El Pucela quiere seguir vivo

El triunfo de este sábado ante el Espanyol permite soñar a orillas del Pisuerga con una salvación que requerirá lo mejor de este equipo. El gol de Rukavina no aleja a los pucelanos de los puestos de descenso, pero los mantiene en la pelea  por la permanencia a pesar de no realizar, ni mucho menos, un partido brillante.

El Pucela quiere seguir vivo
El Valladolid ha de morir en el campo si quiere mantener la categoría. (Foto: Real Valladolid).
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Por Juan Navarro García

Si uno de los chinos a quienes van dirigidos los cambios de horarios, cosas de la LFP, hubiera visto el partido de anoche en Zorrilla, probablemente no diría que el Pucela se estaba jugando el cuello. Los vallisoletanos se encuentran, a pesar del triunfo ante el Espanyol, en puestos de descenso, si bien estos tres puntos son vitales para seguir respirando en esta Liga cargada de sufrimiento para los castellanos.

El gol de Rukavina da vida a los de Juan Ignacio, cuyos noventa minutos sobre el terreno de juego estuvieron marcados por el nerviosismo y por la consciencia de que, aunque a este equipo le cueste horrores ganar, solo las victorias lo mantendrán en Primera. El factor que decantó la balanza fue, ni más ni menos, que el Pucela necesitaba salir victorioso y el Espanyol, que aunque fue digno rival, mostró que ya hace semanas tiene hechos los deberes.

Portería a cero

Las siete veces que el Valladolid ha sido el vencedor de un partido -cifra tan escasa que resume la temporada albivioleta- han sido sin ver batida su portería. Tanto con Mariño bajo palos como con su sustituto Jaime, este equipo precisa que el rival no anote ningún tanto para cosechar tres puntos. Para ello es clave la unidad defensiva, responsable de que no muchos rivales merodeen los dominios de su guardameta.

Los noventa minutos estuvieron marcados por el nerviosismo

Este sábado, Zorrilla ha visto mayor cohesión en la retaguardia pucelana, con un óptimo retorno a la titularidad de Marc Valiente, que con el apoyo de Rueda y Mitrovic supo despejar varias acometidas de los periquitos. No obstante, la inestabilidad vista este curso 2013/2014 provoca varios despistes y errores puntuales que emborronan un partido sólido y sobrio. Por fortuna, los dos porteros han hecho un buen trabajo para impedir que haya que recoger aún más goles de las redes de sus porterías.

Los vaivenes de la alineación, y el factor Manucho

Juan Ignacio Martínez no ha dado con la tecla a pesar de tener 35 jornadas para hacerlo. Los onces trazados sobre el césped han variado sobremanera, en buena parte influidos por las lesiones y distintos problemas físicos que ha tenido buena parte del plantel. Pero lo cierto es que no es excusa, ya que el entrenador ha hecho variaciones que han asombrado a propios y extraños, cambiando tanto el sistema de juego como sus protagonistas.

Una de las noticias más agradables de este tramo final de campaña es ver a Manucho junto a Javi Guerra en ataque. El angoleño no es Van Basten, pero con su poderosa figura fija a los centrales rivales y ayuda a que el malagueño tenga más libertad en el frente ofensivo. Añade, a su vez, un poderío aéreo de gran utilidad para un Valladolid que sufre para hilvanar cinco pases seguidos, por lo que el africano es esa boya que se avista en el mar de dudas que es el ataque pucelano.

La realidad más negativa la firma un hombre fundamental en los dos años anteriores: Óscar. El salmantino no vive su mejor año tras haber padecido todo tipo de lesiones que han cortado su ritmo de juego y se nota aún más en este decisivo tramo final, donde el charro ha tenido en sus pies varios balones que en la temporada pasada significaban gol y en esta solamente han disgustado a la grada.

La irrupción del delantero africano en el once lo ha condenado a la banda izquierda, demarcación en la que evidencia unas carencias propias de su costumbre de jugar más centrado, así que el carril acaba siendo para Peña. Este lateral realiza esfuerzos encomiables, aunque no es Roberto Carlos, y el Pucela acaba teniendo este sector del ataque algo inutilizado. La lesión del propio Manucho provocó que Óscar ocupara, por fin, su lugar en la media punta. Allí se vieron las mejores cualidades del '10', muy lejanas a las del curso pasado pero muy superiores a las vistas cuando actúa en el costado zurdo.

Coraje

El vestuario está falto de un líder. Basta que ver los nervios, el tembleque con el que los jugadores saltaron ayer al campo, ya que apenas un minuto después de que comenzara la contienda Sergio García casi arruina las esperanzas castellanas. Durante varias fases del partido el equipo tuvo la pelota en sus pies pero sin tener bien claro qué hacer con ella, lo cual deja en muy mal lugar al cuerpo técnico comandado por Martínez.

El vestuario está falto de un líder

En otros campos se ha visto cómo sus jugadores, que ven muy cerca el descenso, luchan hasta la extenuación para demostrarle al oponente que quizá sean mejores, pero que sus ganas son superiores. El Real Valladolid, por su parte, camina timorato hacia una permanencia no tan utópica como parece, pero que necesita litros de sudor y cientos de kilómetros en las piernas para efectuarse. No es hora de bajar los brazos, sino de demostrarse al Real Madrid, al Betis y al Granada que el Pucela es de Primera.

El sprint final de los candidatos al descenso implica que estas dos plazas que quedan en juego, pues una es para los béticos, se disputarán haciendo valer cada punto conseguido a lo largo de esta dura campaña. Los pucelanos han sido malos estudiantes, pero sigus, siguen en la pelea. Dentro de unas semanas sabremos qué dos clubes se despiden del Primera. El Valladolid, aunque no lo parezca, tiene en su mano seguir un año más e la élite del fútbol español.

Fotos: Real Valladolid.