La Octava: otra vez París

Tras una larga sequía en la vitrina de las Champions del Real Madrid, el conjunto blanco consiguió en 1998 la "Séptima". Con ese nuevo e inesperado título conseguido ante la Juventus, el fútbol le brindaba una nueva oportunidad al Madrid en el año del cambio de milenio, oportunidad que sería en el lugar donde empezó todo.

La Octava: otra vez París
Fotomontaje: Alejandro Mateos - VAVEL
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Por Ivan Del Dedo Martin

Otra vez París, el lugar donde comenzó a forjarse la historia continental del Real Madrid, tras ganar al Stade de Reims por 4-3 un 13 de junio de 1956. Aquel año, el conjunto blanco consiguió en Parc des Princes la primera Copa de Europa para sus vitrinas. Tras ella, vendrían otras cuatro copas seguidas, dos finales perdidas, en 1962 contra el Benfica y en 1964 contra el Inter de Milán, y otro título en 1966. A partir de ahí, el Real Madrid comenzó la racha negativa que le atormentó durante 32 largos años. En esos 32 años, el conjunto de Chamartín tan solo disputó una final de la máxima competición europea. Aquella, correspondiente a 1981 se saldó con victoria del Liverpool, precisamente en Parc des Princes.

Pero, en 1998 la historia del Real Madrid comenzaría a cambiar. Y es que, tras un año un tanto irregular, el conjunto merengue consiguió alzarse, contra todo pronóstico, con la "Orejona" tras vencer a la entonces todopoderosa Juventus.

El Real Madrid se sobrepuso a la Juventus para alzar la Séptima

El Madrid, que con la séptima Champions se había quitado una gran presión de encima, encontraría pronto otra nueva oportunidad. Fue en la temporada 1999-2000, con el cambio de milenio. Aquella temporada fue parecida a la temporada actual. Algo antes de que llegase el ecuador de la temporada, el Real Madrid destituyó a Toshack. El equipo merengue, con 14 jornadas, iba tan solo un puesto por encima del descenso. Su sustituto fue Vicente del Bosque, quien intentó cambiar la dinámica empatizando con los jugadores, un estilo lo que ha hecho Zidane esta temporada tras la destitución de Benítez.

En Liga, como se ha visto, el conjunto madrileño no iba bien, pero en Champions era diferente. Se notaba que algo iba a pasar aquel año. Y pasó. En cuartos de final esperaba el Manchester United. En la ida de esa eliminatoria, los dos equipos empataron a cero en el Santiago Bernabéu, por lo que todo se decidiría en el "Teatro de los Sueños". El Real Madrid salió a por todas en Manchester y consiguió llevarse una sufrida victoria por 3-2. Los más destacado de ese partido, y probablemente de aquella edición de Champions League, fue "el taconazo de Redondo". El argentino consiguió irse con el balón y tras un magnífico recurso de tacón, sobrepasó a Berg y le sirvió a Raúl el gol en bandeja.

La final

Tras haber eliminado, también con sufrimiento, al Bayern de Münich en semifinales, el Real Madrid se plantó en la gran final de Paris. Era la primera final de Champions que enfrentaba a dos equipos españoles, el Real Madrid y el Valencia.

Aquel año el Valencia era el favorito, ya que la temporada del Real Madrid, como se ha visto, fue algo decepcionante. Vicente del Bosque, siguió fiel al estilo que había adoptado durante todo el año y volvió a colocar cinco defensas, tres de ellos centrales, para contener las acometidas del ataque "che". La alineación del Madrid fue la siguiente: Casillas, Michel Salgado (Hierro, 85’), Iván Campo, Iván Helguera, Karanka, Roberto Carlos, McManaman, Redondo, Raúl, Anelka (Sanchís, 80’) y Morientes (Savio, 72’).

Pese al favoritismo del Valencia, el Madrid dominó el partido. Fruto de ello, justo antes del descanso, Morientes mandaba un gran cabezazo al fondo de la red. A la vuelta de vestuarios, el Valencia intentó apretar, pero la gran telaraña defensiva del Madrid cortó cualquier esperanza valencianista. Y en el minuto 67, McManaman enganchaba de tijera un rechace de la defensa del Valencia para poner el 2-0. Con todo el Valencia volcado al ataque, en el minuto 75, Raúl, máximo anotador en Champions de aquella temporada, cruzó el terreno de juego para recortar a Cañizares y marcar a portería vacía con su pierna derecha el definitivo tres a cero. ¡La Champions volvía al Bernabéu!