. El Wolfsburgo se fue soltando y tras el dos a cero empezó a mantener la pelota durante más tiempo y la presión blanca comenzó a desaparecer. Así se llegó al final de la primera parte, con todo por resolver y con una segunda parte que tendría el desenlace perfecto para el club blanco y el astro portugués.

Faltaba la guinda al pastel, la escena que todo niño recuerda en una película de su superhéroe favorita, aquella en la que el villano por fin se da por vencido y el héroe saca fuerzas de su flaqueza para darle un final feliz al pueblo al que tiene a sus espaldas. Cristiano lo iba a hacer en una de sus especialidades que parecía que había perdido con el paso del tiempo, como si Superman de repente no consiguiese volar tan alto. El portugués lanzó una falta que se coló por el medio de la barrera y en la que Benaglio no pudo hacer nada. El Bernabéu estalló, la machada se había logrado, y su máximo líder había hecho una actuación mágica, de película y para el recuerdo.

16 goles en esta Champions suma el portugués

Una historia con final feliz

El público coreaba su nombre al unísono, la afición se rendía a sus pies y Cristiano lejos de relajarse siguió metido en el partido hasta el pitido final. En aquel instante, en vez de besar a la chica como Spiderman o Batman al final de la película, el portugués cayó desplomado al suelo, sabiendo que con su partido había conseguido meter al Real Madrid en semifinales de las Champions por sexto año consecutivo y que aunque parezca increíble, probablemente había completado su mejor partido con la zamarra blanca. Un líder silencioso fuera del campo, pero que grita de forma ensordecedora cuando está dentro de él.