El Valladolid empata con un Valencia que sigue perdido

El equipo castellano pudo llevarse los tres puntos a causa de los problemas de identidad que sufre el equipo de Djukic. Solo dos ramalazos de calidad local impidieron que el Valladolid pudiera sacar algo mejor. La afición ché sigue esperando que los suyos demuestren lo que valen.

El Valladolid empata con un Valencia que sigue perdido
El Valladolid no pudo confirmar su buen partido ante un Valencia en horas bajas. (Foto: EFE).
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Por Juan Navarro García

Muy mal empezó el partido para el Real Valladolid. Tras pisar por vez primera los puestos de descenso a causa de la victoria de ayer del Rayo, el Pucela vio cómo con dos minutos de partido trascurridos Mariño cometía penalti sobre Barragán en una incursión del lateral sobre su área. Por fortuna para los visitantes y para desesperación local, Banega lo mandó a las nubes.

Un análisis sosegado de este lance resulta hasta positivo para el Valladolid, pues el árbitro castigó con amarilla y no con roja, como podría haber acaecido. La pena máxima se fue lejos en parte gracias al infausto estado del césped de Mestalla. Parece que la playa de la Malvarrosa ha hecho acto de presencia en ese tapete.

La posibilidad de comenzar el duelo por debajo despertó a los de Juan Ignacio, que se enfundaron el mono de trabajo y empezaron a jugar con más rigor. La inestabilidad que sacude los cimientos valencianistas no tardó en agitarse cuando, a los diez minutos de partido y en la única llegada mínimamente clara del cuadro castellano, estos se ponían por delante. Javi Guerra, el hombre de moda en Pucela, cabeceaba magníficamente un buen envío de Alcatraz lejos del alcance de Guaita. El ariete lleva ya siete goles, uno menos que todo el curso pasado.

La afición ché no estaba contenta en su localidad. Si este equipo montara un circo, le crecerían los enanos. El tránsito de juego no era el deseado y el Valladolid, sin hacer nada del otro mundo, estaba incluso cómodo aguantando las tímidas acometidas del equipo de Djukic. Cuando los atacantes del Mediterráneo superaban la muralla castellana, Mariño intervenía con seguridad.

El Valencia se levanta

En el área contraria, el meta local observaba cómo el partido cambiaba las tornas con un gol de Pabón a la media hora. De manera más o menos inmerecida, a juicio de cada espectador, el colombiano empalaba un chut desde fuera del área de castigo. El arquero vallisoletano no pudo detenerlo a causa de un extraño realizado por el cuero, tras rebotar en uno de sus zagueros.

Este fue el punto de inflexión de la primera mitad, pues desde ese tanto el Valencia mostró que tiene potencial para ocupar un lugar alto de la tabla. Los laterales incidían en ataque con alegría y esa anarquía que tanto rendimiento aporta a este deporte, mientras los atacantes pucelanos poco podían hacer para poner en aprietos a la defensa capitaneada por Ricardo Costa.

Desde ese tanto el Valencia mostró que tiene potencial para ocupar un lugar alto de la tabla

Así se llegó al tiempo de descanso, con un empate que reflejaba la igualdad por tramos plasmada sobre el césped de Mestalla. Para intentar darle más lustre al duelo, Djukic sentó a Banega, poco acertado en esta tarde de domingo, en favor del joven Canales.

La segunda mitad comenzó bajo una tónica muy similar a la primera, con el Valladolid golpeando a un púgil valencianista dormido. En una jugada algo embarullada, en la que la zaga del Valencia demostró ser muy poco sólida, Alcatraz enganchó un fuerte disparo cruzado que superó a Vicente Guaita. No había trascurrido una hora del choque y los primeros pitos atormentaban los oídos de los once valencianistas.

Bien plantado el Valladolid

El engranaje del Pucela dispuesto por Martínez en su visita al Valencia era eficaz y sólido, como debe hacer un equipo humilde jugando en la casa de un rival superior. El rigor táctico y la velocidad de los atacantes castellanos impedían que el equipo mediterráneo asustara a la meta defendida por Mariño. Es más, solo las imprecisiones ofensivas de los visitantes impidieron más sustos para la parroquia.

Sin embargo, la calidad en este deporte acaba imponiéndose. Pese a no vivir una época durada, no cabe duda que Djukic cuenta con más recursos en su plantel que su homólogo en el banquillo contrario. A base de calidad y no de merecimiento, con ataques más cuantitativos que cualitativos, los locales conseguían igualar la contienda en un buen contraataque culminado por Feghouli. El 2 a 2 campaba en un electrónico que invitaba a ambas ententes a dos opciones: o replegarse en busca de cosechar un rico punto, o atacar en busca de tres.

A base de calidad y no de merecimiento, con ataques más cuantitativos que cualitativos, los locales conseguían igualar la contienda

En contra de lo que suele ser habitual, donde uno de ellos ataca con fervor y el otro defiende con uñas y dientes, vallisoletanos y valencianos optaron por atacar con brío. De hecho, el colegiado no apreció una mano de Ricardo Costa en plena pugna con un activo Javi Guerra que hubiera cambiado el signo del choque. Los minutos pasaban y en plena confusión ché, auspiciada por una grada que metía el dedo en la llaga mediante silbidos, los de Juan Ignacio tuvieron varias ocasiones claras que no lograron materializar a causa del buen hacer de Guaita.

Pudo ganar el Pucela

La defensa del Valencia estaba de vacaciones, con una actitud impropia de un equipo con esa categoría y nivel. Los últimos instantes del encuentro trascurrieron en el área local, si bien Postiga y Pabón mostraban sus cualidades en las ocasiones de peligro del equipo de Djukic. Entre Guerra, Osorio y Rama pusieron en aprietos a la portería local de Mestalla pero sin éxito.

Finalmente el duelo concluyó con unas tablas que no son injustas, pero que si se tratara de boxeo y se contaran los puntos, el Valladolid podría haber obtenido un mejor botín de su visita a Valencia. En cuanto a las sensaciones, el equipo ché sigue surcando ese mar de dudas y de errores en el que se halla sumido. Por su parte, los de Zorrilla mejoran las sensaciones tras una racha de partidos sin mostrar todo su potencial.

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Fotos: EFE.