En caída libre

El Real Valladolid llega al partido ante el Alavés con la moral por los suelos tras la dura derrota del pasado domingo ante el Real Zaragoza en el Estadio José Zorrilla por 1-3 y abandonando el terreno de juego al son del cántico de “Rubi vete ya”.

En caída libre
El equipo, abatido tras la derrota ante el Girona. (Fotografía: LFP).
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Por Alvar Salvador

El partido del pasado domingo en la capital del Pisuerga dejó muchas lecturas, todas ellas negativas, antes de afrontar el irrelevante choque ante el conjunto vitoriano, y es irrelevante porque la derrota de los de ‘Rubi’ unida a la victoria del Girona por un tanto a cero ante la UE Llagostera cerró definitivamente las puertas al Pucela del ascenso directo.

La afición se fue desencantada del santuario pucelano, al grito de “Rubi vete ya”, al propio técnico se le vio en la rueda de prensa postpartido sumamente tocado y con pocas ideas para revertir la situación y a los jugadores se les volvió a notar apáticos, indolentes, más pensando en lo que hacían los de Machín en Montilivi que en el duro partido ante los de Ranko Popovic que les tocaba afrontar.

Así las cosas la escuadra presidida por Carlos Suárez llega al final de campaña sin jugarse nada, una vez certificado que será imposible conseguir el ascenso directo y con la opción clara, al menos al 90% de que el equipo va a ser quinto y tendrá que jugar la primera ronda del playoff ante Las Palmas con el factor campo en contra.

La plantilla no creía en el ascenso directo

Hace siete jornadas y tras las derrota en casa ante el Albacete por 0-1 y el empate en las islas ante la Unión Deportiva Las Palmas, y gracias, a todos los integrantes de la plantilla se les notaba distantes la hora de defender que el ascenso directo era posible.

Las palabras de Álvaro Rubio tras el empate ante Osasuna en casa muestran que el equipo no creía en el ascenso directo

Restaban siete jornadas y los vallisoletanos se cansaban a la hora de repetir que si eran capaces de lograr el pleno, el siete de siete, el 21 de 21, no tenían dudas, sin fijarse en rivales como el Girona, ahora mismo a años luz del Pucela por juego, sensaciones y puntos, de que el ascenso directo estaría en la palma de la mano. Palabras que no eran en realidad pensadas por los futbolistas, como dejó ver claramente Álvaro Rubio en el empate de hace una semana ante Osasuna y en Zorrilla, partido tras el cual el capitán afirmó que el equipo llevaba ya unas jornadas pensando, en el ni en pintura querido por la afición, playoff. Intentar una cosa sin creer en ella se antoja sumamente complicado como finalmente se ha podido comprobar.

Foto: Real Valladolid

Rubi y sus ataques de entrenador

Ahora ya sí que nadie entiende las decisiones que el de Vilasar de Mar está tomando en los últimos partidos. Los experimentos como el de recolocar en el choque ante Osasuna a Mojica en el lateral, cuando él mismo había sido el descubridor del cafetero jugando como extremo. El dejar fuera de la convocatoria a un Alfaro, cuando era probale que hubiera bajas en la promoción de ascenso, sabiendo que el onubense necesita rodaje.

Las decisiones de Rubi no están gustando a una afición que ve en él, el causante de la situación del equipo

Lo cierto es que tampoco es comprensible, que Omar y Jeffren, los llamados a sacar las castañas del fuego en ese fatídico playoff, no estén jugando ya los 90 minutos de los choques de cara a ganar en lo físico y fundamentalmente en lo anímico, hecho que se ha aliviado con la no convocatoria de Hernán por el combinado paraguayo. La afición en vista del desbarajuste existente que se pudo apreciar el pasado fin de semana, cargó, con razón, con un técnico al que se le ve superado por las circunstancias y lo peor, que parece no encontrar la tecla que haga cambiar la dinámica de un conjunto en horas bajas que puede llegar en un coma severo y profundo a la fase de ascenso

Panorama negativo antes del playoff

Al equipo se le ve débil físicamente hablando, falto de un estilo y de un esquema, bueno, esto último a lo largo de toda la temporada, sin ideas y lo peor con una solución más que difícil, y sin apenas tiempo para solventarlo, ya que en algo más de 15 días el equipo estará sumido en el tiovivo del playoff.

Con un Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ desorientado, un Braulio Vázquez, el director deportivo, afirmando haber sondeado el mercado hace unos cuantos partidos en busca de cambiar la dinámica con un cambio en el banquillo y con unos jugadores más preocupados en el estado de la grada que en disputar al 100% los partidos, el panorama es desalentador y este periodo temporal existente antes de llegar a los partidos claves ante Las Palmas puede ir a peor y debilitar aún más la moral de los jugadores.

Foto: Real Valladolid.

Cuando confeccionas un equipo a la perfección en verano para afrontar el difícil reto del ascenso directo y lo retocas con jugadores de más calidad en enero como el caso de Hernán Pérez, Tílio de Melo o Jonathan Pereira y está en la situación en la que está, es lógico que las incógnitas aparezcan en las cabeza de los integrantes del conjunto pucelano. El porqué de que esta plantilla, seguramente la mejor de Segunda División junto a la del Real Betis, no esté más arriba en la clasificación, luchando esa segunda plaza a Girona y Sporting de Gijón a falta de dos partidos para el final, es también un incógnita.

Lo cierto es que el equipo está tocado y se podría decir que en caída libre, a pesar de no haberse consumado un cúmulo de resultados negativos seguidos, pero las sensaciones y el ambiente de crispación que se palpa desde la afición hasta los propios jugadores es grande y mucho tienen que cambiar las cosas para que el equipo vuelva a estar, el año que viene, en el primer escalón del fútbol español.