Real Valladolid 2014: del fracaso a la ilusión

El año 2014 es un curso de contrastes para el Real Valladolid, pero sobre todo de sensaciones negativas. Un descenso que marca todo lo demás. El tercero en diez años, poco que celebrar a orillas del Pisuerga. Con la nueva temporada, en Segunda División, la ilusión era cuestión de tiempo. El conjunto pucelano ha finalizado el 2014 sumido en la batalla por el retorno a Primera, con algún que otro bache y dudas, pero en lo alto de la tabla desde el comienzo. Del fracaso, en la caída al abismo, se ha pasado a la ilusión por retornar, con trabajo y los indudables problemas que aparecerán. Un 2014 mejor en el final, que en el principio. En VAVEL, lo repasamos en clave albivioleta.

Real Valladolid 2014: del fracaso a la ilusión
Real Valladolid 2014: del fracaso a la ilusión. (Foto: Carlos Martínez Moral | VAVEL).
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Por César Aldecoa Rodríguez

El año 2014 no ha sido muy positivo para el Real Valladolid. Lejos quedó el buen 2013, en su inicio. Del descenso de categoría, a la pelea por el retorno en Segunda, finalizada, eso sí, con una rata sonrisa. El curso futbolístico que ya terminó no será bien recordado, pero el ya comenzado puede volver a ser esperanzador para los albivioletas. Cimientos puestos para, por qué no, celebrar a mediados de 2015 el retorno al lugar donde pertenece el club pucelano.

Mal comienzo de año

El Real Valladolid comenzó el año recibiendo al Real Betis Balompié. Un partido asequible en el que los de Juan Ignacio Martíne, por aquel entonces, partían como favoritos, teniendo en cuenta que el rival sevillano ocupaba el farolillo rojo de la tabla. Por su parte, el Real Valladolid se encontraba fuera de la quema debido a la diferencia de goles, ya que empataba a puntos con Osasuna, antepenúltimo. El partido fue el habitual en dos rivales cuyo objetivo era salvar la categoría. Ninguno de los dos equipos arriesgó y el resultado inicial imperó en el marcador hasta el final del encuentro. En la siguiente jornada, el Pucela visitaba Granada, con el objetivo de sacar algo positivo ante un rival situado entre la zona noble de la tabla y los puestos de descenso. El equipo de Lucas Alcaraz barrió por completo a los blanquivioletas. El 4-0 final lo dice todo. Murillo, El Arabi y Recio por partida doble volvieron a dejar entrever las dificultades de un equipo que fuera de casa mostraba una cara muy diferente a la que enseñaba como local. Y, para más inri, San Mamés aguardaba en la próxima semana.

Los leones, cuartos en la tabla clasificatoria, estaban en proceso de estreno de su nuevo fortín. El Nuevo San Mamés era un campo dónde los de Valverde, normalmente, empezaban perdiendo para más tarde remontar. Y así fue. Óscar adelanto a los pucelanos en el minuto 15 de la primera parte. El león tardó en despertar y hasta la segunda parte no llegó el gol del empate, obra de Ibai Gómez. A partir de ahí los vizcaínos fueron amos y señores de juego, lo que se tradujo en tres tantos locales. De Marcos, Ibai por segunda vez y el ahora ‘red’ Ander Herrera anotaron para los vascos. Rama maquilló el resultado con una obra de arte que puso el 4-2 definitivo. Cinco días después de la abultada derrota en San Mamés, el Pucela recibía al Villarreal, quinto en la tabla. El partido se antojaba difícil para los jugadores de Juan Ignacio Martínez, que venían de cosechar dos derrotas seguidas a domicilio. A pesar de las malas sensaciones fuera de casa, el equipo demostró una gran seguridad defensiva ante su público y logró vencer por uno a cero, gracias a un tanto de Jesús Rueda, precedido por una falta botada por Fausto Rossi. A pesar de la victoria, el equipo seguía instalado en los puestos de descenso.

El siguiente rival era el Getafe. El Coliseum Alfonso Pérez era visto por los vallisoletanos como un lugar donde continuar con las buenas sensaciones sentidas ante el Villarreal. A pesar del buen juego desplegado ante los azulones, el empate a cero volvió a secuestrar el marcador. Una semana más tarde, el equipo también empató frente al Elche en Zorrilla, en un partido loco y pasado por agua. Corominas y Manu del Moral pusieron el 0-2 en el marcador, pero dos tantos del ‘Zorro’ Osorio en apenas seis minutos hicieron que el equipo rescatase un valioso punto tal y como se había dado el partido.

Decepciones fuera de casa

Una nueva salida del equipo sería al Vicente Calderón, frente a un Atlético que seguía la estela de los dos grandes. Pronto anotaría el primero el equipo del Cholo, en el segundo minuto Raúl García mandaba el balón al fondo de las mallas. Dos minutos más tarde, Diego Costa haría lo propio y sentenciaría el partido antes de los cinco primeros de juego. Ya en la segunda parte, Godín pondría el definitivo 3-0. El Pucela cerraría el mes de febrero en casa frente al Levante de Caparrós. El conjunto granota, asentado en la parte noble de la tabla, llegaba a Zorrilla con la tranquilidad de tener el objetivo de la salvación casi cumplido, gracias a los 32 puntos ganados hasta esa fecha. Casadesus adelantó a los suyos en el minuto 25, y Javi Guerra puso el empate final poco después del inicio del segundo periodo. Otro empate más y otra jornada más en los puestos de descenso. Algo que se había convertido en costumbre.

