El cuadro vallisoletano está exprimiendo al máximo el abánico de opciones que Mondariz le está brindando. Hoy ha tocado entrenamiento matinal en el campo de golf. La plantilla al completo estuvo a disposición de Rubi, incluso el recién llegado Óscar Díaz, que, en vez de ponerse a corretear junto a sus nuevos compañeros, se ejercitó en solitario. Óscar, por su parte, combinó el trabajo físico en grupo y el individual, para procurar que sus dolencias en el tobillo no trasciendan.
El entrenamiento de hoy ha sido calificado como el más duro de toda la temporada. Rubi ha dado una vuelta de tuerca más a la preparación de sus pupilos, que ya de por sí era bastante severa. El trabajo físico ha ganado la partida al técnico-táctico que tanto practica el de Vilassar de Mar. Los sprines, series por tiempos y carreras han copado las miradas del personal ajeno al equipo, que miraba sorprendido como la humedad de las mañanas gallegas hacía mella en la transpiración de esos curtidos guerreros del Zorrilla.
Aunque la tarea haya sido ardua, el escenario elegido no podía ser mejor. Una alfombra verde salpicada por árboles y caminos de cantos hicieron las maravillas de unos jugadores que, en vez de ser doctos en el manejo del swing, lo son en el manejo de una pelota, que no de plástico, está hecha de cuero. En conclusión, el complejo Mondariz-Balneario está siendo el fairway perfecto, para que con un perfecto drive, Valladolid vuelva a ser ciudad de Primera División. Preludio inmejorable.