Corre Larsson, corre

Daniel Larsson ha finalizado su vinculación con el Real Valladolid, tras hacer uso de una clausula por la que podría poner fin a su contrato. El sueco dice adiós así al conjunto albivioleta tras mucho esfuerzo, sacrificio y coraje. Zorrilla tardó, pero agradeció la labor del pequeño jugador rubio. Larsson continuará corriendo, sin cansarse, hacia un nuevo futuro.

Corre Larsson, corre
Larsson se marcha ovacionado de Zorrilla. (Foto: Real Valladolid).
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Por César Aldecoa Rodríguez

Aún no ha entrado el verano en Valladolid, cerrado y lluvioso en estos días, y ya se están produciendo el baile de nombres, y de salidas. Un descenso a Segunda siempre acarrea la pérdida de jugadores referencia, como es el caso de Javi Guerra, no por conocido menos doloroso. En este jueves, de la primera semana en Segunda División, Daniel Larsson ha sido quien se ha despedido del conjunto albivioleta. El sueco, que tenía contrato, ha rescindido de manera bilateral, por mutuo acuerdo del club y de él, haciendo efectiva una clausula en la que si el equipo pucelano descendía, podría desvincularse para buscar nuevas metas.

La decisión parece haber sido acordada por ambas partes, principalmente por la necesidad de llevar a cabo una restructuración de la parcela deportiva por parte del club; y por el deseo de jugar al máximo nivel del sueco, según expresó a la cadena SER durante el mismo día de su despedida: “Quiero jugar en Primera División. Tengo 27 años y hay que aprovechar las oportunidades. Me siento mal por irme ahora, pero a veces las cosas son así. Es lo que hay”. El delantero regresará a su Suecia natal, para pasar las vacaciones estivales, pero regresará a Valladolid para despedirse de afición y compañeros, además de tratar de encontrar alguna oferta de la categoría de oro española.

Tardó, pero encandiló a Zorrilla

Atrás deja temporada y media, tras llegar en el mercado invernal de la campaña pasada, en las que ha disputado 46 encuentros de Liga, anotando tres tantos, todos ellos durante este último curso. El sueco, que comenzó de manera dubitativa, terminó consolidándose en la alineación titular pucelana, siendo uno de los más aplaudidos por Zorrilla. Sus carreras, su coraje y su trabajo no pasaron desapercibidos para una hinchada que durante toda la temporada se volcó con su equipo, ovacionando a todos aquellos jugadores que dejaron todo su físico sobre el verde.

Sus carreras, su coraje y su trabajo no pasaron desapercibidos

Su problema, especialmente de cara a gol, llegó debido a que no participó tanto como le hubiera gustado en su mejor demarcación, la delantera, junto a otro punta. De hecho, sus mejores encuentros llegaron en esta posición, cuando Óscar cayó lesionado esta temporada, acompañando a Javi Guerra en la parcela ofensiva. Caído a banda, sus actuaciones se remitieron a trabajo físico, presión e intentos de remate, dado que el desborde con el cuero controlado nunca ha sido su mejor destreza.

(Foto: Terra).

Tan solo tres goles, pero importantes, como el que fue su primero personal, y segundo de su equipo en Vallecas; o el que comenzó la remontada ante la Real Sociedad en Zorrilla. Su conexión con Guerra fue uno de los detalles que Juan Ignacio no supo ver, dado que optó en demasiados encuentros por situar al sueco en el extremo diestro, pero que dejó conatos de suma calidad, ejemplo de ello el tacón hacia el malagueño en tanto del empate ante la Real Sociedad. Finalmente, tras mucho trabajo, Zorrilla terminó por mostrarle su afecto, con sonoras ovaciones cuando este era sustituido, coreando su nombre al viento, demostrando que el derroche y el esfuerzo siempre tienen su recompensa.

El sueco se va, sin hacer ruido, en una maniobra inesperada de los despachos pucelanos, pero con una afición rendida a su esfuerzo, y que agradece su trabajo. Su destino, de momento es desconocido. Pero su pasado, no se olvidará. Larsson no volverá a vestir la blanquivioleta, pero siempre llevará el color en su corazón. Al igual que Zorrilla siempre recordará, con ilusión, el azul y amarillo de Suecia. No ha hecho mucho ruido, no ha escrito historia, pero sí deja un grato recuerdo, y una amarga despedida. Ya no se escuchará más el ‘corre Larsson, corre’. Suerte sueco, allá donde vayas.