Después de recorrer una primera parte de campeonato maravillosa, llega la hora de apostar fuerte y conseguir triunfos que ayuden al plantel blanquivioleta a seguir sumando y terminar la liga en lo más alto posible. 34 puntos en 22 fechas son números impropios de un equipo recién ascendido a la categoría de bronce del fútbol español. Sin miedo a nada, cada minuto puede ser irrepetible.

Errores a corregir

Tras una primera parte en la que el triunfo se quedaba en tierras vallisoletanas, las dudas y el nerviosismo se instalaron en los Anexos en los segundos 45 minutos un 14 de septiembre de 2104. Con el gol inicial de Javi Navas, la parroquia pucelana estaba tranquila con su equipo. El segundo gol era cuestión de tiempo, pero fue ese tiempo el que se agotaba para finalmente encarar el túnel de vestuarios con motivo del descanso.

Partido para no tropezar dos veces con la misma piedra

Es muy conocido el dicho de que "las segundas partes nunca fueron buenas" y un claro ejemplo fue lo sucedido para los intereses locales esa mañana prácticamente veraniega. En apenas 13 minutos 4 goles. Primero llegaba el empate gallego para volverse a adelantar el plantel albivioleta y volver a empatar el cuadro compostelano un minuto después. Con el 2-2 en el electrónico, todo podía pasar. Y efectivamente pasó. Tras una jugada embarullada en área local, "el compos" daba un rejonazo mortal. A partir de ahí, el partido moría intencionadamente por ambas escuadras ya que las ocasiones brillaron por su ausencia.

(Foto: Real Valladolid)

Con el deseo de no tropezar otra vez con la misma piedra, los pupilos del mister gallego esperan devolver la moneda con la que pagaron los ahora locales en Santiago de Compostela. 2 puntos arriba en la tabla. 34 por 32, que pueden ser 5 de diferencia si los puntos vuelan hacia pucela. En una zona tranquila en mitad de tabla, el que cometa menos errores, como en el partido de la primera vuelta, tiene muchas credenciales de victoria.

Aroma de antaño

En el mundo del fútbol hay cosas que no cambian y la historia es una de ellas. El nombre de San Lázaro es sinónimo de fútbol, es sinónimo de Galicia. Las carreras por esa pista de atletismo de un conocido para los vallisoletanos como Fernando Vázquez o el gol antológico de Ronaldo "el gordo" driblando a diestro y siniestro con ese traductor llamado Mourinho con gestos de incredulidad, son señas únicas de este estadio. Ese aroma a juego de los de antes se respira por los cuatro costados. Años célebres en la máxima competición a nivel nacional que han venido muy a menos en estas últimas fechas.

(Foto: Marca)

Como todo buen equipo que se precie, los gallegos quieren hacer de su casa un fortín, donde los puntos cuesten sangren, sudor y lágrimas sacarlos. Esta rúbrica la quieren mantener este próximo domingo y los 22 que salten al terreno de juego lo saben muy bien. Sin presión por necesidad de puntos, la apuesta por un partido vistoso y con goles parece segura. Los ataques primarán sobre las defensas, en definitiva, el espectáculo está más que asegurado.