El adiós del expreso de Belgrado

Rukavina ha pasado dos buenos años en las filas del Real Valladolid, especialmente en lo que alude al plano individual, ya que la segunda temporada ha estado marcada por el descenso del equipo a Segunda División. Pese a ello, el serbio siempre será recordado con mucho cariño por la afición blanquivioleta gracias a su coraje innato y a su enorme sacrificio. Ahora será el Villarreal el conjunto que tenga la fortuna de contar en su plantilla con los servicios del futbolista, uno de los mejores laterales que han pasado en los últimos tiempos por la capital de Castilla.

El adiós del expreso de Belgrado
Rukavina pelea un balón con Pedro. (Foto: zimbio.com).
peterparra13
Por Pedro Parra

Cuando se anunció la llegada de Antonio Rukavina a orillas del Pisuerga en el verano del año 2012, la sensación que despertó entre la parroquia albivioleta era la de que el conjunto pucelano había realizado la incorporación de un completo desconocido en el panorama futbolístico. No obstante, el jugador había pasado por clubes de cierto prestigio internacional como el Partizán de Belgrado o el Borussia Dortmund, por lo que su trayectoria deportiva no había pasado desapercibida para los grandes entendidos y amantes del balompié. El objetivo de la directiva era reforzar la demarcación de lateral derecho, una posición a la que el serbio iba a aspirar a la titularidad desde el instante en el que arribó a la capital de Castilla.

El gran valedor de su fichaje fue un compatriota suyo, Miroslav Djukic, quien se encontraba al frente de la nave blanquivioleta después de haber logrado el ansiado premio del ascenso a la categoría de oro del deporte rey a nivel nacional. Un objetivo que se cumplió al derrotar en sendas eliminatorias del playoff tanto al Córdoba como al Alcorcón, por lo que los vallisoletanos volvieron a vibrar una vez más al confirmarse el hecho de que estarían compitiendo nuevamente con los equipos más destacados de la Liga BBVA. Por lo que respecta a Rukavina, el balcánico intentó ganarse la confianza y el respeto de todos sus compañeros desde el primer momento, algo que consiguió de inmediato merced a su compromiso, su esfuerzo constante y su gran profesionalidad dentro y fuera de los terrenos de juego.

El serbio se asentó en el once titular desde que arrancara la temporada 2012/2013, siendo una de las piezas fundamentales de la solidez defensiva del Real Valladolid durante todo el curso, debido a que se compenetró a la perfección con Marc Valiente y Jesús Rueda, la pareja de centrales, y con Mikel Balenziaga, el hombre encargado de ocupar el flanco izquierdo de la zaga pucelana. Los aficionados se sentían entusiasmados gracias al extraordinario bloque que había conformado Djukic para afrontar la nueva campaña, la cual empezó con dos importantes triunfos frente al Zaragoza en tierras mañas y contra el Levante en el José Zorrilla, un encuentro que se saldó desde los once metros con motivo de las dos penas máximas anotadas por Víctor Pérez desde el punto fatídico.

Lo cierto es que el rendimiento colectivo del cuadro castellano continuó siendo realmente sorprendente, si bien es cierto que mantener el ritmo inicial del campeonato doméstico era más bien una quimera. Sin embargo, los blanquivioletas se mantuvieron en todo momento en la zona media de la clasificación, teniendo incluso la posibilidad en algún que otro momento de haberse adentrado en los puestos que daban acceso directamente a la Europa League. En cuanto a las actuaciones individuales de 'Ruka', como siempre se le ha conocido a lo largo de su periplo en territorio vallisoletano, cabe destacar que se convirtió en una auténtica pesadilla para las defensas rivales, debido a que su implacable vocación ofensiva le hacía formar una dupla letal junto con Patrick Ebert, el indisciplinado teutón que también reforzó la plantilla pucelana en ese mismo periodo estival.

De hecho, la conexión constituida por Ebert y Rukavina se convirtió en una de las atracciones más espectaculares en la ciudad que vio nacer a Miguel Delibes en particular y en el mundo del balompié en general. Y no únicamente por las continuas galopadas y asociaciones que realizaban ambos para resquebrajar la línea organizada en defensa por sus adversarios, puesto que el alemán y el serbio se ayudaban mutuamente en todos los aspectos referentes a la naturaleza defensiva del juego. Es evidente que el ojito derecho de Djukic no se ha caracterizado nunca por tener un instinto depredador llegada la hora de internarse en el área, aunque esto no le impidió anotar una diana de muy bella factura en la goleada que el Pucela le endosó al Rayo Vallecano en un José Zorrilla que disfrutó como nunca del juego desplegado por los suyos en dicho partido.

