Dos jornadas consecutivas perdiendo y una sensación de querer correr en los últimos minutos es lo que se está llevando la afición del Lugo últimamente que ve como, tras conseguir la permanencia, su equipo no ha conseguido continuar como debe para intentar alcanzar los primeros puestos de la clasificación y está desechando una gran oportunidad.

El equipo que dirige Durán parece no aprender de otros años y continúa lo que a simple vista es ya una tradición al final de temporada. Tal vez sea el cansancio o el conformismo, pero ya van cuatro temporadas consecutivas en Segunda División donde el Lugo se desinfla al final.

Buenos inicios y malos finales

Desde que Quique Setién consiguió devolver la ilusión a la ciudad gallega con el ascenso en la temporada 2011/2012, el Lugo ha conseguido permanecer en la categoría de plata con un fútbol vistoso y guerrero durante la mayor parte del tiempo.

Sus buenos inicios ligueros le permitían soñar a la afición con alcanzar la gloria, pero lo que pasaba posteriormente era una catástrofe. Son ya cuatro temporadas en las que el Lugo termina de una forma desastrosa la liga, perdiendo o empatando la mayor parte de los partidos, y aunque en esta ocasión no es así, haciendo peligrar la permanencia en algunos momentos.

Tras amarrar la victoria frente al Mallorca en el Anxo Carro de una forma magistral con un gol de Seoane en el último minuto, la afición coreaba a su equipo y soñaba con luchar por los puestos de arriba, pero la realidad les ha vuelto a golpear con las dos derrotas consecutivas frente al Alcorcón y la Ponferradina.

Parece que las últimas jornadas no están hechas para el equipo gallego, que finalmente siempre se deja unos puntos muy valiosos que le pondrían valer unos puestos más altos en la clasificación.

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