Han pasado 5 años desde que Jokin Aperribay, encabezando la lista “Realaren Lagunak”, se presentaba en la Asamblea de Socios Compromisarios para hacer frente al entonces presidente Iñaki Badiola con la intención de relevarlo del cargo y coger las riendas de una Real Sociedad que por entonces cabalgada de forma absolutamente desbocada.

Los integrantes de la candidatura de Aperribay, que tuvo el apoyo del 58% de los compromisarios del club, se presentaron en la asamblea para según ellos, "poner fin a esta grave situación e intentar evitar la desaparición del club poniendo en marcha un plan de regeneración integral de la entidad”. Pero no todo el mundo lo entendió así y, para desgracia de la institución, la Ertzaintza tuvo que actuar para que aquello no pasara a mayores.

Un club económicamente en concurso de acreedores, deportivamente en Segunda División y socialmente fracturado era todo lo que se llevaba en herencia la nueva plataforma. Pero todavía existían voces críticas que defendían la gestión de un expresidente derrotado, Iñaki Badiola, que había realizado tantas y tan rocambolescas promesas como la llegada de las camisetas de la Real Sociedad a China, el cambio de nombre del Estadio de Anoeta por Pekin 2008 Arena, la contratación de entrenadores y jugadores que jamás llegaron a pisar las instalaciones de Zubieta, así como la salida a Bolsa de la entidad txuri-urdin. Por supuesto nada de eso llegó a cumplirse en el tiempo que Badiola estuvo al frente del club donostiarra.

Seriedad y gestión

La Real Sociedad era un auténtico polvorín. Declaraciones de nulidad, de trampas, de elementos externos que habían tumbado a la directiva saliente... las diferentes facciones se enfrentaban mutuamente y el equipo no levantaba cabeza. Se pudo leer, ver y oír todo tipo de argumentaciones y descalificaciones pero si algo ha caracterizado a la gestión de Aperribay, han sido la seriedad y la discreción, y haciendo gala de su talante conciliador, el equipo comenzó a caminar por la senda de la tranquilidad.

Cinco años más tarde, la Real Sociedad ha pasado de un pozo sin fondo conocido a pasear su escudo por Europa con el himno de la Champions como banda sonora. La actual directiva puede sacar pecho de su gestión.

Por el camino han quedado muchos pelos en la gatera y como todo presidente ha compaginado acciones de gran brillantez con otras para olvidar. Su logro más sonado fue la cesión y posterior contratación del mexicano Carlos Vela, auténtica clave de los recientes éxitos de la Real Sociedad; su acción más negativa, la gestión y tratamiento social de la salida de Illarramendi al Real Madrid. Entre ambas situaciones opuestas, un ascenso a Primera, un cuarto puesto en la liga de las estrellas, una clasificación para la Champions League apostando por hombres de la cantera y, lo más importante, una cuenta bancaria absolutamente saneada.

Anoeta, las pistas y su remodelación

El cierre del ejercicio correspondiente a la temporada 2012/2013 se ha solventado con un superávit de casi 700 mil euros para las arcas de la Real Sociedad y los datos correspondientes a la actual temporada hacen vislumbrar un futuro prometedor. Independientemente de cómo llegó ese dinero y cómo se gestó y consumó el fichaje de Illarramendi por el Real Madrid, la contratación del de Mutriku dejó pingües beneficios en las arcas blanquiazules; la clasificación para la Champions League ha reportado un dinero extra y la contención en el gasto de fichajes ha hecho que la Real Sociedad esté capacitada para acometer una de las obras que los aficionados más están esperando: la remodelación de Anoeta.

El presidente también lo ha afirmado por activa y por pasiva. Con financiación institucional o no, la remodelación del estadio y la supresión de las pistas son un objetivo para Aperribay pero la decisión oficial se está dilatando tanto en el tiempo que este deseo puede convertirse en un arma de doble filo para la directiva actual. Los aficionados comienzan a alzar la voz y pedir que se de una solución a esta situación.

Una asamblea sin oposición

Estos números de la temporada pasada sirven para que el actual presidente de la Real Sociedad y único candidato a la reelección, tenga el apoyo de la mayoría de accionistas del club y no exista alternativa ni oposición a su Junta Directiva, más aún cuando la previsión económica que presentará esta tarde para la presente campaña eleva los números negros hasta los 40 millones de euros. Los gastos serán casi de 55 millones de euros, mientras que los ingresos se disparan hasta los 95, un desfase positivo provocado por la venta de Illarramendi y los ingresos derivados de la participación en la Liga de Campeones.