Ebert y Rukavina se ayudaban mutuamente en todos los aspectos del juego

La parte final de la temporada del equipo dejó mucho que desear en lo que hace alusión a los resultados obtenidos, especialmente en las últimas jornadas, pero la salvación se consiguió tres citas antes del término del torneo liguero al derrotar al Deportivo de la Coruña en el campo albivioleta, una tarde en la que los espectadores se volcaron por completo con sus jugadores con la intención de obtener la recompensa de la permanencia. A pesar de que los números no acompañaron tanto como hubiera gustado, el nivel de Rukavina jamás pudo ponerse en entredicho tras la conclusión de su primer año como futbolista del Real Valladolid, una campaña que estuvo marcada en mayor medida por las luces que por las sombras en el plano personal y grupal.

El siguiente curso empezaba con una mala noticia para Rukavina, una cuestión que desilusionó en demasía a la hinchada blanquivioleta. Se trataba de la marcha de Miroslav Djukic al Valencia CF, una oferta que el técnico serbio no pudo rechazar y que supuso su regreso al conjunto ché, un equipo en el que ya pasó una época auténticamente dorada en su etapa como futbolista. Juan Ignacio Martínez sería el encargado de recoger el testigo para dirigir al plantel castellano desde el banquillo, un hombre con sobrada experiencia en Primera División después de los buenos resultados que había obtenido a los mandos del Levante UD.

Otro de los temas que iban a complicar la estancia de Antonio Rukavina en su segunda temporada defendiendo la elástica del bando vallisoletano fue la incorporación de Gilberto 'Alcatraz' a la primera plantilla, un jugador con una gran proyección y que venía a Pucela con la finalidad de hacerse con un hueco en el once inicial planificado por el anterior entrenador del cuadro granota. Aun así, la estela de los Balcanes se estableció como un integrante fijo de los suyos en la demarcación de lateral derecho, una posición en la que contaba con la competencia del jugador cafetero que había llegado procedente del Once Caldas.

Tan sólo hubo un momento de la temporada 2013/2014 en el que el defensor serbio se vio relegado a la suplencia, un hecho que sorprendió tanto a propios como a extraños y que provocó numerosas críticas en torno a la figura de Juan Ignacio. Tres partidos fueron los que Rukavina cedió su lugar en la alineación a Gilberto García, concretamente en el empate a dos en Mestalla contra el Valencia, justo el día en el que los pucelanos se veían las caras en un encuentro oficial con Djukic, además de la derrota por la mínima en casa ante Osasuna y el serio correctivo infligido por el Real Madrid en el Santiago Bernabéu (4-0).

El resto del curso estuvo determinado por el asentamiento de Rukavina otra vez en la titularidad, sobre todo cuando 'Alcatraz' puso rumbo a su país en el mercado invernal de fichajes al sentirse poco valorado en las filas del equipo dirigido por Juan Ignacio Martínez. El serbio no cuajó una temporada tan excelsa como la anterior, algo que estuvo muy condicionado por la salida de Ebert, su mejor aliado en el costado diestro, por las progresivas lesiones de Víctor Pérez y de Óscar, los mejores referentes del tiki-taka en la escuadra albivioleta, y por el poco entendimiento que dio la impresión que se produjo entre el técnico alicantino y la junta directiva.

El desenlace es sobradamente conocido por todo el mundo: el Real Valladolid descendió en la última jornada a la Liga Adelante tras caer derrotado a orillas del Pisuerga contra el Granada, lo que supuso un increíble jarro de agua fría que le costó mucho asimilar a la afición y a buena parte de los integrantes del primer equipo. Rukavina tenía firmado un acuerdo en su contrato que le permitía abandonar la entidad castellana en caso de no permanecer en la máxima categoría del fútbol en España, por lo que el balcánico comenzó inmediatamente las negociaciones con otros conjuntos nacionales y extranjeros para seguir acumulando más experiencia en su currículum deportivo. Finalmente, será el Villarreal el equipo que disfrute de la la velocidad por el flanco derecho del lateral que ha encandilado a la parroquia pucelana durante su periplo en tierras castellanas. El club blanquivioleta le desea lo mejor al de Belgrado en su aventura como jugador del Submarino Amarillo. Hasta siempre 'Ruka'.