Como mucho cuatro días de descanso, ese ha sido el máximo intermedio entre partido y partido del que han podido disfrutar los jugadores merengues en los últimos quince días. Cabe recordar que en encuentro frente al Real Valladolid se aplazó a la fecha del siete de mayo debido a la cercanía de la anterior fecha con la final de la Copa del Rey, disputada por los madridistas el pasado dieciséis de abril. Pero parece ser que ha sido peor el remedio que la enfermedad, ya que la carga de partidos con respecto a esa época es prácticamente similar.

Los choques que preceden al encuentro frente al conjunto blanquivioleta no son moco de pavo. Sobre todo si si se para uno en los dos envites de las semifinales de la Champions League, disputados ante el Bayern de Múnich. Partidos en los que la exigencia y el desgaste físico fueron superiores a cualquier otro de la temporada. Mucho más el de ida que el de vuelta, debido a que en el encuentro diputado en el Allianz Arena, el conjunto merengue ya se imponía por cero goles a dos en el minuto veinte. Aunque, sin duda, este estuvo marcado por la tensión y esfuerzo físico de los de Ancelotti, una de las razones por las que consiguieron eliminar al gigante bávaro.

Los encuentros de Champions League han tenido una extensa exigencia física, pero los de Liga no han sido menos. Ante Osasuna y Valencia, el conjunto blanco ha tenido que mantener el ritmo idóneo para llegar con vida a las últimas jornadas del campeonato doméstico. En el compromisoante el conjunto rojillo, el Madrid vapuleó a su rival con un claro cuatro a cero, aunque el segundo gol no llegaría hasta el minuto cincuenta y tres. Cristiano Ronaldo, tras anotar los dos primeros tantos, fue sustituido en el minuto sesenta como medida de prevención para su descanso, antes de visitar tierra alemana.

Frente al conjunto ché, el Real Madrid realizó un mayor esfuerzo físico del esperado, a priori. Se esperaba un Valencia en un perjudicado estado físico y psicológico, tras el esfuerzo realizado ante el Sevilla en la UEFA Europa League, en la vuelta de las semifinales, en el que el equipo de a orillas del Turia quedó eliminado. Pero la cara que mostró en el Bernabéu el conjunto valencianista fue muy diferente, consiguió adelantarse en dos ocasiones en el marcador y tuvo al Real Madrid contra las cuerdas hasta el último suspiro de partido. Finalmente el esfuerzo se premiaba con un empate a dos.

El Real Valladolid puede hincarle el diente al Real Madrid en esa faceta. La menor carga de partidos de los pupilos de Juan Ignacio Martínez puede ser un claro factor a favor para conseguir una victoria clave para la consecución de la permanencia. Cristiano y Gareth Bale llegan entre algodones; el portugués, totalmente recuperado de la lesión que le hizo perderse la final de Copa, aun sigue siendo muy protegido para evitar un posible agravio. Por su parte, el galés ha sido duda en alguno de los últimos encuentros y su condición física no ha sido la misma durante toda la temporada.

Las lesiones han dañado mucho al equipo. El primero en caer fue Sami Khedira, que en noviembre del pasado año se rompió el ligamento anterior de la rodilla derecha y se estimó su baja en seis meses. El siguiente y último en caer fue el canterano Jesé Rodriguéz, se rompió el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha y se diagnosticó que se perdería toda la temporada. Dos bajas muy sensibles para el club blanco, que han desencadenado una mayor carga física en algunos jugadores debido a la acumulación de minutos.

A pesar de todo esto, Giovanni Mauri, el preparador físico de la primera plantilla del Real Madrid, ha mantenido la maquina funcionando perfectamente durante toda la temporada. Al que definen en Valdedebas como “El Genio Oculto” se encarga de la puesta a punto de los pupilos de Ancelotti. El italiano realiza trabajos individualizados con cada jugador de la plantilla. Uno de los secretos de esta preparación física son las sesiones de reactivación utilizadas por Mauri en épocas de acumulación de partidos. A pesar de todo esto, como dijo el poeta romano Horacio, "el placer que acompaña al trabajo pone en olvido la fatiga".

Foto: Dani Mullor | VAVEL