El Real Valladolid empató un choque que pudo ganar en Málaga, sumando un partido más sin vencer fuera de casa

Se acercaba la recta final de la temporada 2013/14 y como de costumbre el Real Valladolid llegaba a ella con el sufrimiento habitual. No conseguía remontar el vuelo en la clasificación y permanecía inmerso en la lucha por lo que fue el objetivo principal de la temporada: evitar el descenso a Segunda División. Malos resultados y muchas dudas en torno al juego del conjunto pucelano que, lógicamente, poco aportaron al equipo para intentar retomar el vuelo. Sin embargo, la dinámica continúo siendo muy negativa en este tramo de la temporada y el objetivo de la permanencia se vio prácticamente truncado. Décimo octavo en la clasificación, o lo que es lo mismo, tercero comenzando por la cola. Así llegaba el Real Valladolid al importante mes de marzo que marcaba en inicio del fin de una temporada que sería fácil para olvidar para todo aficionado blanquivioleta. Jornada 26 y ante el Málaga. Partido crucial ante un rival, por lo que se estaba viendo en la temporada, directo en la lucha por la salvación. Pocas bajas para el Real Valladolid, solamente una pero bastante importante para Rubi; Jeffren se perdía un encuentro de vital importancia. Encuentro dominado por el Málaga y dos goles tempraneros de Roque Santa Cruz y Larsson que pusieron el 1-1 definitivo en el marcador. Empate fuera de casa que no dejó con mal sabor de boca del todo al técnico ya que puntuaron fuera de casa ante un rival directo y evitaron que la diferencia fuese mayor. Sin embargo, con una victoria los blanquivioletas hubiesen salido del descenso.

Sorpresa que disparó el optimismo

Tras el empate cosechado en Málaga era turno del Barcelona. Mal momento para su visita al José Zorrilla, que duda cabe. El todopoderoso equipo culé llegaba a tierras valladolisoletanas como el gran favorito para llevarse los tres puntos, mientras que en los entornos del Real Valladolid se tomaba este partido como perdido y que deberán de recuperar estos puntos en los partidos siguientes. Pero no fue así. La estadística que decía que el Real Valladolid llevaba sin perder en casa desde la jornada 14 siguió manteniéndose y no fue menos ante el Barça, correspondiente a la 27ª jornada de la Liga BBVA.

Encuentro totalmente dominado por el conjunto catalán que, con continuas embestidas, no dejaba a pensar respirar a un Real Valladolid que se defendió como pudo en los primeros 15 minutos de partido. Tanta ocasión perdida finalmente lo lamentó el Barcelona que vio como Fausto Rossi adelantaba a los pucelanos poniendo el 1-0 en el marcador. Los aficionados, tanto culés como valladolisoletanos, no terminaban de creer lo que señalaba el marcador; saltaba la sorpresa en el José Zorrilla. Y así fue, la semana en la que Puyol anunció su retirada del FC Barcelona, el Real Valladolid derrotó al equipo de su vida. Victoria tremendamente importante en la clasificación y en lo anímico. El Real Valladolid salió del descenso, metiendo en los puestos rojos al Almería. La victoria ante uno de los grandes de la Liga dio más esperanzas que nunca para creer en la salvación, si se pudo ganar el Barcelona ¿por qué no se podía cosechar resultados positivos en los partidos restantes?. Todo era optimismo tras el partido aunque no todo saldría como se esperaba.

Foto: Sport

Vuelta a la realidad

Tras la victoria ante el Barcelona que podía reflejar la realidad pucelana, o no, el Valladolid volvió a la realidad. Cruda e inquietante realidad a la cual les devolvió el Sevilla. Con las bajas de Marc Valiente, lesionado ante el Barça, y Jeffren, continuaba en el dique seco, el Real Valladolid se presentó en el Pizjuán. Un tímido optimisto de realizar un partido como ante el Barcelona y poder sumar puntos en Sevilla salía de los aficionados pucelanos que, al mismo tiempo, veían muy difícil tal resultado. Finalmente, este optimismo se vio destruido en tierras sevillanas. El conjunto andaluz le endosó un 4-1 al Real Valladolid, acabando con toda posibilidad pucelana en la primera mitad. Derrota que devolvió a los blanquivioletas al descenso, junto a Almería y Betis. Sin embargo la mentalidad de jugadores, cuerpo técnico y aficionados continuaba siendo de optimismo. Una victoria y una derrota ante dos de los grandes de la Liga BBVA no eran malos resultados de un equipo que luchaba por evitar descender de la máxima categoría del fútbol español.

Tras vencer al Almería, la permanencia se veía posible

Sin embargo, la derrota ante el Sevilla no sería un espejismo para la desgracia pucelana. A esta se le unieron un empate y una derrota ante Rayo Vallecano y Real Sociedad respectivamente. Tocaba disputar entonces otro encuentro crucial en la lucha por la salvación, esta vez sería ante el Almería que se encontraba un puesto por encima del Valladolid. Los pucelanos necesitaban una victoria para seguir vivos y poder salir del descenso y no defraudaron. Un gol tempranero de Manucho en el minuto cinco de partido dio la vital victoria del Real Valladolid ante el Almería. El Pucela cerró un mes complicado con victoria y fuera del descenso, el objetivo era posible.

Abril se quedó sin victoria

Complicado mes el que pasó tanto el Real Valladolid como sus aficionados que en cada partido sufrían por cosechar un resultado positivo y permanecer una jornada más fuera del descenso. Sensaciones buenas las que había a orillas del Pisuerga. El Valladolid se encontraba fuera del descenso y los rivales que quedaban en las próximas jornadas no eran excesivamente complicados, salvo Valencia y Real Madrid. Estas sensaciones dieron un giro de 360 grados a medida que iba avanzando el mes. Dio comienzo con el encuentro ante el Valencia, equipo siempre a tener en cuenta en la parte alta de la clasificación aunque la temporada 2013/14 no fue del todo buena para ellos. El Real Valladolid lo volvió a hacer; sumó puntos vitales ante otro de los grandes de la Liga. El conjunto valenciano dominó do principio a fin el partido pero el Valladolid consiguió aguantar los 90 minutos del partido. 0-0 en el marcador y un punto crucial servía para seguir en la lucha.

