Jarro de agua fría, bofetada en la cara, cura de humildad. Muchas son las frases hechas que pueden emplearse como conclusión al partido que el conjunto de la capital del Pisuerga disputó en la tarde-noche de ayer en tierras gallegas.

El cuadro pucelano sembró dudas en su segundo partido del campeonato doméstico y lo hizo porque en ciertas fases del encuentro se vio un Real Valladolid apático y falto de ideas. André Leao, el mejor ante el Mallorca, estuvo desaparecido ayer y a otros jugadores de la talla de Omar u Óscar, al que empieza a ser sangrante ver no solo en el terreno de juego, sino como titular, aún se les espera.

Un Lugo mejor en líneas generales

Lo que es cierto, si dividimos el partido en dos, es que el equipo de Quique Setién fue mejor que el Pucela, sobre todo en la primera mitad del choque. La superioridad en el centro del campo del C.D. Lugo quedó patente en cuanto a número, tres de los gallegos con Pita, Seoane y Peña, por dos de los pucelanos con un André Leao y Sastre que se vieron desbordados por las acometidas de los locales con un Iago Díaz desatado.

El espacio existente entre la línea de centrocampistas y la defensiva era amplio y los Ferreiro, Luis Fernández y el propio Iago Díaz se movían a su antojo por la línea de tres cuartos haciendo trabajar a Dani Hernández con disparos peligrosos desde la frontal.

La presión, timorata en el primer acto, de los hombres de arriba, hacían que el CD Lugo tocara desde atrás con suma facilidad. Solo Roger presionaba lentamente mientras Omar, Óscar y Jeffren veían los toros desde la barrera, faltos de chispa, intensidad y en ciertas fases de los primeros 45 minutos, de actitud.

En la segunda parte el Real Valladolid se vino arriba en los primeros 25 minutos, sin embargo, el mazazo del gol fue una losa tanto a nivel deportivo como anímico y los tres puntos se quedaron en Anxo Carro.

Rubi, timorato

Si en rueda de prensa del pasado jueves en la sala de prensa del Estadio José Zorrilla, el técnico del Real Valladolid afirmó: “No vamos a especular con el resultado, vamos a salir a ganar desde el inicio”, ayer, al menos en la primera mitad y sobre el campo, no se vieron las intenciones de Rubi.

La escuadra vallisoletana saltó al campo a verlas venir, quién sabe si por un planteamiento propio de su técnico o por las virtudes del rival, que en el día de ayer fueron muchas.

Los cambios, al igual que en la primera jornada ante el Mallorca, no aportaron nada nuevo ni cambiaron el choque para los intereses del Pucela. Óscar Díaz, el mejor de los hombres que entraron de refresco, sí dotó al equipo de la chispa en ataque que le faltaba al equipo y a punto estuvo de perforar el marco gallego en dos ocasiones. Pero Bergdich que entró sustituyendo a Omar y Timor que hizo lo propio con Leao poco aportaron al juego blanco y violeta.

Nadie dijo que fuera a ser fácil

Ya lo dijo Joan Francesc Ferrer "Rubi" el pasado jueves en rueda de prensa: “Anxo Carro es un campo difícil, allí el año pasado de los tres equipos que ascendieron a la Primera División del Fútbol español, no venció ninguno, ni Eibar, Deportivo de la Coruña, ni Córdoba”.

El partido de ayer en Lugo sirvió para poner los pies en el suelo y para comprobar que esta travesía por el desierto de la Segunda División no va a ser fácil, sino que va a ser dura y va a haber que sufrir mucho, a pesar de que tras la victoria ante el Mallorca en Zorrilla el pasado fin de semana a orillas del Pisuerga ya se respiraba un cierto clima de euforia.

Nadie dijo que este paso por el “infierno” fuera a ser sencillo ni que en la categoría de plata hubiera rival pequeño. Para conquistar cada tres puntos esta temporada va a haber que sudar sangre sobre el terreno de juego, va a haber que luchar hasta el último minuto de cada choque. Toca levantar la cabeza, toca mirar adelante, al partido del domingo ante el Racing de Santander y sobre todo toca hacer reflexión y caminar con pies de plomo porque el camino hasta el ascenso se va a hacer muy largo.

Fotografías: www.realvalladolid.es