La memoria futbolística es efímera. No hay explicación posible. Es así. Todo cambia de un día a otro, en cuestión de horas. Solo así se entiende la situación de un Real Valladolid que viaja este año en una montaña rusa constante. A ratos abajo (anímicamente hablando y la mayor parte de las veces esta temporada) y a ratos arriba, fundamentalmente esta semana tras la brillante victoria en tierras mañas.

Del sinsabor de la jornada anterior con el empate, y gracias, ante el Club Deportivo Leganés, nadie parece acordarse tras el triunfo ante los de Popovic. Casi seis meses después (desde el pasado 31 de mayo en Mendizorra) el Pucela volvió a pescar lejos de la capital del Pisuerga y mostró, por primera vez en la temporada una solidez defensiva interesante y necesaria en esta igualada Segunda División.

Borrar lo malo

No ha pasado ni un mes desde que Gaizka Garitano fue cesado como técnico del Real Valladolid (el pasado 21 de octubre) y ya nadie parece acordarse del vasco. Los que lo hacen es para lamentarse de que el equipo perdiera nueve jornadas de liga sumando únicamente nueve puntos y ocupando puestos de descenso a Segunda División B muchos años después. Actuaciones sonrojantes como la de Palamós, con ese 3-1 ante un equipo limitado y justito, que bailó en la fase final del choque al Real Valladolid. El 3-0 de "El Toralín" o incluso el 1-1 en Huesca no hacían presagiar un buen año para el conjunto pucelano hasta que se produjo el cambio de míster.

Miguel Ángel Portugal parece haber cambiado el ánimo de un equipo que estaba a la deriva

Tras la llegada de Miguel Ángel Portugal, algo parece haber cambiado. El ánimo de unos jugadores cabizbajos hace 30 días parece haberse visto modificado además de la seriedad como equipo sobre el terreno de juego. No hay más que echar un vistazo al vídeo del encuentro del pasado domingo en La Romareda. Líneas juntitas, equipo arropado y seguro atrás, cosa que hacía mucho que no ocurría, victoria y tres puntos que al fin y al cabo es lo importante y para lo que se juegan los partidos.

El Pucela acumulaba seis jornadas consecutivas encajando gol. Desde la sexta, con ese 0-0 ante el Nàstic de Tarragona en un choque en el que volaron dos puntos importantísimos del José Zorrilla. El de Quintanilla de las Viñas parece haber borrado lo negativo de la cabeza de sus jugadores y parece, en la faceta que cumple como psicólogo (no hay más que abrir su twitter), haber despejado la mente de una plantilla agobiada por verse en la parte baja de la tabla clasificatoria.

Cuatro jornadas sin perder

Podía salir un Real Valladolid muy interesante de la mezcla entre los 20 primeros minutos del choque ante el Mirandés de hace cuatro jornadas, sobre todo en ataque, y del partido del domingo pasado en La Romareda, si nos quedáramos con los aspectos tácticos y defensivos de un equipo que, en esta ocasión sí, estuvo seguro atrás.

Portugal suma ocho puntos en cuatro jornadas. Garitano consiguió nueve en nueve

Cuatro son las jornadas que Miguel Ángel Portugal lleva al mando de la nave blanquivioleta y cuatro son las jornadas que la escuadra que preside Carlos Suárez suma sin conocer la derrota. Dos empates, ante Almería, en el que el equipo tuvo la victoria en la palma de la mano con el penal marrado por Mojica, y Leganés y dos victorias ante Mirandés y Real Zaragoza.

Es pronto aún para valorar la labor del técnico burgalés pero no lo es para afirmar que este Pucela es otro en cuanto a seriedad, fidelidad y fortaleza, sobre todo defensiva, del que era con el ex técnico eibarrés. Los equipos se construyen desde atrás dicen los entendidos en esto del balompié y parece que es lo que busca el ex de Racing de Santander o Atlético Paranaense entre otros. De momento, pasito a pasito va acercándose a ello.

Un estado de ánimo

Todo era negro el sábado pasado tras el mal empate, y gracias, ante el Club Deportivo Leganés. El gol de Álex Szymanwski en el tramo final del choque silenciaba Zorrilla. Los aficionados pucelanos tuvieron que ver como el cuadro de Asier Garitano era netamente superior al Real Valladolid en ese segundo tiempo y a punto estaba de llevarse los tres puntos el cuadro madrileño. Parecía que la victoria ante el Mirandés y el empate en Almería de poco importaba, todo se volvía a poner negro y el futuro era una incógnita.

Sin embargo, la victoria del Pucela en una ciudad de extremos, de blanco o negro, como es Valladolid ha vuelto a devolver el ánimo a una afición que de nuevo sueña con el ascenso. En cuestión de siete días todo ha vuelto a cambiar, sobre todo el estado de ánimo de la ciudad.

Y es que el fútbol es eso, un estado de ánimo, un carrusel de sensaciones que cambian, como se ha dicho al principio de este escrito de un día para otro. Y además, esa afirmación en una ciudad como la capital castellano y leonesa se puede aplicar elevada a la enésima potencia. Habrá que esperar para comprobar si con este cambio de ánimo los de Portugal ascienden puestos en la tabla y pueden luchar por el objetivo marcado al inicio de la temporada.