Los empates se convirtieron en pan de cada día para el Real Valladolid

Optimismo y buenas sensaciones de cara a conseguir el objetivo las que podían tener los seguidores blanquivioletas. Una jornada menos y el Real Valladolid continuaba fuera del descenso, pero el mes de abril no sería del todo bueno para el Pucela. El Real Valladolid viajó a Osasuna con todos sus efectivos, mientras que el conjunto pamplonés no podía contar con Lolo por lesión. Duelo entre dos rivales llamados a luchar por la salvación se vería las caras en El Sadar, siempre complicado escenario para conseguir un resultado positivo. Partido totalmente dominado por Osasuna, muestra de ello fueron los 15 tiros totales de los locales por los 7 del Real Valladolid. A pesar de ello el Pucela consiguió sobrevivir un encuentro más y sumó un punto en Pamplona, lo que le permitió permanecer una jornada más fuera del descenso. Era turno de visitar Vigo en el último partido del mes de abril. Esta jornada fue un punto de inflexión para el Pucela ya que todas las esperanzas y buenas sensaciones se vieron un tanto difuminadas por le desastroso resultado. El Celta cosechó una abultada victoria por 4-1 ante un Real Valladolid que a penas mostró oposición. Sin duda derrota dolorosa por el resultado y por el momento en el que se producía. El Real Valladolid encaraba el último mes de competición y con cuatro jornadas por delante en puestos de descenso.

Un resquicio de esperanza

El mes de mayo comenzó para el conjunto de Juan Ignacio Martínez de manera bien distinta a como finalizó abril. La derrota en Balaídos ante el Celta de Vigo por cuatro tantos a uno dejaba al Real Valladolid muy tocado no solo en lo futbolístico sino también en lo anímico, ya que la imagen mostrada ante el conjunto, por aquel entonces, de Luís Enrique, fue pésima y las críticas se cernían sobre el cuadro blanco y violeta. A pesar de eso y solo cuatro días después de dicha derrota, el Pucela sacó fuerzas de flaqueza para vencer por un tanto a cero al Espanyol de Javier Aguirre. Un choque en el que se sufrió y mucho en la grada, más aún cuando en el primer minuto del choque, Sergio García se iba en un abrir de ojos de Mitrovic y de Marc Valiente y se plantaba solo ante un Jaime que en el mano a mano se impuso al delantero nacido en la ciudad condal. Un zapatazo del serbio Rukavina desde la frontal del área se coló en la portería de un Kiko Casilla (seguramente uno de los tres mejores guardametas de la campaña pasada) que nada pudo hacer para despejar el potente derechazo del lateral derecho del Real Valladolid. El triunfo se cerró, no sin sufrimiento, y el Real Valladolid que se centró ya en el choque ante el Real Madrid que sería a cara o cruz para morir definitivamente o seguir con vida en la lucha que el equipo mantuvo hasta la última jornada por mantener la categoría.

Un gol de Osorio empató el choque ante el Real Madrid y devolvió la esperanza a Zorrilla

Ese choque ante el Real Madrid tuvo lugar en una tarde primaveral en la capital castellano-leonesa. Los de Carlo Ancelotti, ya con la final de Lisboa en el bolsillo, en lo que a la Liga se refiere, apuraban sus últimas opciones para engancharse al tren cuyos vagones delanteros ocupaban Atlético de Madrid y Barcelona. El partido comenzó frío, más cuando la estrella del conjunto blanco Cristiano Ronaldo, tuvo que abandonar el terreno de juego en el minuto 9 debido a una sobrecarga. Los aficionados blancos se temían lo peor y veían difícil que el luso pudiera disputar la final de Liga de Campeones ante el Atlético de Madrid. En su lugar entró Álvaro Morata que estuvo muy combativo durante todo el choque. La lesión del portugués provocó una primera parte de tanteo en el que ninguno de los dos equipos dispuso de ocasiones claras para abrir el marcador hasta que en el minuto 35 y a balón parado, Sergio Ramos gracias a un gran disparo directo de falta puso el 0-1 en el marcador poco antes de que el encuentro llegara al descanso y haciendo que sobre feudo local planeara la larga sombra del descenso. En la segunda mitad, el equipo pucelano saltó al césped del José Zorrilla sabedor de que la permanencia pasaba por empatar o derrotar a todo un Real Madrid que no mostró aquel día su mejor versión. Las ocasiones se sucedían con un Real Valladolid que poco a poco se hacía con el mando del partido y acosaba al conjunto blanco. Fruto de esa insistencia llegaría el tanto de Osorio, a balón parado el colombiano abría un pequeño resquicio de esperanza a la que agarrarse para conseguir mantener un año más la categoría. Con ese empate in extremis ante todo un Real Madrid, el Real Valladolid salía del descenso, empatado a punto con Almería y Getafe y con uno más que Osasuna.

Foto: Real Valladolid.

Se consuma el descenso

Con este panorama, en lo que a la tabla clasificatoria se refiere, viajaba hasta tierras sevillanas para enfrentarse en el Benito Villamarín a un Real Betis que llevaba varias jornadas ya en Segunda. El conjunto pucelano, firmó uno de los peores momentos de la historia en esa tarde de mayo y ante un equipo como el de Gabriel Humberto Calderón que poco o nada se jugaba aquella tarde calurosa en la capital andaluza. Tras ponerse los pucelanos hasta en tres ocasiones por delante en el luminoso con el 0-1, 1-2 y 2-3, el conjunto verdiblanco se hizo con la victoria gracias a un lanzamiento de falta desde más de 40 metros de Juanfran que se coló por la escuadra derecha de un adelantado Jaime y que dejaba al cuadro de Juan Ignacio Martínez contra las cuerdas y a la espera de una carambola en la última jornada altamente complicada.

