Un Pucela a cuentagotas

El Real Valladolid impone su pegada ante el Alavés en un choque gris que sirve para coger un poco de ánimo ante la liguilla de ascenso, a la que encara desde la quinta posición y ante Las Palmas.

Un Pucela a cuentagotas
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Por Juan Navarro García

La consigna de aprovechar estos dos partidos para recuperar sensaciones físicas y anímicas casi se va al garete con la primera ocasión del Alavés, que con apenas unos segundos de partido estuvo cerca de hundir las expectativas pucelanas. Solo Varas impidió la peor apertura posible para los castellanos.

Con solo dos hombres de los habituales titulares, el Pucela trató de hacerse con el dominio del choque, aunque los pocos minutos que acumulaban sus jugadores juntos, pues rara vez han coincidido, impedía la coordinación necesaria para crear peligro en los dominios de Manu Hernández. Rubi sabía que se arriesgaba a ello en estas dos jornadas, a la falta de ritmo de los habituales suplentes.

Los de Alberto López, más rodados y ante su público, apenas tardaron en inquietar la puerta rival, si bien Javi Varas y la novedosa zaga supieron repeler estas intentonas. Una extraña cesión casi adelanta al Alavés, que se topó con la cabeza de un jugador visitante sobre la línea de gol.

En una muestra más de la tónica de esta campaña, el Valladolid trataba de hacerse con el control del juego y de llevar la batuta, aunque sin habilidad para enganchar con los hombres de arriba. Los titulares cambiaron, pero no así esa sensación de endebilidad castellana, muchas veces en manos de un oponente mucho menos potentes que ellos. El cuadro de Rubi brilla más por arreones e individualidades que por trabajo y acciones en equipo, un mal endémico en la presente campaña de los de Zorrilla.

Sin brillo ni ocasiones

La voluntad de Óscar Díaz y Omar propició que De Melo estuviese cerca de adelantar a los suyos, pero su intento de vaselina lo detuvo bien Manu. Es clave que el brasileño, corpulento y poderoso por alto, esté listo para los playoff: es un recurso vital para los encuentros trabados, algo habitual en la liguilla de ascenso.

Buen trabajo el de los blanquiazules en esta campaña, un equipo sólido y con buenas ideas con la pelota, aunque algo carente de ese factor diferencial que es la calidad en este deporte. A su vez, la presencia como laterales de Mojica y Jeffren aportó peligro en ambas áreas, ya que los vitorianos incidían en los espacios que ambos dejaban cuando se sumaban al ataque.

El descanso llegó tras una clara ocasión pucelana, pero se mantuvo un cero a cero, un momentáneo reparto de puntos, pese a que el Alavés había creado mucho más peligro a Javi Varas que los visitantes a Manu. Como en la primera mitad, de nuevo los locales pudieron adelantarse, con un buen Juli percutiendo por banda, aunque sin precisión a la hora de la verdad. La éplica fue para Túlio, a pase de Omar, pero su testarazo se fue al limbo.

Dentro del casting de minutos que fue el partido en Mendizorroza, era Omar el más incisivo, sabedor de que Rubi necesita velocidad por banda. Las Palmas va a exigir mucho a los castellanos, que no han sido capaces de ganarles en los dos partidos disputados, y lo cierto que la manera de hacerlo no es imitando el encuentro en Vitoria, sin chispa ni ganas. La clave de estas dos semanas es competir, demostrar a propios y a estraños que sí se puede. La intensidad mostrada por los de Rubi no denotó hechuras de Primera, preocupante de cara al playoff.

Rafa García, como todo el Alavés, se aprovechó de las dudas visitantes para volver a intentar deleitar a su afición con un gol, aunque de nuevo Varas aguó las ganas vitorianas. Jeffren, poco acertado en la tarde dominical, dejó su lugar a Chica: el Pucela volvía a tener un lateral puro en el carril diestro. Hizo lo propio Díaz con Alfaro, que tras ocho meses lesionado tenía ante sí media hora para recuperar sensaciones. El onubense, si está en forma, será una pieza clave en la eliminatoria contra los insulares.

Roger y Alfaro marcan la diferencia

Fue entrar estos dos hombres y decantarse la balanza, ya que el valenciano transformó una pena máxima resultante de una acción sobre Alfaro. Seis dianas suma el 9, a quien Pucela ha añorado en sus seis meses de baja. A perro flaco todo son pulgas, que dicen en Castilla. Una vez más, los destellos o detalles puntuales valieron para que el Valladolid se impusiera, tal vez de forma inmerecida.

Los alaveses no bajaron la cara al partido, demostrando que no han salvado la categoría cómodamente por casualidad. Alberto, exportero vallisoletano, sabe sacar rendimiento a sus pupilos, que despliegan buenas maneras. Sus últimos arreones no bastaron para ver puerta, no como los castellanos, que en un gran contrataque de Omar y Roger posibilitó que este sirviera la diana a Pereira, dando así pro concluido el encuentro.

Regular imagen pucelana en Mendizorroza, mostrando su calidad a arreones y sin exhibir la solidez que sería deseable antes de medirse con Las Palmas. La última jornada, contra el Llagostera, servir´para testar a los pucelanos antes del momento crucial de la temporada.