El cuadro pucelano recibe este sábado a orillas del Pisuerga al RCD Mallorca, un conjunto que durante la pasada campaña experimentó más dificultades de las previstas para proseguir en la Liga Adelante, pero que sin ningún atisbo de duda va a plantear un duelo realmente disputado y complicado a los pupilos de Rubi. Este encuentro supondrá el pistoletazo de salida para ambos de manera oficial en la presente temporada, por lo que tanto blanquivioletas como bermellones tienen la confianza y la ilusión de arrancar con buen pie para mantener esa buena dinámica durante todo el curso futbolístico.

22 son las ocasiones en las que el conjunto balear se ha desplazado a la capital de Castilla para medir sus fuerzas con las del Real Valladolid, un balance que se decanta en mayor medida a favor de los intereses del bando local, puesto que 13 de esos enfrentamientos se han saldado con triunfo del plantel pucelano. Seis son las veces que el equipo dirigido por Valeri Karpin ha salido victorioso de su visita al Estadio José Zorrilla, mientras que los otros tres compromisos restantes finalizaron con tablas en el marcador tras la disputa de los 90 minutos.

Corría la temporada 1959/1960 cuando albivioletas y rojinegros cruzaron sus caminos por primera vez en la historia del balompié, concretamente con motivo de la celebración de la Copa de S.E. El Generalísimo. Los dos conjuntos llegaban a la ronda de dieciseisavos de final con el objetivo de doblegar a su adversario y seguir avanzando en la competición, si bien es cierto que eran muy conscientes de la exigencia del campeonato, sobre todo porque en esa época el torneo del K.O. se jugaba a doble partido (igual que en la actualidad). El cuadro mallorquín hizo enmudecer a la parroquia castellana al conseguir una valiosa renta de dos tantos a cero, un aspecto que aprovecharía para consolidar dicha ventaja en el choque de vuelta al empatar a uno delante de toda su afición.

El curso siguiente (1960/1961) significaría el primer triunfo del Pucela en su feudo ante el equipo insular, una contienda correspondiente a la trigésima jornada del campeonato doméstico en la categoría de oro del deporte rey a nivel nacional, en la que el colegiado Félix Birigay sería el encargado de impartir justicia para que todo se desarrollara sin ningún tipo de percance. José Antonio Zaldúa se convirtió en el héroe vallisoletano aquella tarde en la ciudad que vio nacer a Miguel Delibes, dado que fue el responsable de anotar los dos goles que perforaron las mallas de la portería bermellona. Por lo tanto, el luminoso luciría un tanteador definitivo de 2-0 justo cuando el trencilla decretó el final del envite liguero, tres puntos de oro para los blanquivioletas que les permitieron dar un paso adelante en su travesía hacia la salvación.

Hay que avanzar hasta la campaña 1989/1990 para encontrarse con el primer empate que se produjo entre ambos equipos en el José Zorrilla, una batalla perteneciente al último compromiso del torneo de la regularidad en Primera División y que fue arbitrado por Juan Ansuategui Roca. Lo más destacado del partido fue que el Mallorca y el Real Valladolid lograron continuar un año más en la máxima categoría del fútbol en España, después de que los baleares acabaran en la mitad de la clasificación y los castellanos concluyeran su participación liguera en el decimoquinto puesto de la tabla. Es decir, el electrónico reflejado en el campo pucelano fue una mera anécdota, aunque no se puede pasar por alto el hecho de que el encuentro no fue el más vistoso que se recuerde en la capital del Pisuerga.

Una temporada más tarde (1990/1991) tendría lugar un acontecimiento que conviene remarcar, ya que se produciría la victoria más abultada que se ha contemplado hasta la fecha en los duelos que ambos contendientes han disputado en tierras pucelanas. Era ya la séptima cita del calendario oficial del campeonato doméstico en Primera, un compromiso que la escuadra castellana afrontaba con muchas ganas, una cuestión que quedó perfectamente reflejada en el terreno de juego una vez que el árbitro señaló la finalización del partido. El club presidido por Carlos Suárez se impuso a su rival por cinco goles a uno, merced a los dobletes materializados por Alberto y Cuca, a los que se debe añadir la diana transformada por Moya. Hassan Nader sería el futbolista que marcaría el tanto de la honra para los visitantes, aunque de poco serviría a los espectadores rojinegros que se desplazaron aquella tarde de octubre a Valladolid.

El club presidido por Carlos Suárez se impuso a su rival por cinco goles a uno

En cuanto a la mayor goleada obtenida por el RCD Mallorca en sus visitas al José Zorrilla, se debe viajar nuevamente en el tiempo y rememorarse al curso futbolístico 2002/2003. Blanquivioletas e insulares se daban cita en el choque de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey, después de que el encuentro jugado en territorio mallorquín se saldara con tablas en el luminoso (2-2). A priori, el resultado favorecía al Pucela con la finalidad de que se clasificara a los cuartos de la competición, una fase en la que se podría empezar a plantear seriamente la posibilidad de aspirar a algo más que competir por guardar el honor y la dignidad de toda la institución castellana. Pero el bando visitante salió en tromba y como si de una apisonadora se tratase, acabó imponiéndose por un contundente 1-4 ante la incredulidad de los asistentes al estadio, los cuales contemplaban atónitos la debacle de sus hombres en dicho cruce.

El último precedente celebrado entre los dos conjuntos a orillas del Pisuerga servía para acoger la decimonovena jornada de la Liga BBVA, por lo que marcaría precisamente el ecuador del campeonato doméstico en el curso 2012/2013 para el cuadro albivioleta y el balear. Una figura brilló por encima del resto de participantes durante todo el encuentro: Patrick Ebert. El astro germano demostró la calidad y la clase que atesora en sus botas, debido a que suyos fueron dos de los tres goles anotados aquella tarde por los pucelanos, además de que fue el jugador que le sirvió en bandeja de plata a Óscar González un extraordinario envío para que el charro únicamente tuviese que empujar el esférico al fondo de las mallas.

El gol de los mallorquines fue obra de Víctor Casadesús, aunque el electrónico contemplaría al final de la pugna un claro 3-1 favorable al Real Valladolid. La temporada se completó con la permanencia de los pupilos entrenados por aquel entonces por Miroslav Djukic, mientras que el cuadro bermellón no pudo hacer nada por evitar el descenso al infierno de Segunda División. Este sábado comienza para ambos una nueva aventura en la categoría de plata del balompié a nivel nacional, una andadura que Pucela y Mallorca pretenden realizar de forma adecuada, despacito y con buena letra, para regresar a la senda del éxito.