Las cuentas estaban claras. El Real Valladolid debía de ganar sí o sí en la última jornada de Liga en su estadio a un Granada que también se jugaba el descenso de categoría, y esperar a que Osasuna no lograra la victoria en El Sadar ante el Real Betis como opción A, o en caso de que los rojillos sí lograran la victoria, esperar una derrota del Getafe como opción B. El día fatídico llegó, ese 18 de mayo de 2014, en el que el Real Valladolid, de nuevo y como toda la temporada, mostró su peor cara. Falto de ideas en el centro del campo, sin profundidad por bandas, sin gol en lo que a la parte atacante se refiere y con desajustes defensivos graves. Precisamente, de uno de esos desajustes, nació el tanto del equipo nazarí, que certificaba el descenso del conjunto pucelano, obra de Mitrovic en propia puerta.

Foto: Real Valladolid

El descenso se confirmaba dos años después de conseguir el ascenso a la máxima categoría del fútbol español, y los llantos y lloros se cernían sobre los aficionados que habían acudido al Estadio José Zorrilla en busca del milagro y a dar el último aliento a un equipo que no encontró una estabilidad ni un conjunto de resultados positivos a destacar durante todo el año. A partir de ahí, y tras el fracaso, se confirmó tres días más tarde el cese de Juan Ignacio Martínez como técnico blanquivioleta ya que en su contrato aparecía estipulada la cláusula de extinción del mismo en caso de que el Real Valladolid certificase su descenso a la categoría de plata del fútbol español como finalmente ocurrió.

Comienza la reconstrucción, llega Rubi

A rey muerto, rey puesto, el martes 3 de junio se anunciaba el fichaje como entrenador de Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’, conocido por su buen hacer con el Girona, conjunto al que a punto estuvo de ascender a la máxima categoría del fútbol español. El de Vilassar de Mar se iba a hacer con las riendas del equipo firmando un contrato por dos temporadas y a su lado estuvo el nuevo director deportivo de la entidad blanca y violeta, Braulio Vázquez. El objetivo de Braulio era el de regenerar el equipo. Con las bajas nada más finalizar el campeonato doméstico de Javi Guerra rumbo al Cardiff, de Larsson al Granada, de Osorio, Rossi, Mitrovic, Manucho, Rukavina, Víctor Pérez, Jaime y Valdet Rama; y la emotiva despedida del gran capitán Javi Baraja, que dejaba el club tras más de una década en el conjunto de su ciudad. El gallego, al frente del cuerpo técnico tras la marcha de Alberto Marcos, se puso rápido en busca de jugadores de talento que aportaran la calidad suficiente para conseguir el tan ansiado ascenso.

El primero en llegar fue André Leao, el portugués aterrizó procedente del Paços de Ferreira, el pasado 12 de julio en la capital vallisoletana. Tras este, hasta 7 jugadores más fueron presentados antes de comenzar el campeonato nacional de liga en Segunda División a mediados de agosto.

Un intenso verano en los despachos

Llegaba julio, ese archienemigo para el Valladolid cuando no ficha o cuando lo hace, y lo hace mal; y ese aliado cuando, casi siempre estando en Segunda, las cosas se hacen bien. Esta vez imperó lo segundo, con Braulio al mando de un proyecto muy diferente al de Marcos. Un proyecto con colores más españoles, con menos fórmulas extranjeras incompetentes en una categoría tan ardua como la de plata y con más confianza en el producto nacional y en el vetusto que ya estaba y siempre dio óptimos resultados.

Foto: Real Valladolid.

Muchos decidieron irse en busca de mejores oportunidades, se puede constatar que frustradas ahora que se lleva un buen trecho de temporada consumido. Con el timonel ya definido desde principios de junio y un oficial como mano derecha (Leao), el esquema iba tomando forma sobre el paupérrimo eje motor que quedó en la capital de Castilla. Faltaban muchos flecos por cubrir, muchas opciones por barajar, pero la que más prisa corría era la de encontrar un '9' que supliera la marcha de Javi Guerra al Cardiff. Un secreto a voces desde el invierno pasado, cuando en el último momento, el club galés quiso hacerse con sus servicios para que ahora, en Premiership, Russell Slade le tenga apartado del equipo. Manucho también dijo adiós a una ciudad que casi nunca hizo ademán de quererle futbolísticamente, porque socialmente, el angoleño movía masas. El Rayo Vallecano le fichó por una cantidad irrisoria. Osorio, el último en discordia, el anónimo esperado que abandonó el barco sin pena ni gloria. Recaló en el Dorados de Sinaloa mexicano, poniendo comienzo y final a su periplo por Europa en un Real Valladolid donde nunca tuvo un sitio definido.

Roger llegó para hacer olvidar a Guerra, mientras que Chica firmaba para ocupar el carril diestro

Llegó el momento de decidirse por el nuevo Javi Guerra, por el killer que aupara a los blanquivioletas al ascenso. Se decantaron por un chico joven, de calidad contrastada y experiencia suficiente para poner las manos rojas a los aficionados pucelanos de tanto aplauso. Un ariete al estilo inglés, de mucha presión y trabajo, que busca el hueco perfecto para colarse entre líneas y montar el disparo antes de que su par pueda impedir el muy posible gol. Venido desde tierras aragones, goleador incansable en La Romareda, aunque oriundo de Xátiva y acunado por el barrio de Orriols; Roger Martí se presentaba, la mirada del tigre llegaba a las llanuras que un día pintó Cuadrado Lomas. El mismo día se oficializó la marcha de otro pilar pucelano, presente en el último ascenso, que brilló con luz propia cuando la medular más oscura estaba, y que, pese a su juventud, aportaba veteranía y seguridad a una plantilla que a veces pecaba de falta de rigor: Víctor Pérez. El centro del campo quedaba huérfano sin él y sin Rossi, que en mayo volvió a la fidanzata d'Italia, de quien era propiedad, para fichar finalmente por el Córdoba en calidad de cedido. Rukavina optó también por desertar de su puesto de lateral diestro albivioleta para poner sus ropas al sol del mediterráneo. Vacante su parcela, solo con Xavi Carmona como posible sustituto, los esfuerzos se centraron en cerrar el fichaje de un jugador con experiencia y galones para un territorio que el expreso serbio supo domar con magnificencia. Chica, de un recién descendido Betis, llegaría con el objetivo de reinar en una demarcación que Ruka dejó con alta nota.

