Goles que son amores

Los chicos de Rubén De la Barrera están completando una primera vuelta de campeonato en Segunda División B sencillamente espectacular. Sextos con 25 puntos a 5 del play off por el ascenso, pero lo que es más importante, a 11 de la promoción por descender. Una de las explicaciones por las que están ahí, es sin duda, su olfato goleador.

Goles que son amores
(Foto: fjarenal)
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Por Enrique Álvarez Herrero

Para un equipo recién ascendido, lo principal es tener un año lo menos movido posible y no entrar en la zona caliente de la tabla porque los nervios pueden jugar una mala pasada si eres novato en la materia. A día de hoy, en tierras pucelanas, los aficionados deben estar muy tranquilos con el filial puesto que tiene un buen número de victorias, tiene un gran colchón de puntos y lo más importante, juegan como un equipo y saben lo que hacen. Muchos son los motivos de este buen arranque de campaña, pero uno primordial es el poderío a la hora de definir las jugadas. ¿Por qué?

Al Promesas sí le acompaña el gol

El debate en cuanto a efectividad en la primera plantilla es un hecho. Cuesta mucho ver portería, sea por la lesión del jugador referencia o por otros muchos factores, pero las estadísticas y los partidos así lo indican. Es más, el delantero del filial, Guille Andrés es un fijo últimamente tanto en los entrenos de Rubi como en las listas de convocados para los partidos de la Liga Adelante. Incluso en los partidos más recientes, ha sido de la partida mucho antes que el que se presuponía que iba a ser el sustituto de Roger, Óscar Díaz.

En cambio, en el segundo equipo del Real Valladolid, los goles se cuentan a pares. Todo el mundo aporta y la gran facilidad con la que se ve portería los ha llevado a las posiciones nobles de la tabla clasificatoria. Esos 25 puntos no se consiguen con suerte ni a la ligera, puesto que la tercera máxima competición nacional es muy competitiva y cualquier equipo puede dar un susto a su rival cada jornada.

(Foto: Real Valladolid)

Segundo máximo realizador de su grupo

Echando un ojo a las estadísticas, el Real Valladolid Promesas, da una de cal y una de arena. El factor positivo son esos 28 goles en 16 partidos que cuenta a favor. Con una media de casi dos tantos por encuentro, sólo es superado por el líder de la categoría y máximo aspirante al ascenso, el Real Oviedo, que tiene 38. Todos los demás planteles del Grupo I de la Segunda División B, cuentan con unas cifras anotadoras más escasas.

El filial vallisoletano cuenta con 28 goles a favor y 22 en contra

Por otro lado, también reciben muchos. 22 goles en contra los colocan en la zona media-baja de la clasificación. Por ejemplo el Real Murcia, segundo, posee los dos extremos opuestos a los pupilos de Rubén De la Barrera. A favor llevan 19; 9 menos que los blanquivioletas, pero en contra suman 12, también 10 menos que los vallisoletanos.

Después de 16 jornadas ligueras, se pueden sacar un par de conclusiones al respecto. La primera es que los partidos del filial violeta son impredecibles, de ida y vuelta. Los ataques priman sobre las defensas y las idas y venidas de un área a otra son el pan de cada día. Si tienes la suerte de golpear más veces que tu rival te llevas el gato al agua, como ha podido suceder en partidos como el 4-3 frente al Oviedo o contra el Somozas, 1-2. Pero te puede salir mal como ante la SD Compostela 2-3 o frente al Racing de Ferrol hace tres semanas que cayeron por 4-3.

El otro punto muy a favor de los chicos del filial es que todos suman y cualquiera puede aportar, incluso con goles. Claros ejemplos han sido estos dos últimos partidos. Contra el Marino de Luanco el segundo gol, el de la tranquilidad, lo conseguía el lateral derecho Carmona, pero en el anterior contra el Celta de Vigo B, el único gol del encuentro y por consiguiente el que daba los tres puntos lo transformaba de cabeza, el capitán y defensa, Fran No.

Los goles traen los resultados e indirectamente la felicidad. Si la sequía anotadora no entra en el vestuario pucelano y las líneas en defensa se consiguen cerrar más, el Real Valladolid Promesas vivirá un año muy tranquilo y quién sabe si con una grata sorpresa final.