In extremis

Una nueva jornada más y el FC Cartagena sigue sin conocer lo que es la victoria en lo que llevamos de temporada. El cuadro albinegro suma un nuevo empate a su casillero y se coloca con cuatro puntos en la clasificación, en puestos de descenso a Tercera.

Mejoría local

Acostumbrados al mal juego del equipo, hoy se han visto cosas que invitan al optimismo. El Cartagena intentó elaborar en todo momento un juego asociativo por medio de Luque y Sergio Jiménez que hizo que el equipo fuera el claro dominador del partido. Se buscaban las triangulaciones, las jugadas de toque, aperturas a bandas buscando los desmarques de Migue o Carlos Martínez y no abusaba tanto del balón largo como en partidos anteriores.

El encuentro comenzaba con ritmo, el Cartagena amenazando la portería de Jesús sobre todo en jugadas a balón parado, dónde Pallarés, en un centro embarullado, envió el balón al larguero. Como consecuencia del buen juego del equipo albinegro llegó otra muy buena ocasión a balón parado, de falta directa botada por Luque que salió rozando el palo. Pero como suele pasar en el fútbol, la UD Melilla que no había llegado en toda la primera mitad a la meta de Limones, en el minuto 44 de partido se adelantaba en el marcador por medio de Guille, enmudeciendo al estadio.

La UD Melilla, un equipo bien ordenado

El equipo dirigido por Fernando Currás vino al Cartagonova a hacer su papel. El cuadro visitante estuvo muy ordenado atrás y le cedió el protagonismo del balón al Cartagena mientras ellos esperaban su oportunidad a través de las contras. Tuvieron suerte de cara a portería y se fueron al descanso con ventaja en el marcador.

La segunda mitad fue un calco de la primera. El Cartagena buscaba empatar el partido e intentar arreglar el desaguisado generado por el gol de Guille. Corría ya el minuto 61 cuando a través de una serie de combinaciones por el centro de la zaga melillense, Carlos Martínez puso el empate en el electrónico. El Cartagonova se vino arriba y animó a su equipo a que fuera a por la victoria. El encuentro se empezó a trabar de faltas, ya que el Melilla veía que el Cartagena se le echaba encima y en cualquier momento le remontaban el partido.

Cuando parecía que finalmente todo acabaría en empate a uno, en un córner botado desde la izquierda por el equipo melillense, Nacho Neira cometía un absurdo penalti en el minuto 84 tras despejar el balón con la mano. El encargado de efectuar la pena máxima fue David Sánchez que engañó a la perfección a Limones y volvía a adelantar a su equipo. La grada, crispada porque veía que su equipo iba a perder, comenzó a abandonar el estadio. Sólo los verdaderos aficcionados vieron el gol de Gato, un auténtico golazo que se coló por la escuadra de Jesús en el tiempo añadido.

Así las cosas, el Cartagena sigue herido de muerte, pero el juego elaborado hoy invita a la prudencia y al optimismo pues existe un lavado de cara importante respecto al juego. El equipo deberá seguir buscando sus engranajes perfectos para que esas victorias tan deseadas, acaben llegando.

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