Defensa completa

Marc Valiente, Rueda y Peña cerraban la cuota defensiva titular. Nombres que llevan ligados al equipo durante muchos años, fieles a la filosofía del Zorrilla, testigos de como los entrenadores entraban y salían, así como sus compañeros de campo. Pero faltaba la segunda unidad zaguera, esa que está de ida y de vuelta. Samuel Llorca sobrevolaba ya Vigo, con destino Valladolid, para ser nuevo integrante de la plantilla del ascenso, sabedor de que su rol en el equipo sería secundario. Dos días antes, otra despedida se producía en el seno del club. Una despedida tan sorprendente como lastimosa, la de Jaime. Tras tres temporadas enfundándose la camisola cárdena, el arquero manchego se fue al equipo más romántico que ha visto la elite desde hace décadas, un equipo hecho por y para los aficionados, sin muchas pretensiones. Jaime ponía rumbo a Eibar pensando que allí iba a ser el capo de la portería, pero Irureta asaltó los largueros para hacerse con la titularidad. De momento, el carismático cancerbero sigue esperando algún contratiempo de su compañero de guantes para, al menos, debutar con el conjunto armero. Dani Hernández, mientras, volvía del Asteras Trípolis a falta de cumplir un año de cesión. Sin pisar territorio español, la sombra de la suplencia ya se cernía sobre el hispano-venezolano y los nombres de metas de garantías empezaban a resonar entre la hinchada de tan noble ciudad.

Foto: Real Valladolid

Después de la de Samuel Llorca, las incorporaciones tardarían en darse y las salidas, por el contrario, aumentaban peligrosamente. Fue la esperada de Heinz la que menos revuelo causó por ser la de un jugador que sin pena ni gloria ha pasado por el Real Valladolid. Uno de esos fichajes irreverentes, sello Marcos. Suizo-dominicano, ex del Zurich y del Inter de Bakú. Llegó prometiendo dar guerra, pero tan solo pudo darla en un partido; el segundo de la temporada pasada, contra el Villarreal, cuando a Juan Ignacio, en uno de sus alardes de entrenador aventurero y ocioso, le dio por jugar con siete defensas. Ese mismo día, un caluroso 14 de julio, salía por la puerta de atrás Valdet Rama. Año y medio a orillas del Pisuerga, le bastaron al albano-kosovar para dirimir que Valladolid no era su ciudad. Ese hombre arcano, producto de los tejemanejes de Marcos al mando de la dirección deportiva, terminó prestando sus endiablados regates al Friburgo, siendo él el único jugador que zarpó y triunfó en su nuevo hogar.

Un adiós inesperado

El capítulo de bajas se cerraba con quizá la más dolorosa noticia para la afición por lo que supuso en la temporada y las buenas sensaciones que con él se tuvieron. Diego Mariño, sin previo aviso, volaba hasta el Levante de Mendilibar para sustituir a Keylor Navas. El Real Valladolid se quedaba sin porteros y la búsqueda de uno titular se convertía en la tarea principal en el corcho de Braulio. El pontevedrés acertaría de lleno con su fichaje, uno de los últimos en incorporarse a un navío en reconstrucción. Mientras, el Real Valladolid comenzaba su stage de pretemporada en Mondariz, como años atrás. Rubi, a diferencia de Djukic (con Juan Ignacio se concentraron en San Pedro del Pinatar), dispuso durísimos entrenamientos desde el primer momento. Las carreras por las cuidadas praderas del balneario eran una constante diaria donde el trabajo puramente físico siempre tuvo más peso que el trabajo con balón.

Chus Herrero, Timor, Óscar Díaz, llegaban hombres experimentados en Segunda

Aún quedaban seis hombres por completar el plantel. Chus Herrero llegaba para completar la zaga con su experiencia en Segunda División, procedente del Girona, amén al buen sabor que dejó Rubi en el Montilivi. Los dos siguientes, Óscar Díaz y Timor, también se vestirían con la zamarra violeta gracias a su exentrenador. El madrileño, ex del Lugo, venía de hacer una campaña inmaculada en el Anxo Carro y Timor, aunque no fue cuajó una buena campaña como blanquivermell, las pasadas en Pamplona sirvieron como muestra para argumentar su fichaje por un equipo que aspira a altas gestas como lo es el Pucela.

Y comenzaron las probaturas

Llegaba entonces la primera prueba del verano. El Pontevedra, humilde equipo de Tercera División iba a ser la primera piedra de toque en pretemporada. Roger hacía el primero, estrenándose como goleador blanquivioleta. El dominio fue total, como reflejó el marcador, con un amplio 0-3 elaborado en la segunda mitad, con otros dos tantos de Bergdich. Más que el resultado, el partido fue una mera primera toma de contacto de los nuevos sobre el césped de Pasarón. Un día después tocaba la reválida contra el Cultural de Ponteareas. La victoria estaba asegurada por no tratarse de algo mayor que un entrenamiento, pero lo cierto es que costó. 45 minutos estuvieron los gallegos por delante. Anuar, Omar Ramos y Óscar Díaz consiguieron remontar un encuentro sencillo que pudo complicarse, aunque en posesión, los de Rubi siempre llevaron la manija.

