En el mercado estival, tanto el Liverpool como el Wolfsburgo llenaron sus arcas a costa del dinero del jeque que dirige las operaciones del Manchester City. Desde que en 2008 Sulaiman Al-Fahim adquiriese el conjunto inglés, el dinero dubaití ha acompañado las peripecias continentales de los citizens, que por fin y por primera vez en su historia, consiguieron acceder a las semifinales de la máxima competición continental.
Sterling no es la estrella
El jeque de Dubái tenía en la Champions League su gran objetivo, y por eso no ha escatimado en gastos. Por eso, cuando los reds y los germanos pidieron casi 80 millones cada uno por Raheem Sterling y Kevin De Bruyne, respectivamente, no le tembló el pulso a Al-Fahim para entregárselos a ambos conjuntos, y vestir de celeste tanto al inglés como al belga.
Sterling ha jugado 43 partidos esta temporada con el City (2830 minutos) anotando 11 goles, un bagaje pobre para su capacidad
Se presuponía un ataque sin precedentes en la ciudad de Manchester. Sterling en un costado, De Bruyne en el opuesto, y Aguero con Silva enganchando ocupando el carril central. Sobre el papel, la dinámica no podía ser más prometedora, pero una de las patas falló. Tras la mala experiencia del jugador belga en el Chelsea en su anterior estancia en la Premier, podía presuponerse que su segundo intento sacudiría la actualidad al caer del mismo modo, pero la realidad fue otra.
El teóricamente adaptado, Sterling, tras brillar en el Liverpool, no ha conseguido hacerse con un hueco en cuestión de méritos en los planes de Manuel Pellegrini para el tramo decisivo de temporada, problemas físicos mediante. Al inglés, además, tampoco le han acompañado las lesiones. La última, el pasado mes de marzo en el primer tiempo del partido ante el Manchester United. El anglosajón sintió molestias y se fue al suelo. A los 26 minutos Fernando ya le sustituía en el verde, y se especulaba con un periodo de baja cercano a las ocho semanas.
De haberse confirmado los presagios, Sterling no estaría a disposición del técnico, pero no ha sido así. El inglés ha consegudo recuperarse en la mitad de tiempo y al menos tendrá un sitio en el banco. Su titularidad está más que en duda, puesto que en el mes que ha desaparecido de los partidos, ha emergido la figura de un Jesús Navas que ha reverdecido viejos laureles y que se ha ganado con sus actuaciones la continuidad.
Un jugador que ya es historia del City
El que no la ha perdido nunca ha sido Kevin De Bruyne. El belga ha sido el referente ofensivo - junto a Aguero - todo el año para los citizens. Amparado en su diestra prodigiosa, un latigazo en el ecuador del segundo tiempo de la vuelta de cuartos ante el PSG obró el milagro. A pesar de que Trapp se estiró, no llegó al disparo que el belga había perpetrado sobre su portería, y que significaría el a la postre definitivo 1-0 que les daría el billete a semifinales.
De Bruyne entraba con letras de oro en la historia del City, y lo hacía como mejor sabe hacer: jugando un brillante encuentro. Indiscutible cuando las lesiones se lo han permitido, el primer año en el foco para el belga ha sido - a falta del desenlace continental - brillante, con el lunar de la mala racha en Premier. De Bruyne ha sumado 2754 minutos, repartidos en 37 partidos entre cuatro competiciones en los que ha conseguido anotar 15 goles.