La marcha de Valdet Rama obligó a fichar un extremo zurdo dado que el fluctuante Omar no era plato de buen gusto para ser rey de una banda que, desde su incorporación, siempre anduvo algo coja. El elegido no fue otro que Johan Mojica, otro colombiano en la historia del Real Valladolid, muy afín a los jugadores cafeteros en los últimos tiempos (Osorio y Alcatraz). Mojica fue cedido por el Rayo Vallecano, previo paso por el Deportivo Cali de Leonel Álvarez, un viejo conocido del Real Valladolid y posible nexo de unión junto con Harold Lozano entre el jugador y el Club de Carlos Suárez después de decepcionar enormemente en el humilde barrio de Vallecas.

Foto: Real Valladolid

El tercer partido y primero relevante, tenía lugar en La Veigona de Luarca, frente a un Club hermano como el Real Oviedo. Los de Sergio Egea se hicieron con la victoria amén a un penalti en el minuto 86, convertido por Diego Cervero. Los pucelanos hicieron una gran primera parte, con una inspirada dupla Jorge Hernández-Óscar Díaz. El delantero ex del Lugo a punto estuvo de marcar en los estertores de los primeros 45 minutos, pero su disparo se estrelló contra la madera protegida por Esteban. Abandonado ya Mondariz, se erigia en el camino de los guerreros pucelanos un triangular con sabor muy castellano. La solidaridad primó sobre el afán goleador. Un año después del fallecimiento de Agustín Villar, Guijuelo, Real Valladolid y Zamora se reunían para jugar en su memoria. Ante los chacineros, Roger sacó su espada y dio la victoria a la guarnición capitalina por 0-2, mientras contra el Zamora, con un plantel cansado, los hombres de Joan Francesc Ferrer no pudieron pasar del empate en una 'liguilla' en la que todos ganaron.

Últimos ajustes

El Trofeo de la Galleta enfrentaba a dos equipos en divisiones cambiadas. El Eibar, en Primera y el Valladolid, en Segunda, daban nombre a un encuentro no muy vistoso, que terminó con un somero gol de Dani Nieto en el minuto 68 sin respuesta pucelana. Los vallisoletanos fueron mejores en la primera mitad y los mimbres de un equipo de elite en la plata eran ya visibles. Extremos muy activos, un pivote muy equilibrado, con experiencia y técnica, y una delantera insaciable que en Roger tuvo un puntal insustituible.

El conjunto pucelano llegó al arranque liguero con unas sensaciones excelentes

El último duelo fuera de su feudo se consumó en los campos de San Miguel, en Íscar. Los pupilos del técnico barcelonés se enfrentaban a un Burgos con argumentos nimios ante un pucela espectacular en la faceta ofensiva. Los goles de Óscar Díaz, Roger y Omar se sumaban a dos muy importantes, el de Óscar, que volvía a mostrar su mejor cara después de un año de claro-oscuros y de una pretemporada empañada por las molestias; y dos de Bergdich, la flor del desierto que se abre al fútbol paulatinamente, galopando por la banda y mostrándose más comprometido con un proyecto que desde el verano miró hacia arriba. La contienda finalizó con un contundente 6-1, con la mira de los jugadores puesta en el Rayo Vallecano, partido Trofeo Ciudad de Valladolid, segundo contra un Primera y primero en el José Zorrilla.

Contra los de Paco Jémez la pretemporada tocaba a su fin. El partido, lejos de ser trepidante, tuvo más momentos de bostezos que de aplausos. Pronto el Valladolid se puso por detrás, pero el ímpetu de Jeffren por banda derecha se impuso a la fuerza de los jugadores franjirrojos que en ese día 16 vistieron de amarillo. Un gran primer gol del hispano-venezolano abrió la veda para conseguir el gol de la victoria. Roger hacía las delicias de los espectadores congregados en un reducto del estadio con una presión inaudita en el Zorrilla, más propia de un striker inglés. El trabajo dio sus frutos y el ex del Zaragoza logró convertir un penalti después de que el cancerbero, nervioso, cometiera falta al intentar robarle el cuero. El partido clausuraba la preparación de los blanquivioletas, una preparación que acababa en positivo y ponía sólidas bases para encaminar una temporada de reconstrucción dedicada a retornar a la máxima categoría del fútbol español.

Foto: Real Valladolid

Broche de oro a la plantilla

El dilema del portero llegó a su fin un mes después del fichaje de Mojica. Un mes de agosto que dio paso a noticias y más noticias sobre el affaire entre Javi Varas y las porterías del José Zorrilla. Unos decían que se le veía por la ciudad y otros que se decantaría por una oferta del Córdoba. Las habladurías cesaron a finales de un mes que ya seco de por sí en la llanura pucelana, también fue estéril en lo que a fichajes se refiere. La incógnita se resolvía: Javi Varas era el nuevo portero del Real Valladolid. Dani Hernández se echaba las manos a la cara viendo como solo con el nombre de su nuevo compañero, sus posibilidades de entrar en el esquema inicial del míster serían nulas.

Faltaba uno por coger el bus. Un tipo polivalente, una bala sin obstáculos en su camino, de perfecta técnica y calidad más que contrastada. Cantera del Sevilla. Goleador con el Tenerife. Héroe en el Mallorca. Alejandro Alfaro se convertía en el último fichaje del Real Valladolid. Rubi se hizo con un magnífico fondo de armario y un 'once' titular que dificilmente pueden igualar otros equipos. El Real Valladolid hizo su particular agosto con las incorporaciones de Varas y Alfaro, dos andaluces en adustas tierras castellanas. El capítulo veraniego se cerró y dio paso a la cruda realidad. La de la consecución de un ascenso madurado desde el verano.

Inicio del nuevo curso con nota

A finales del mes de agosto, la pelota echó a rodar. Rubi se enfrentaba a su primera prueba de fuego, contra un Mallorca en plena hecatombe, con un futuro incierto, de momento, guiado por un comandante muy conocido, Valeri Karpin. El Real Valladolid empezó el encuentro atolondrado pero pronto, la visión de Leao en su estreno oficial propició una gran mejora del equipo. Pau Cendrós en propia a meta y Óscar más tarde ponían en ventaja a los blanquivioletas, muy superiores en esos momentos. Ya al final, el conjunto balear despertó de un largo letargo. El propio Pau Cendrós puso el gol de honor amén a un fallo de Dani Hernández. Pese a ello, los locales se llevaron unos reconfortantes tres puntos que les auparon hasta lo más alto de la tablilla.

Foto: Real Valladolid

La siguiente contienda sería en campo hostil, el Anxo Carro, allá donde pocos ganan. Y asó ocurrió. Rubi se estrelló contra un muro correoso. Los de Quique Setién supieron anular a los puñales pucelanos y tomar la iniciativa con fuertes acometidas, dirigidas por Álvaro Peña y por Iago Díaz. Ninguno de los dos vio puerta, sino que fue Carlos Pita quien, en los esterotres de un encuentro abúlico, dejaba anonadado al meta hispano-venezolano del Real Valladolid con un gol lejano, de bandera. La victoria se quedaban en la ría y los castellanos volvían a su ciudad con el saco vacío, sabedores de que un tropiezo tempranero no es buena señal. La llegada de Alfaro y Javi Varas en el once inicial daría aire a un equipo que no acababa de convencer.

El Real Valladolid comenzaba el mes de septiembre con la necesidad de recuperar las sensaciones perdidas en la derrota ante el CD Lugo. En plena Ferias y Fiestras de la ciudad pucelana, el Racing de Santander visitaba el Nuevo José Zorrilla. Los hombres de Rubi lograron vencer al conjunto cántabro, y a pesar de que el resultado final fuese de 3-1, no todo el mundo salió convencido del encuentro disputado por los suyos. El juego del Pucela no fue de lo más deseado; además, tras la expulsión de Javi Varas, el día de su debut, el equipo sufrió más de lo esperado. A mediados de septiembre, antes de visitar Santo Domingo, el Valladolid disputó el encuentro copero frente al Sporting. Los blanquivioletas lograron clasificarse tras golear por 1-3, en un partido donde Rubi apostó por alinear a jugadores que hasta el momento no habían disfrutado de muchos minutos, con algunos jugadores del filial como Jorge Hernández y Carmona.

En la cuarta jornada, el Real Valladolid regresó a Santo Domingo, campo recordado para la afición pucelana ya que en él se empezó a fraguar el ascenso de la mano de Djukic. Una vez más, el conjunto pucelano salió victorioso gracias al tanto de Roger en la primera mitad. Dani Hernández, titular por la expulsión de Varas ante el Racing, fue determinante para los suyos ya que salvó al equipo en numerosas ocasiones. El inicio de temporada no había podido empezar mejor. Pese al tropezón frente al Lugo, el Pucela había sido capaz de ganar con solvencia sus respectivos partidos y había logrado aclimatarse con rapidez en la categoría. Los pupilos de Rubi logarían su cuarta victoria consecutiva (sumando las 2 de Liga y la de Copa) tras vencer al CD Tenerife por 2-0. Rueda hizo el 1-0 al inicio del encuentro; mientras que ya en la segunda mitad y cuando más estaba atacando el equipo canario, Timor también de falta directa hizo el segundo.

El primer golpe, la lesión de Roger

El 28 de septiembre, frente al Sporting de Gijón, la suerte empezó a alejarse del cuadro pucelano, ya no solo porque conseguir solo un punto de El Molinón, a pesar de empezar adelantándose; sino porque en este encuentro fue cuando Roger se lesionó de larga duración y el equipo se quedó un tanto cojo en la parcela ofensiva. A nivel general, el mes de septiembre para el Real Valladolid puede calificarle como muy dulce ya que no conoció la derrota en ninguno de los 5 encuentros que disputó, con un total de 4 victorias y 1 empate.

Foto: Real Valladolid.

La lesión de Roger encendió las alarmas, no tardó en notarse la falta de una referencia en la delantera

El mes de octubre para el conjunto blanquivioleta empezaba con uno de los encuentros más apetecibles de la Liga Adelante. El Real Betis Balompié visitaba el Nuevo José Zorrilla, en el típico partido de Segunda a las 12:00 horas con las cámaras de Canal+ en directo. Pese a ser el primer rival potente que visitaba el feudo pucelano, el Real Valladolid no se dejó llevar por las circunstancias y fue bastante superior a su rival. El partido acabó con el marcador inicial, 0-0, notándose ya la ausencia de Roger en la delantera. Una semana después, el conjunto pucelano se hizo con la victoria en Los Pajaritos, merced a un tanto de Bergdich. En este partido, Rubi volvió a tirar de pizarra y situó a Chus Herrero en el lateral derecho para tener más superioridad en las jugadas a balón parado que el Numancia, conocedor de que la estrategia era uno de los puntos fuertes de los de Anquela. Tras el encuentro liguero, de nuevo a mediados de mes, el conjunto violeta volvería a disputar una nueva fase de la Copa del Rey. Como ya sucediera ante el Sporting, el técnico catalán mezcló a gente del primer equipo con los chicos del filial. El Pucela se impuso por 2-0 gracias a los tantos de Guille Andrés y Samuel Llorca; ambos goles muy similares a la salida de un córner.

Tras el encuentro copero, la Ponferradina iba a ser el siguiente protagonista en el calendario violeta. El Real Valladolid tampoco pasó del empate ante el conjunto leonés, pese a ser mucho superior a su rival, pero de nuevo la fortuna de cara a gol no estuvo del lado pucelano. El mes de octubre se cerró con la visita al Carlos Belmonte y la correspondiente victoria del Pucela ante el Albacete (3-4).

Del liderato, a la sequía

El cuadro dirigido por Rubi arrancaba el mes de noviembre de la mejor manera posible. Los pucelanos se enfrentaban en el Nuevo José Zorrilla al Girona FC, un viejo conocido para el técnico catalán, un rival que venía encaramado en lo más alto de la clasificación de la Liga Adelante y que quería sumar tres nuevos puntos en su lucha por el ascenso. Sin embargo, Mojica y Jeffren se iban a encargar de hacer que la victoria se quedara en casa, debido a que el Pucela se impuso por dos tantos a uno y le arrebató a los albirrojos el primer puesto en la tabla. De hecho, el club presidido por Carlos Suárez volvía a ser líder en solitario 89 meses después, en concreto desde junio de 2007.

Acto seguido, Bergdich y Jeffren pudieron eludir el ‘virus FIFA’, mientras que Dani Hernández fue citado por el combinado venezolano y se perdería el duelo contra el CE Sabadell. La siguiente parada en el calendario blanquivioleta era el CD Mirandés, un equipo que aguardaba la visita de los castellanos en un escenario siempre complicado como es el campo de Anduva. El partido fue muy difícil para los visitantes en todos los aspectos del juego, ya que se vieron arrinconados por un oponente que no renunció en ningún instante a su estilo, pero Javi Varas hizo posible que el plantel vallisoletano sumara un valioso punto para seguir aspirando a retornar a Primera.

Foto: Real Valladolid

El Real Valladolid afrontaba el duelo en la Nova Creu Alta con una mentalidad muy positiva, sobre todo porque en el vestuario reinaba un gran optimismo por las buenas sensaciones obtenidas durante las últimas semanas. Valiente y Rubio se reincorporaron al grupo, al mismo tiempo que la mala noticia la puso Alfaro, quien tuvo que ser sometido a una artroscopia en su tobillo izquierdo. Tras una contienda realmente disputada y pareja, los pupilos de Rubi sumaron contra el Sabadell su segundo empate sin goles de modo consecutivo, lo que comenzaba a evidenciar una falta de acierto de cara a portería un tanto preocupante. Además, Rueda sufrió una rotura de fibras en el recto anterior de su pierna derecha, por lo que estaría un mes alejado de los terrenos de juego. Ante Las Palmas, llegó una nueva prueba de fuego, que pareció encaminarse cuando Óscar Díaz adelantó a los pucelanos justo antes del descanso, pero Momo y Vicente Gómez voltearon el choque en el segundo acto para darle el triunfo a los de Paco Herrera.

El peor momento de la temporada

El Pucela debería hacer todo lo posible para revertir la situación en la que se había adentrado en las jornadas más recientes, dado que eran ya tres los envites ligueros seguidos que llevaba sin conocer la victoria. El conjunto albivioleta llegaba al Estadio Municipal de Butarque para medirse al Leganés en un encuentro inédito, así que era una prueba de fuego para comprobar si los castellanos podían hacer borrón y cuenta nueva de cara a mantenerse en la zona privilegiada de la clasificación de Segunda. Por desgracia para los vallisoletanos, la vida seguía igual porque fueron incapaces de perforar el fondo de las mallas de la meta pepinera, junto con la cuestión de que se fueron con las manos vacías merced al gol de Borja Lázaro.

La Copa del Rey regresó a primeros de diciembre a orillas del Pisuerga para brindarle una nueva oportunidad a la escuadra pucelana. De todas formas, la ida de los dieciseisavos de final contra el Elche se saldó con empate a nada, por lo que ambos lo dejarían todo para la cita del Martínez Valero dentro de dos semanas. Tocaba encarar a continuación el compromiso contra el Recre en la capital de Castilla, un duelo que se antojaba fundamental para darle nuevamente a la parroquia blanquivioleta una buena razón para sonreír. Y así fue como lo hizo Mojica antes de que la primera parte se diera por concluida, una diana que serviría para que la victoria se quedara en el José Zorrilla.

Una vez que Rueda se reincorporó al grupo, además de que Chica superó las molestias que había arrastrado a lo largo de la semana, la única baja del Real Valladolid para la batalla de El Sadar sería la de Timor. Osasuna acumulaba cinco encuentros sin vencer ni marcar un solo tanto, pero los pucelanos eran muy conscientes de la complejidad que entrañaba el choque ante los rojillos. Nekounam adelantó a los de Urban, Óscar equilibró la contienda y Valiente, en una acción desafortunada, introdujo el esférico en su propia portería e hizo que los pamplonicas acabaran con dicha dinámica.

Adiós a la Copa y al año con goleada

Los castellanos arribaban a tierras alicantinas con la idea de pasar a octavos y enfrentarse al Barça en el torneo del K.O., pero un tanto de Adrián al inicio de la pugna (precedido de un fuera de juego) hizo que el objetivo pucelano se quedara en un simple sueño. Igualmente, la Junta de Accionistas aprobó un beneficio de 4,5 millones de euros la pasada campaña. Pero lo más relevante iba a ser la visita del filial culé a tierras vallisoletanas, un adversario que no atravesaba su mejor momento de la campaña y que iba a verse totalmente superado por un auténtico ciclón, un rodillo albivioleta que arrasó por un escandaloso 7-0 a los de Eusebio para cerrar el año 2014 por todo lo alto. Un final que da esperanzas paras el inicio del próximo, al terminar a cuatro puntos de los dos líderes. No es tan mala la situación, a pesar de las últimas derrotas. El blanco y el vooleta continuará en 2015.

Foto: Real Valladolid

Redacción: José María Gangoso Rosón | Jose J. Ortega | Alvar Salvador Abril | Pablo Merino García | Sergio Juárez Verdugo | Pedro Parra Gómez